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jueves, 19 de mayo de 2022

La abuela (2021). A la vejez, viruelas


Tras Rec, su particular A Haunting in Vallecas con Verónica, e incluso el thriller de venganza con Quien a hierro mata, Paco Plaza se ha convertido en uno de esos nombres a los que  prestar atención en cuanto se estrena una película suya, especialmente cuando vuelve al terror. Y más cuando  los avances muestran un perturbador cartel donde una  figura cadavérica sugiere una forma de horror que puede aproximarse tanto a lo sobrenatural como a lo más cercano. Y que, por su ambientación en Madrid, así como sus escenarios limitados a los interiores de una vivienda, podría recordar a las situaciones recreadas en Verónica. Los parecidos terminan  ahí, aunque su guion también proporciona una visión de los miedos  más reales como los que se entrevía entonces en la casa de Vallecas. 


La abuela comienza con la muerte de una anciana, que parece presagiar la llamada que Susana, una joven modelo a punto de labrarse un futuro profesional en Paris, recibe poco después: su abuela ha sufrido un derramee cerebral al que ha sobrevivido, pero con graves secuelas: incapaz de hablar y moverse por si misma, Susana se ve obligada a cuidar día y noche de la mujer que, a su vez, cuidó de ella cuando era una niña. Incapaz de afrontar el hecho de ingresarla en una residencia como opción para sus cuidados, intenta buscar  otras soluciones durante días que van sucediéndose mientras el agotamiento físico y mental se acumula a la preocupación de cómo su carrera profesional puede acabar antes de empezar. Pero con el cansancio, o con el regreso al hogar de su niñez,  empiezan también  a aflorar  memorias que habían quedado ocultas por el paso del tiempo o quizá por algo más: ¿ Quien era la misteriosa mujer que acuidó hace años, al cumpleaños de ambas, cuando aún era una niña? ¿Por qué  no recuerda nada de esa noche? ¿Qué es lo que su abuela, privada del habla,  parece murmurar mientras agita las manos como en un ensalmo o un ritual?

 


 La película no  pretende  provocar ninguna duda sobre la trama: esta se intuye desde la primera secuencia, y e s el espectador el que puede ir un os pasos por  delante de su protagonista sabiendo lo que  sucede o lo que le pueda pasar a esta. El ritmo, en este caso, es muy pausado, adecuado a la sensación de esta de  haber tenido que detener su vida y a la sucesión de tareas  básicas, mientras los días van  transcurriendo hasta la llegada de esa fecha en la que  ambas comparten aniversario. 
El mayor acierto del guion es centrarse en el aspecto real de la historia: algo que puede  suceder a cualquier a y en cualquier momento,  donde  no se renuncia a mostrar ninguno de los pasos: momentos como tener que alimentar a una anciana, vestirla, limpiarla, la búsqueda de una cuidadora y la dificultad de encontrarla. Incluso la negación inicial de recurrir a una residencia, se van sucediendo a la vez que la protagonista se enfrenta, primero al sentimiento de culpabilidad  por querer continuar con su vida, después al miedo a lo que va recordando y que la persona que depende ahora de ella pudiera ocultarle un secreto que afecta a ambas.


Este último es el recurso que utilizan para  introducir la trama sobrenatural que acompaña a la historia,  pero que también resulta la más descuidada. Esta parece algo secundario, que solo se entrevé  por lo que la protagonista empieza a descubrir a través de su memoria y su diario,  pero que sirve para ofrecer algunas secuencias que no desentonarían en una producción de Argento. Y que, aunque  parezca un añadido, no resultan tan tediosas como  la primera aparición de la protagonista tras las pasarelas. ES probable que la intención fuera exponer al máximo la oposición entre la visión más cruda de la vejez y la más frívola de una cultura  basada en la juventud, pero que se queda en una introducción necesaria para superar la barrera ficticia de los noventa minutos.



La atmósfera y la dinámica entre ambas protagonistas debe mucho a Vera Valdez, antigua modelo y cuyo porte y físico se transforman en una  figura  cadavérica que deambula por un enorme apartamento y que transmite  una inquietante  sensación de amenaza y decrepitud (algo así como la versión  seria del gag de los Simpson " ¡Mirad los estragos de la vejez!"). Resulta imposible imaginar su personaje como la figura  cálida y cercana que sugiere el título, y salvo la menciona de la protagonista a haberla cuidado desde niña, se echa en falta haber desarrollado más la relación familiar de ambas en el pasado. 

Aunque la recepción a nivel de crítica de La abuela no fuera unánimemente positiva, y seguramente la sombra de Verónica tuviera demasiado pesso en las expectativas, esta resulta dentro de la irregularidad del enfoque sobrenatural y lo hilvanado de muchas situaciones, una película de terror que no duda en enfrentar al público a una realidad que todos preferimos ignorar. Aunque solo sea por unos años. 

2 comentarios:

Anacrusa dijo...

A mí es una peli que me ha gustado mucho. Quizá por gustos prefiero Verónica, pero esta también es muy entretenida. Y terrorífica, con el miedo a envejer y sus consecuencias como parte central del relato. También te digo, la aproximación a este tema en X de Ti West me pareció mucho más divertida. Paco Plaza lo afronta desde la seriedad y la solemnidad. Incluso aunque tenga cosas de Argento, le falta el puntito juguetón.

Muy de acuerdo con lo que escribes sobre Vera Valdez. vaya papelón hace. A mí también me cuesta imaginarla cuidando de la nieta en plan abuela. Esa señora sacrifica una cabra al maligno todos los domingos xD.

Renaissance dijo...

A mí también me gustó más Verónica en comparación, es verdad que el tratamiento del tema aquí es muy serio y la trama sobrenatural transcurre de forma paralela, pero también tomada muy en serio. La parte final casi desentona con el tono que han mantenido durante la mayor parte del metraje.

Lo mejor, Vera Valdez, que sin decir ni una sola palabra, se convierte en el personaje más inquietante de la película. Y para mí, en la encarnación del arquetipo de abuela mal bicho: yo me la imagino más haciendo algún comentario seco sobre lo que ha engordado su nieta o poniéndose histérica cada vez que alguien le mueva la porcelana, que llevando a una niña al parque XD.

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