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jueves, 17 de marzo de 2022

Pesadilla en Elm Street (1984). Nueve, diez, ¿donde está Fred?

 


Si muchos tuviéramos que elegir algo que hiciera pensar en el cine de terror de los ochenta, sería un  sombrero, un raído jersey de rayas royas y verdes, y un guante hecho de cuchillas. El asesino de las pesadillas, capaz de acechar y matar a sus víctimas en sus sueños, sería una de las franquicias más populares, contando con seis entregas, una serie de televisión,  todo tipo de merchandising e incluso más de un sosias en las pasajes del terror de todo el mundo (mención para el “Fredy” del Viejo Caserón). Una personalidad que, cuando hizo su primera aparición gracias a Wes Craven, parecía muy lejos de la fama que obtuvo y del diminutivo con el que se le conocería posteriormente.


En Springwood, un pequeño pueblo de Estados Unidos, una joven sueña repetidamente con una figura de largas uñas que la persigue. Sus amigos reconocen haber visto a alguien similar en sus pesadillas, aunque se niegan a darle importancia. Solo cuando Tina es asesinada violentamente mientras duerme, y su novio, a quien habían acusado del crimen, fallece en las mismas circunstancias, su amiga Nancy sospecha que el ser que la acosa en sus sueños esté detrás de las muertes de sus amigos. Y que la silueta que la ha estado acechando cada noche tenga que ver con el secreto que sus padres han ocultado durante años.



Aunque el slasher  ya era un género establecido con su predecesora Halloween, la película de Craven es la que incluye abiertamente un elemento fantástico. La capacidad de resurrección de Michael Myers y Jason entraba en terreno de lo imposible, pero Krueger supuso  la aparición de un asesino abiertamente sobrenatural en la imaginación del gran público. Esta, al optar por ambientar una parte en el mundo de las pesadillas, se permite jugar con ciertos escenarios, como una antigua sala de calderas, e incluso  explotar unas cuantas ideas a nivel de efectos especiales. La imagen de Tina, la falsa protagonista, desgarradas por unas garras invisibles, esas mismas garras saliendo de una bañera, o escenas tan poco sutiles como una cama expulsando litros de sangre, además de alejar a sus protagonistas del mundo real, establecen un escenario de pesadilla  muy marcado por lo físico: aquí no hay estilismo ni las brumas de Silent Hill, sino un asesino horriblemente deformado, que más, que deformar los sueños de sus víctimas para causar su muerte como hará en las secuelas,  los utiliza como entrada para acabar  el trabajo que empezó hace años. Krueger no es una criatura sutil, sino que  se lo ve persiguiendo y lanzándose sobre esta como lo haría un asesino en el mundo real..o el momento final de un mal sueño especialmente vívido.


Esto hace que en algunos momentos haya situaciones que  no hayan envejecido tan bien en conjunto. Frente a las más recordadas, están otras como los brazos que se alargan de forma pretendidamente antinatural pero que en pantalla resulta un tanto ridículo (y para los chavales que han crecido con los tentáculos de Slenderman, ni me imagino), o la persecución, con tropiezo final hacia el desenlace. Que, dentro de una película  donde la intención es que el mundo de los sueños sea igual de tangible y amenazador que el vigil, no son las más afortunadas.



Slenderman Low cost

En cambio, uno de los mejores aspectos y más sutiles, es la sugerencia del pacto de silencio entre los padres de los protagonistas. Un tema  que plantea mediante referencias:  estos insisten en que sus hijos no tienen por qué saber nada, aunque la situación haya marcado a la familia, y la presencia continua de la botella de alcohol que la madre de la protagonista  intenta ocultar es un guiño a las consecuencias de esa turba que se ha tomado la justicia por su mano.

El antagonista que se presenta en esta primera entrega  es muy distinto de aquel en que derivaría posteriormente. Fred Krueger, lejos de la estrella cómica del slasher,  aparece caracterizado como un monstruo indiferente al dolor y capaz de deformarse para aterrorizar a sus víctimas. Su rostro, característico de las quemaduras que provocaron su muerte, parece más orgánico, como una herida abierta lejos del maquillaje más limpio que se utilizaría después. Y su actitud, además de la del hombre del saco con la que se comporta, resulta, en muchas de las pesadillas, más perturbador que la del asesino de niños (la idea de asesino pedófilo está más que sugerida). Esta, como se concibió en un principio, es la idea del monstruo como  algo implacable, al que su capacidad de comunicarse, frente al resto de asesinos cinematográficos, le sirve para sugerir una mayor capacidad de amenaza e inteligencia.


Sí, es Johnny Depp

Una personalidad que Robert  Englund interpretaría, durante años, y que sería el papel más famoso de su carrera. Al igual que Heather Langekamp, Nancy, que pese a lo ambiguo de su desenlace, aparecería con posterioridad en otras secuelas y se convertiría en una suerte de némesis del asesino de Springwood.

Durante años, el guante de cuchillas y el sombrero serían un icono reconocible del cine, y el inicio de una saga donde el sueño y la realidad tienen una frontera muy difusa. Pese a la deriva  a categoría de estrella del público y asesino cómico que el personaje tomaría con el éxito de la franquicia, y a un remake denostado donde hay que rescatar el papel interpretado por Jackie Earl Haley, Krueger ,y ese coro de niñas fantasmales que lo precede, serán una parte del fantástico moderno.





2 comentarios:

Anacrusa dijo...

Este es mi hombre del saco particular. ¡La de pesadillas que me causó de pequeño! Cosas de tener una abuela que me dejaba ver este tipo de películas con seis o siete años xD.

Dejando las pesadillas atrás, me justa el tono de comedia que adopta la saga a partir de la segunda entrega, a veces más jocosa y otras un poco más contenida. No recuerdo qué película es ahora, pero hay una que se puede catalogar de comedia de horror, más que peli de terror con algún chascarrillo.

El personaje, de Fred a Freddy, además de ser un villano sobrenatural, también tiene mucho diálogo. Yo creo que la caracterización física junto a sus diálogos son el sustento de la saga. Eso y las muertes. Como en Destino Final, Saw, Cube y otras sagas, hay películas en las que da igual la trama, casi que lo más entretenido es ver cómo muere el personal.

Entre el amigo Freddy, los zombis devoradores de cerebros, los vampiros y bichos varios mis pesadillas infantiles estuvieron muy animadas y entretenidas. Ahora mis pesadillas son más genéricas: pandemias, guerras nucleares y facturas de la luz xD.

Renaissance dijo...

A la mía le pasaba igual: si a la nieta le gustaban los monstruos, vaya por dios que le vamos a hacer. Mientras sacara buenas notas, todo bien xD.
Visto en retrospectiva, la deriva hacia lo cómico de Freddy no fue tan flagrante como lo que sucedió en Hellraiser, que se convirtió en la máquina de hacer churros del Lamento. Phantasma o Evil Dead se mantuvieron bajo supervision de sus creadores, y existía una continuidad más allá de las secuelas.
Ahora, entre una crisis, pandemia y amenaza de guerra nuclear, Krueger debe estar en este por falta de trabajo xD

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