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sábado, 20 de noviembre de 2010

Scott Pilgrim vs. The world



Skitty Pilgrim vs. The World

Esta es una película sobre como un chico, bastante pringado él, intenta conquistar a la chica de sus sueños. La idea no sería muy distinta de cualquier comedia romántica si no fuera porque el protagonista tiene que vencer a los siete malvados exnovios antes de poder salir con ella. Añadiéndole a este punto de partida unas batallas bastante espectaculares (por lo absurdo del contexto en la mayoría de los casos), y la cosa cambia bastante.

La historia de Scott Pilgrim comienza como un comic de Bryan Lee O´Malley, canadiense de toda la vida, caracterizado por un dibujo bastante peculiar y el uso habitual de referencias a los videojuegos de los noventa, el manga y la música, que están muy presentes en la vida del protagonista (hasta el extremo de convertirse la forma en la que ve el mundo). Aunque siempre hay problemas a la hora de trasladar un comic a la pantalla, en este caso era mucho más difícil, porque el autor se apoyaba mucho en elementos muy propios de esta narrativa, como los recuadros explicativos, las onomatopeyas, y bastante expresividad. Entre lo extraño del argumento, y su particularidad, hacía muy poco probable que Scott Pilgrim acabara siendo una
película.



Juraría que uno de los ex malvados es el protagonista de Bored to Death

Sin embargo, hace diez años, un guionista inglés ya había hecho algo semejante para la televisión, salvando las distancias: Edgar Wright, Simon Pegg y Nick Frost se habían dado a conocer con Spaced, una historia sobre los problemas de unos veinteañeros que también estaba plagada de guiños hacia los comics, Star Wars, los videojuegos, e incluso el cine clásico. Salvando las distancias, especialemente por cuestiones de presupuesto, tanto Spaced como Scott Pilgrim tenían ese punto en común, por lo que si había alguien que pudiera convertirlo en película, era Edgar Wright.



Hasta tiene pixeles y todo

Dicho y hecho: Habemus Scott Pilgrim vs the World, gracias a este inglés, y el resultado fue todo lo parecido que podía resultar al cómic, con dos problemas añadidos: lo difícil que era pasar algo así a pantalla, y que cuando se hizo el guión todavía faltaban dos tomos para terminar la obra. Cosa que Wright soluciona con bastante éxito y un desenlace que no desentona con el tono del original.

El resultado final fue todo lo bueno que podía dar una película de dos horas: están ahí las onomatopeyas gigantes, los combates contra los exnovios, todas las referencias posibles a los juegos de 16 y 8 bits y un tipo de realización muy propia de Edgar Wright. Pero, una cosa es lo que le pueda gustar al friki este, y a todos los frikis que leen comics, y otra lo que funcione en pantalla: la película se llevó un batacazo de los que hacen época, sin llegar a ser un desastre financiero, recaudó muy poco en comparación con lo que costó, y con la expectación que había despertado. De nuevo, hay determinadas cosas que funcionan muy bien en círculos reducidos, pero no a un nivel superior.

Para una friki que lee tebeos y ve películas raras (ejem) la película es muy divertida y es una adapción muy fiel, pero tampoco llegó a ser redonda: aún sin terminar, cuatro tomos de doscientas páginas son cuatro tomos. Y en todas esas páginas, además de la lucha contra los exnovios y el romance de Scott Pilgrim, también se van desarrollando los personajes de sus amigos, además de aparecer flashbacks de su pasado e incluso exnovias del propio Scott, por lo que en ese sentido, el guión se quedó un poco cojo: no importa que en el comic vaya narrándose cómo Scott madura y decide hacer algo con su vida, si la película se queda con unos combates contra unos tipos a cada cual más raro. Y, aunque consiguieran incluir las dichosas siete batallas, el ritmo resulta un poco lento entre estas y no se consigue coger mucha simpatía a los dos personajes principales. Cosa que, cuando se trata de una historia sobre carácteres, es mala señal.



Dios mío, en qué estarían persando...

Finalmente, el gran problema de esta versión, a título personal, fue Michael Cera, culpable directo de mi falta de simpatía hacia el protagonista: soy profundamente alérgica a ese tipo, y me repatea verlo en pantalla con su voz de pito y poniendo cara de atontado en todos sus papeles. Pero claro, era productor. Y eso tiene que notarse.

2 comentarios:

satrian dijo...

A mí el guión me daba un poco igual, lo que más me atraía es su puesta en escena y los guiños a comics, recreativas y demás, yo me reí mucho, y pobrecito Michael Cera, a mí me gustó menos ella, el objeto del deseo de Scott, Ramona.

Atticus dijo...

Yo dije que no pensaba verla, pero ya me estoy viendo cambiando de opinión...

Es que ese gato del principio llama mucho...

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