Series de tv, libros, cine...y una constante presencia gatuna

viernes, 25 de enero de 2013

American Horror Story Asylum. Igual que una botica: tiene de todo


No quedan muchas cosas de las que no se pueda disfrazar a un gato

Esta semana terminó la segunda entrega de American Horror Story, la serie de Ryan Murphy que se ha propuesto contar una historia de terror distinta, e independiente de la anterior, en cada temporada. Lo único que comparten entre sí es la temática de terror y estar ambientadas en América, aunque para qué negarlo, más que terror se basa en general mal rollo a base de las secuencias de los créditos iniciales y el que lo que se ve en muchos episodios es bastante perturbador. Bueno, y en la aparición de un grupo de actores fijos que en cada relato desempeñan papeles distintos, en los que, aunque Zachary Quinto sea una cara bastante conocida, Jessica Lange brilla con luz propia y es ella a quien conceden los papeles más memorables.


Esta serie explota mis dos grandes temores: los hospitales y las monjas ¡¡El horror!!

La primera temporada tuvo una traba bastante reconocible, la del relato de fantasmas, al que si se le retiran los elementos psicológicos y las secuencias escabrosas, podría pasar perfectamente por uno de los cuentos de M. R. James. En Asylum el guionista decide ir más lejos y visitar uno de los lugares típicos del género de terror, como serían los hospitales psiquiátricos y los asesinos en serie. Pero también decidió que no iba a quedarse ahí, y que esta segunda temporada tendría de todo: desde escenarios siniestros hasta científicos locos, pasando por posesiones y alienígenas.


Asylum empieza con la llegada de una periodista bastante trepa al psiquiátrico de Briarcriff, un manicomio dirigido por una monja un tanto retrógrada, en el que encerrarán a un asesino conocido como Bloody Face. Lana Winters, la periodista, no quiere perder la ocasión de poder hacer un reportaje sobre el asesino, y sus investigaciones la llevarán a acabar encerrada en el centro junto al presunto asesino, que jura ser inocente. Este asegura no haber matado a su mujer, sino que se la han llevado lo que parecen visitantes de otro planeta. Y si esto no fuera poco, la hermana Jude, la directora del centro, está enfrentada con el médico de este, a quien considera un carnicero y que utiliza a los internos como sujetos de sus experimentos. Lo que resulta ser cierto.

A lo largo de 13 episodios se irá viendo lo que sucedió en el sanatorio de Briarcriff hasta su cierre, y como los asesinatos de Bloody Face parecen continuar en el presente con la muerte de una pareja, bastante insufrible ella, que decide visitar las ruinas del manicomio. Y, durante los diez primeros, la historia irá haciéndose cada vez más grande y más increible: en Briarcriff, todo eso del asesino en serie debe ser lo menos malo que está pasando, porque los alienígenas de los que hablan en un principio parecen ser ciertos, y están empeñados en abducir a las mujeres de Kit Walker, el presunto Bloody Face. El Doctor Arden, el médico, lleva a cabo extraños experimentos que suelen acabar con sus pacientes convertidos en monstruos, o al menos, en criaturas un poco asilvestrados. Y encima, hay un exorcismo, que termina con la posesión demoniáca de una de las monjas. Y de vez en cuando, la propia Parca, encarnada en una mujer a la que solo los moribundos pueden ver, se acerca por ahí a llevarse a quienes les llega la hora.


A la izquierda, el hermano soso de Ralph Fiennes. A la derecha, el entrañable granjero de Babe, el cerdito valiente, reconvertido a médico sin escrúpulos

En Asylum no ha debido quedar un solo palo sin tocar: seguramente Ryan Murphy decidió que aparecerían muchos de los tópicos y escenarios del cine de terror de hace varias décadas, y poco le ha faltado por incluir porque ha salido de todo. Pero la serie no funciona solamente para la acumulación de tópicos sino para darle una visión bastante siniestra a la realidad: si en la primera temporada tiraba más al drama familiar y a las situaciones psicológicas, aquí no se corta mencionando lo peor de los años sesenta, que va desde la segregación racial hasta la homofobia. Y sobretodo, las praxis de una psiquiatría en pañales y que todavía consideraba que el electroshock y la lobotomía eran prácticas aceptables.


