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lunes, 30 de marzo de 2015

El Ministerio del Tiempo. Los viajes temporales del sector público




Desde la semana pasada, hay un determinado grupo de fans que respira aliviado: Televisión Española ha decidido renovar El Ministerio del Tiempo, una serie de ciencia ficción de la que se temía su cancelación a partir del segundo capítulo. Una medida un poco exagerada teniendo en cuenta el poco tiempo que llevaba en antena (junto al esfuerzo que supuso esta producción). Además, tampoco tenía mucho sentido centrarse en los índices de audiencia tradicionales cuando claramente esta funcionaba mucho mejor en los nuevos sistemas de televisión..Y, bueno, quizá muchos aún tememos que la televisión española en general seguía escapando del género fantástico como de la peste.



El caso es que al Ministerio le han dado el visto bueno, junto con todo el apoyo que mostraron sus seguidores, por lo que de momento continúan las aventuras de Amelia Folch, Julián Martinez y Alonso de Entrerríos en un organismo público dedicado a mantener el orden dentro de la historia española. Porque los empleados de este tiene como cometido que esta continúe tal y como se la conoce hoy en día. Debido a que el edificio sirve como entrada o salida a distintas épocas en la que sus empleados deben actuar. Estos pueden ser contratados en cualquier época imaginable, al igual que le ha pasado a los protagonistas: Amelia es una de las primeras universitarias a finales del Siglo XIX, Alonso es un soldado de los Tercios de Flandes y Julián es un enfermero en la actualidad. Desde que entren a formar parte del Ministerio deberán trasladarse a la Guerra de la Independencia, el Siglo de Oro e incluso a principios de los ochenta corrigiendo las alteraciones que tienen lugar en ellas. Algunas de ellas, provocados por quienes también conocen la existencia del Ministerio.



Las primeras noticias de la serie empezaron con el sambenito de ser “un Doctor Who a la española”. Lo cierto es que el primer trailer, entre la música y el logotipo, resultaba un poco engañoso y hacía pensar en la etapa más reciente y el éxito de la producción británica. De hecho los propios guionistas bromearon diciendo que no era tal, porque este último viajaba al espacio y salían extraterrestres, cosa que aquí no había. Pero lo cierto es que este fue suficiente como para llamarme la atención y ver el primer capítulo, aunque sin confiar mucho en él y un poco pensando “a ver qué han hecho los de tve ahora”. La sorpresa fue mayúscula, pero no como había esperado, y no me arrepiento de haber empezado ese primer capítulo por pura curiosidad. Ese primer piloto sirvió para presentar de una forma ágil a los protagonistas, secundarios, el funcionamiento del ministerio y establecer el particular sentido del humor de la serie. Estos cuentan con una personalidad muy específica, propia de cada época, y que si en algunos momentos produce situaciones cómicas, en ningún momento los convierten en personajes ridículos o en bufonada. Estos también se caracterizan por ir avanzando con cada capítulo y adaptándose tanto a las distintas épocas como a la que los tres comparten en el ministerio.

 


Precisamente este es un elemento que sirve tanto de punto de partida como para establecer algunos gags recurrentes. El diseño de este, con escaleras y puertas inacabables, y con la historia sobre sus orígenes, es mucho más cercano a la fantasía que a una ciencia ficción más tecnológica. Pero como organismo público, sus empleados tienen que sufrir recortes salariales, de material, y de Moscosos, de lo que se han quejado centuriones romanos, encargados de reclutamiento en la Armada Invencible o el mismo Velásquez, uno de los secundarios más divertidos. Este humor cotidiano también se ha convertido en un elemento recurrente, y uno de los mejores explotados…aunque precisamente se agradezca que este venga enfocado de esta manera más cercana, y que obvien un poco los tópicos habituales sobre vagancias y descansos interminables. Pese a que también había algún guiño, bastante efectivo, a la costumbre de juntar puentes y días de asuntos propios a la primera de cambio.

 


Estos escenarios hacen también muy patente el nivel de la producción y el interés invertido en la realización de la serie: los efectos especiales, o más bien, la recreación de los escenarios históricos, vestuarios y especialmente, un reparto muy competente y capaz de hacer que exista química entre personajes tan distintos. O lo que es todavía más complicado: que uno de ellos pueda ir adaptando un lenguaje propio del siglo XVII al actual, sin que esto resulte forzado y que en todo momento el espectador pueda creérselo.

 


Pese a que es un error el compararla continuamente con Doctor Who, sí hay un detalle que la hace más cercana a esta: el interés didáctico que, sin ser una serie con parrafadas  educativas, está muy presente en todos los episodios, donde se dedica tiempo a describir los acontecimientos y, por el éxito que está teniendo entre algunos profesores de historia, en convertir fechas y hechos de los libros en una buena historia de aventuras. Pero también hay otras, lo que tampoco es tan extraño: muchas novelas o series de ciencia ficción cuentan con guiños o influencias. En este caso, Tim Powers es una de las más llamativas, pero otros elementos, como el funcionamiento del Ministerio, y especialmente, algunos gags y diálogos son muy cercanos a cómo plantea el humor, e incluso un departamento de viajes en el tiempo, Jasper Fforde en los libros de Thursday Next.

 


El Ministerio del Tiempo es una serie que no me esperaba. Y que hace solo unos pocos años, tampoco hubiera imaginado. Pero después de cuatro capítulos ha demostrado que se ha ganado el apoyo de sus seguidores e incluso el contar con sus propios memes.

2 comentarios:

Liliana Fuchs dijo...

Pues digo lo mismo, no esperaba para nada algo así y me consquistó muy pronto. Las referencias a la historia del arte y el personaje de Velázquez ya me terminaron de conquistar del todo :).

Renaissance dijo...

Sí, pocas veces pensé que una figura histórica pudiera resultar tan cómica. Aunque el repaso que le dan a Lope de Vega también es buenísimo :)

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