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lunes, 9 de marzo de 2015

Los boxtrolls (2014). Monstruitos, personajes esperpenticos y animación tradicional



Echo de menos el stop motion. Junto a los dibujos animados, fue una de las grandes formas de animación artesanal, quizá mucho más trabajosa pero con unos resultados más sorprendentes. Dependiendo de la pericia, esta podía resultar más estática y amateur, o darle una completa apariencia de vida a los muñecos que se movían en pantalla. Pero siempre quedaba cierto punto de inmovilidad en las marionetas, que junto a lo limitado de los escenarios, hacía que esta siempre tuviera un aspecto mucho más artesano e imperfecto, que la hacía fascinante. La animación por ordenador es más fluída y perfectamente podría sustituírla, cosa que ha acabado haciendo en producciones más grandes donde el tiempo y el acabado apremian. Pero esto no hizo que el stop motion desapareciera, quedándose para unas cuantas películas que, aunque el PC sirva de ayuda,  prefieren mantener un carácter más pequeño o tradicional, y donde aún se conserva ese aspecto algo más mecánico que muchos asociamos con los primeros efectos especiales. Por eso no parece tan extraño encontrarla en películas como El apóstol, mucho más personal, pero sí en otras destinadas al público infantil donde en principio, podrían ahorrarse trabajo y ofrecer un acabado más impresionante…o quizá no.

 

Los Boxtrolls son unas criaturas que viven en Cheesebridge, una ciudad que vive aterrorizada por ellos tras el secuestro hace algunos años del bebé Trubshaw. Desde entonces, tras el toque de queda, Archibald Snatcher y sus secuaces recorren las calles capturando a todos los boxtrolls que deambulan por ellas mientras sus habitantes duermen. Exceptuando una fiesta anual donde se conmemora el triste destino del pequeño desaprecido, las otras grandes preocupaciones de la ciudad son las apariencias, el dinero, y el queso, un bien muy apreciado por sus gobernantes. Algo a lo que Snatcher podrá acceder una vez que el último boxtroll haya sido eliminado de Cheesebridge. Pero cuando Winnifred, la hija del alcalde ve a un niño acompañando a los boxtrolls, empieza a sospechar que estos tal vez no son las sanguinarias criaturas por las que tenía un interés un tanto truculento. Aunque su padre siga sin interesarle más que el queso y las próximas fiestas en memoria del bebé Trubshaw, ella tiene otras preguntas: ¿Quién es ese niño al que los boxtrolls llaman Eggs? ¿Qué esconde Snatcher en su fábrica? Y sobre todo…¿Por qué el mayor objetivo en la vida de un alérgico a la lactosa es acudir a una degustación de quesos?




Los créditos de la película indican que esta está basada en un libro llamado Here Be Monsters. Que, además de venderse solo con semejante título, poco tiene que ver con la película que lo adapta. Al igual que Lluvia de albóndigas, o incluso Guardianes de la noche, tiene en cuenta solo algunos elementos a partir de los cuales desarrolla un guión muy distinto. En este caso, serían los propios boxtrolls, su protagonista disfrazado como ellos, y especialmente, la estética un poco siniestra de sus dibujos, llenos de detalles absurdos, maquinarias un tanto steampunk y una ciudad imaginaria, de influencia victoriana, cuyos habitantes recuerdan un poco a algunos sketchs de los Monty Python. De hecho, es Eric Idle el que escribe una de las canciones de la banda sonora.

