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jueves, 2 de marzo de 2023

La pasajera (2021). El color que cayó sobre el Blablacar

 


Cuando se piensa en un medio de transporte como escenario para una película de terror, o de ciencia ficción, uno de los referentes, acaba siendo, sorprendentemente, el w3estern. La diligencia, con su disparidad de personajes y el equilibrio entre el estudio de estos y la tensión de un viaje por un entorno hostil, supone un punto de partida extrapolable a situaciones tan lejanas en el tiempo como una n nave espacial…o un servicio de vehículos compartidos. Junto a los alquileres por estancias o las reuniones por zoom, los viajes a pachas suponen posibilidades nuevas, pero con suficiente credibilidad como para plantear una historia en la que personajes uy distintos acaben compartiendo desventuras juntos. Una situación que Raúl Cerezo y Fernando González emplean para hacer su propia versión de un encuentro con un alienígena hostil. En la estepa castellana. Y en el peor momento posible para evitar la ruta con peaje.




La pasajera no comienza con una, sino con tres: las tres mujeres que comparten un viaje en  Charlacar (esa app de transporte que seguramente exista en el miso universo de las tiendas de muebles Orsk) con el que podría ser el peor conductor posible. Blasco, el propietario de la vieja furgoneta Ebro en la que se trasladan, es un tipo aficionado a los toros, al pasodoble, de los que no cree en el machismo ni en el feminismo…un señoro de manual para desgracia de Mariela, la enfermera mexicana que sufre el viaje junto a Lidia y su hija Marta, cuya mala relación es más que evidente y hará que esta, pese a ser una adolescente deslenguada trame una amistad un tanto irónica con Blasco para disgusto de su madre. El viaje, bastante incómodo para todos, es interrumpido cuando atropellan accidentalmente a una mujer que deambula por la carretera. Mientras intentan llevarla al hospital más cercano, descubren que algo anda algo mal con la mujer herida: horriblemente desfigurada, esta ataca a una de las pasajeras, transmitiendo algo similar a un parásito que la transforma en un ser monstruoso, y obligando al retro a huir en el medio de la anoche de una criatura que no parece ser de este mundo.


La película es una aproximación al género de los alienígenas hostiles con los que se las tendrán que ver los protagonistas: no es tanto una invasión sino que todo comienza con un misterioso objeto que cae del cielo, como sería en Night of the Creeps, conociéndose muy poco de lo que sucede más alá de esa carretera vacía por la que conducen, y centrándose específicamente en este grupo. En concreto, de sus intentos por escapar y encontrar ayuda. Lejos de buscar referencias en el cine anglosajon (aunque su punto de serie B de los ochenta lo tiene), opta por abrazar los elementos de la cultura popular patria, con mucho humor, y convertir   en antihéroe a ese  conductor que podría definirse como la pesadilla de cualquier usuario de Blablacar: Blasco es descortés, machista y un tanto grimoso en sus primeros y breves tonteos con el personaje de Marta, pero se acaba convirtiendo en héroe a su pesar, preocupándose por p poner a  salvo a la única superviviente del viaje. Y además, le gustan los gatos. Una versión quizá muy pasada de vueltas y más reconocible que los protagonistas imaginados por John Carpenter, y Ramiro  Blas caracteriza perfectamente a este  personaje, incluso luchando con un acento que podría tomarse como de cualquier lugar de la meseta.



Junto a Blas, hay caras conocidas en el reparto, pero no demasiado famosas. A paula Gallego  se la recuerda todavía de Cuentamente, aunque se  papel es muy distinto al de la serie interminable  y se defiende bien como final girl. Un grupo de actores competentes que   se mueven por una película muy consciente de sus limitaciones, especialmente las técnicas:  en más de una toma se nota la superposición de lo as actores delante del chroma, los maquillajes son normales (teniendo que recurrir a la infografía en muchos casos) y  a planos cortos con efectos tradicionales…que  se resumen en un tentáculo de goma g cubierto de babas moviéndose por ahí. Pero es precisamente esta consciencia de lo que hay  lo que la hace funcionar: no pretenden e excederse ni con el aspecto más estereotipado de los personajes, al menos hasta el final, donde   desembocan en un enfrentamiento final  con una tauromaquia  que parece un poco fuera del lugar. En cambio, el guiño a  uno de los diálogos previos sobre la anterior profesión de su protagonista, resulta mucho más ingenioso.



Pese a esta tendencia a aprovechar alguno de los tópicos, la presentación de los personajes es efectiva:  no tanto  por los diálogos sino porque todos ellos, a partir de sus primeras apariciones, se consideran marcados por algo que los hace sentir aislados. Bien por su actitud y convicciones reaccionarias, por la enfermedad terminal de una, la culpabilidad de sentir que abandona un hijo  o las cicatrices que marcan el rostro del personaje más joven, todos  parecen creer que algo está mal con ellos, aunque sea precisamente  una situación anómalo que lo que haga que saquen lo mejor de ellos mismos.

La pasajera es una película  que, sin ofrecer nada nuevo, y llegando a tirar un poco la toalla hacia el desenlace,  con  un cierre en el que parece que ya no saben que hacer con los protagonistas supervivientes, consigue funcionar gracias a conocer su s limitaciones, moverse bien con estas y aprovechar a unos personajes que consiguen  tener sus correspondientes momentos de gloria y a hacerse mucho más memorables  que esa naves espacial que provoca el peor viaje en blablacar que se ha visto en el cine.

2 comentarios:

Anacrusa dijo...

La Ebro es casi tan mítica como una C15 o una Seat Terra xD.

Lo del western lo tiene bien aprendido Carpenter, que aunque nunca haya dirigido una como tal casi todas sus pelis tienen cosas del género. La más cercana creo que sigue siendo Vampiros, aunque Fantasmas de Marte también se acerca mucho al western.

La peli, como la de 13 exorcismos que te leí por aquí hace un tiempo, no la conocía. Pero se va a la lista de pendientes. La verdad que es para celebrar que se rueden este tipo de películas, que con las estrecheces de los presupuestos españoles, apuestan por el género. Hace no tanto tiempo todo era la comedia del año y dramitas.

Que Charlacar forma parte de ese universo donde exinten las tiendas Orsk ni cotiza xD.

Renaissance dijo...

Esta película la descubrí al subirla a plataforma, y aunque tiene más limitación de medios que un 13 exorcismos, me gustó bastante por ese punto a lo Carpenter Patrio que se gasta.

Tampoco me quejo en cuanto a las películas que se estrenan recientemente, todavía recuerdo cuando en los programas de cine de los noventa toda la cartelera producida en España eran comedias o dramas de época. No es solo en cuanto a fantástico sino que de los últimos años he visto thrillers bastante buenos. Tengo pendiente todavía As bestas, y de momento, estoy convencida que los paisanos de Santoalla le ganaban en cuanto a mal rollo y capacidad de sospecha a los de Deliverance XD.

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