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jueves, 21 de abril de 2022

La matanza de Texas (2020). Motosierras, modernos y gengtrificación

 


Hace 47 años una película de presupuesto ínfimo impactó al público como pocas. Sus golpes de violencia, su estética sucia y atmósfera agobiando envolvía a unos protagonistas que no eran otra cosa que las víctimas propiciatorias de una familia tan grotesca como improbable: un clan de matarifes que no dudaban en añadir la carne humana a su dieta y cuyos integrantes eran un reflejo del miedo al aislamiento en las comunidades desconocidas. En concreto, una figura gigantesca armada con una motosierra y el rostro cubierto con una máscara hecha de piel humana sería, junto a la de Michael Myers y el guante de Freddy  Krueger una de las figuras que  daría forma al terror contemporáneo. Además de contar con varias secuelas y remakes  a lo largo de los años, el revival de estos clásicos supondría  una nueva entrega. En concreto, una aproximación, entre el reboot y la secuela, que ya había demostrado su efectividad con Halloween.



Harlow es uno de esos  pueblos perdidos de Texas que parecen  tener los días contados. Aislado, y con el fantasma de los brutales asesinatos de varios adolescentes todavía flotando en el imaginario colectivo, el conjunto de edificios vacíos y embargados por el banco son la oportunidad perfecta para que un grupo de jóvenes lleven a cabo su sueño: un proyecto urbanístico moderno, abierto, y un espacio seguro para todos.  Pero algo tan anecdótico como un error del banco  y la impaciencia de los recién llegados por llevar la modernidad a la población de rednecks y conservadores resulta en la muerte  accidental de la última residente de Harlow y el comienzo de una masacre similar a la que tuvo lugar hace cuatro décadas y a la que Sally Hardesty, la última superviviente de esta, acudirá para vengarse del asesino de sus amigos.


Pese a plantearse como una secuela, en la que se toma como referencia los hechos de la película original, es también una adaptación de la idea a la actualidad: si en el 73 eran un grupo de hippies conduciendo una furgoneta destartalada, en 2022 son unos influencers al volante de un Tesla, y con una actitud mucho más invasiva que el viaje por carretera de sus predecesores: estos han conseguido adquirir un pueblo entero y que será reacondicionado según su forma de ver las cosas, que en todo momento se empeñan en  demostrar que son mucho mejores que las de los residentes. Más tolerantes, más abiertos de mente, más compasivos…aunque esto suponga enfrentarse con el primer vecino que se cruza, y sobre todo, desalojar a una anciana enferma de su casa. Parece que la intención es que ninguno de ellos generara la más remota simpatía (aunque tampoco de tiempo de conocerlos mucho), salvo la protagonista, superviviente de un tiroteo escolar que parece estar caracterizada para  indicar que si el resto es de lo más repelente, también hay algo de culpa para esos boomers que defienden el libre uso de las armas. Poco dura, porque esta actitud también está  desarrollada para que el enfoque sea el contrario a la original. Frente a unos personajes que  se limitaban a estar en el lugar y momento equivocado, estos suponen la irrupción en un entorno rural al que no respetan. El guion no brilla por su coherencia, por lo que la idea de estos de montar una ciudad a su gusto en medio de la nada  puede ser una muestra de este descuido, o un guiño muy bien traído  a ideas de bombero como lo fue el festival Fyre en las Bahamas (del que al igual que esta película, también está el documental en Netflix).



Si lo anterior podría tomarse como un guiño, el resto de situaciones caen en lo absurdo. Se habla de la superviviente de la primera matanza, pero no hay mención a la familia Sawyer y este nuevo Cara de Cuero no parece tener nada que ver con ellos, sino que es una criatura con una empatía muy básica hacia la persona que lo cuidaba. Tampoco tiene mucho sentido que en la pared de un orfanato se haya escondido una motosierra, y el resto de secuencias que están pensadas para emular a la original, porque a fin de cuentas, aquí el público ha venido a ver una masacre, y el  guionista está dispuesto a mostrarla de buen grado.


Su precedente, partiendo de una idea simple, funcionaba por lo novedoso y por el shock que supuso. Esta, además de las bromas a costa de la cultura hípster, opta por copiar con muy poca fortuna el modelo que le funcionó muy bien a la última Halloween:  hacer  la continuación directa de un clásico trayendo de vuelta a sus protagonistas desde una perspectiva más realista (¿qué han hecho en 40 años? ¿Cómo han superado el trauma?). Algo que aquí fala estrepitosamente. Además de copiar alguna de las situaciones, esta carece del interés que había en el regreso de Michael Myers: por los habitantes de Haddonfield el público llegaba a preocuparse.  y comprender la histeria colectiva en la que estaban sumidos. En Harlow solo hay un bus de pijos y un tipo con una motosierra sacada de no se sabe dónde.

La matanza de Texas estrenada por Netflix no deja de ser un pasarratos de noventa minutos donde todo se resume en ver como un montón de gente con Iphone es asesinado rápidamente. Y donde, pese al intento de caracterizar un poquito más a su heroína final, se queda en un desenlace donde una vez más, no pueden evitar el chiste a costa de los niños bien: en 1973, Sally escapó por los pelos, entre risas histéricas, de un Cara de cuero que blandía  enfurecido una motosierra. En 2002 una chica vuelve a hacer lo mismo mediante el piloto automático de un Tesla. Por si por un momento no hubiera quedado claro de que palo iban sus protagonistas.


2 comentarios:

Anacrusa dijo...

La película original creo que la debí de ver hace unos veinte años o así, y como Viernes 13, no me interesó demasiado. Esta secuela/reboot la dejé pasar en vista de las malas críticas, que nunca se sabe, pero con tantas novedades y la falta de tiempo, a veces no está mal dejarse guiar, pues siempre habrá tiempo para leer/ver lo que sea.

Las dos últimas de Halloween me han gustado mucho. La original de Carpenter siempre me ha parecido un poco meh, y del resto de la saga habré visto un par. Sin embargo las últimas me resultaron muy entretenidas.

De la saga que sí me he visto todas las películas, y varias veces es Pesadilla en Elm Street. Es que Freddy me parece un cachondo. Pocos con tan sentido del humor como él, salvo Candyman. También hay humor en las de Destino Final.

Creo que esta peli la dejaré pasar. Las señoras victorianas no me dejan mucho tiempo libre xD.

Renaissance dijo...

Según The Child si que era tan rescatable como las de Fulci, esta no la recomendaría. No deja de ser un slasher donde las víctimas son un sector bastante irritante (por la actitud de superioridad moral de los wokes), aunque después intenten recular y ponerles un poco de simpatía..nada que ver con la original, no tan violenta como se la recuerda pero si muy sucia y sórdida. Podía olerse el matadero de Leatherface desde la pantalla.
Las nuevas de halloween me han gustado mucho, aunque tiene delito no haber visto la original, pero el que puedan funcionar actualmente demuestra que se puede hacer un reboot sin repetir historia.

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