 


Al igual que muchas películas infantiles, esta cuenta con un trasfondo positivo que se va haciendo más evidente a medida que avanza la  historia: parte de esta gira en torno a el miedo a los que son diferentes, aceptarse a uno mismo, enfrentarse a los problemas en lugar de huir de ellos o el valor de escuchar a los demás. Cosas que en papel pueden parecer muy didácticas y pesadas pero que en el guión, al mezclarlas con unas película de estética tan extraña y llena de secuencias y situaciones la mar de desconcertantes, funciona mucho mejor. Además, no se queda solo en una moraleja limitada, sino que se atreven a incluir secundarios con capacidad para redimirse, o más bien, para pensar de una forma que uno no esperaría en una película infantil: si no es lo bastante extraño el ver toda la ciudad de Cheesebridge y sus personajes, además los secuaces del villano se pasan la mitad de la película planteándose dilemas sobre el bien, el mal, e incluso una escena postcréditos donde discuten sobre teología.

 


No son estos los únicos detalles que se saltan todo el tema de los gags por edades: la película está llena de referencias a lo macabro y lo truculento, e incluso el vodevil, donde no se cortan de incluir escenas donde una niña de aspecto repollesco se indigna porque esperaba ver “ríos de sangre y montañas de huesos de bebé” o donde el suceso supuestamente dramático del principio se convierte en un número musical. De hecho, todos los personajes mantienen estas características tanto en diseño como en carácter, y pese a lo cuidado de estos y los escenarios, la estética se caracteriza por lo exagerado y lo esperpéntico. Puede que los boxtrolls parecen unos bichos desagradables, pero su fondo es entrañable y noble, y con mucha más profundidad que la que podrían tener los minions de Despicable Me, con su aspecto más limpito y mono (aunque también me gustan un montón y se trata de un tipo de cine distinto). Pero el mejor, en este caso, es el personaje del villano, donde no se cortan un pelo a la hora de incluirle todo tipo de características extrañas. No solo en su aspecto, repulsivo como podía esperar, sino su carácter: este cuenta con todas las características negativas que un antagonista puede tener, junto a otras que no menciono por no estropear la sorpresa pero que me han hecho preguntarme cómo fueron capaces de colar semejante idea en una película para niños.

 


Practicamente no hay nada malo que decir de su aspecto visual y de unos personajes que le encantarían a Edward Gorey…pero el guión tiene momentos muy poco pulidos. Si el personaje de Snatcher es de los más divertidos, toda la trama relativa a sus planes queda un poco por los pelos, como si lo que hace fuera necesario para que el guión pudiera tener un desenlace con enfrentamiento final como el de cualquier otra película de aventuras, y no algo adecuado para la propia historia. De todas formas, son detalles menores en una producción que se disfruta mucho más por su aspecto visual y por los elementos acertados del guión, teniendo más peso lo primero que los fallos que puedan ser evidentes.


 


Boxtrolls es una película rara. No es de extrañar, teniendo en cuenta que viene de la misma productora que Coraline y Paranorman, por lo que no va a tratarse de una comedia ligera como otras de animación. Tampoco está pensada para que la disfruten solo los adultos, sino que es, simplemente, una película rara para niños raros. De esos que disfrutan mucho  más con Agallas el perro cobarde que con Monster High.

3 comentarios:

satrian dijo...

Me gustó la animación y el diseño de personajes, pero el guión no me convenció mucho, me quedo con Coraline o Paranorman mejor

Liliana Fuchs dijo...

Yo opino como Satrian, visualmente me fascinó, y tiene algunos momentos inspirados, pero el guión pronto se me hizo algo cuesta arriba, no me convenció mucho la historia ni su desarrollo. Pero no me quejo mucho, esa ciudad, esos personajes, y sobre todo ese recuperar la técnica de stop motion... con eso me tienen ganada. Lo malo es que el protagonista me caía mal xD.

Renaissance dijo...

Satrian: comparado con las otras, es una película menor, aunque visualmente muy bonita. Yo me he pillado el libro que también trae ilustraciones.

Liliana Fuchs: efectivamente, cuenta con personajes muy estrafalarios, el trabajo para desarrollar la ciudad y a sus habitantes es fabuloso..pero le falta un punto para ser redonda del todo. La verdad es que el protagonista mucho carácter no tenía...era más divertido su amigo Fish.

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