Los primeros siete u ocho episodios mantienen mucho el interés, aunque solo sea por esperar cómo se resolverán los misterios que van incluyendo (especialmente, el tema de los alienígenas y los experimentos médicos). Pero por desgracia, es a partir de este momento cuando toda la trama empieza a perderse: dice el refrán que, quien mucho abarca, poco aprieta, y es imposible que en trece episodios puedan resolver todo lo que han incluido. De modo que no queda otra que empezar a matar personajes para terminar con las tramas que corresponden, librándose de toda la historia de los experimentos, de la posesión y hasta de los alienígenas gracias a estas defunciones, y en el último caso, olvidarse de explicar cualquier motivo que pudiera tener el tema de los alienígenas y las abducciones. Y es una de esas situaciones en las que, más que final abierto, da la sensación de que los guionistas no sabían cómo salir del lío en el que se habían metido.


Lo único que parece ser importante para esta Historia de Horror Americana es todo el tema del asesino en serie, tanto el original como el del presente, la periodista que lo investiga, y finalmente, el destino de algunos personajes. Además, aunque en la primera temporada el enfoque más psicológico y sórdido fuera novedoso y, pese a lo escabroso en algunos casos, fuera aceptable, en este llega a ser excesivo y se nota en muchos casos que quieren recurrir al shock value para captar la atención del espectador, por lo que no se cortan en mostrar que cualquier tiempo pasado fue bastante malo, a base de lobotomías varias, secuencias desagradables relacionadas con la ideología de la época, y sobre todo, monjas tiránicas.

Aún con un final decepcionante y unas tramas que se iban descolgando por el camino, su primera mitad fue divertida y al menos, un final adecuado, aunque solo sea por el hecho de bajar un poco el nivel oscuro y agresivo de la serie y darle a un par de personajes, el final más o menos feliz que se habían ganado. Ahora se ha anunciado la tercera temporada, de la que Ryan Murphy jura y perjura que esta será mucho más divertida, pero no soy capaz de imaginarme qué se planteará para esa próxima.

5 comentarios:

Ana. dijo...

Odio que me dejen los finales abiertos!!! Hay historias que esto no importa que sucedan. Nadie le va a pedir a Dostoyevski un final feliz y cerradísimo, en él es lo menos importante. Pero en este tipo de historias siento que me toman el pelo. Que como dices, lían y lían hasta que no saben cómo salir.

A mí la primera parte me gustaba. Como soy miedosilla, pues con algunas secuencias me quedaba algo impactada. Con esta segunda parte creo que no me voy a atrever. Aunque me da pena, sobre todo por Jessica Lange que me parece insustituible en la serie. Es una magnífica actriz y tiene unos ojos que dicen tantísimo sin mover una ceja. Si Sylvester Stallone tuviera unos ojos similares no importaría lo más mínimo su parálisis facial, aunque fuera en toda la cara. Me encanta esta mujer!!

Un besazo! Bueno, impagable el gatico con la toga de monja.

Kaoru dijo...

¿Cómo que hermano soso? A mi me gusta Joseph Fiennes. D: Pero esta serie nunca me ha llamado, sobre todo porque cuando veo cosas de miedo luego sigo viendo fantasmas durante una buena temporada.

Renaissance dijo...

La Minomalice: esta vez, más que final abierto, fue pasar ampliamente de explicar cualquier cosa. Y así quedó esa sensación un poco extraña de que si se han mezclado alienígenas con posesiones y con experimentos, ha sido porque les dio por ahí.

El papel de Lange fue mucho mejor esta temporada, por mal bicho que fuera, acaba despertando simpatía y hasta se agradece el final feliz que le conceden. Y sí, ver a un gatico disfrazado de monja ayuda mucho a que dejen de resultar inquietantes.

Kaoru Himura-Takarai: a mí el chico no me acaba de convencer, ni siquiera porque lo eclipse su hermano (eso sí, haciendo de cura hipócrita/repunante daba bien el pego). American Horror Story no es especialmente terrorífica, explota elementos del género para presentar situaciones psicológicamente duras. Aunque a mí el terror me ha tirado desde que tengo uso de razón..

Liliana Fuchs dijo...

Sí, Joseph Fiennes es un soso! Y un actor pésimo! Aún tengo un trauma con su personaje de Flashforward! xD

Yo me lo he pasado en grande con la temporada, aunque es verdad que decae hacia el final y el último episodio es un poco bajón.
Realmente, no sé por dónde nos van a salir en la próxima temporada...

Saludos!

Renaissance dijo...

Reconozco que también me divertí con el batiburrillo de cosas que incluyeron en la temporada, hasta que me di cuenta que los guionistas no tenían ni idea de cómo salír del paso si no era matando personajes y a sus tramas con ellos.
Eso sí, miedo me daría si se les ocurre visitar el tema zombie...

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