Series de tv, libros, cine...y una constante presencia gatuna

lunes, 7 de diciembre de 2015

La tierra de los muertos vivientes (2005). Tanquetas vs Zombies

 
 
Tuvieron que pasar veinte años para que George A. Romero retomara su trilogía sobre los zombies tal y como se los conoce hoy. Entre medias hubo dos remakes de las dos primeras entregas, que contra todo pronóstico, fueron una producciones muy eficientes y que hoy se consideran películas de terror igual de buenas que las originales. Pero Romero es Romero, y la entrega de la que se venía oyendo hablar prometía ir un poco más allá en lo que se había visto hasta entonces: ¿Qué pasaría unos años después de haber caído la civilización a causa de los muertos vivientes?

 
 
Además de esto, La tierra de los muertos (que es el título literal, sin apostillarlo como en la traducción oficial), ofrecía todavía más: un asentamiento de supervivientes, fortificado y organizado en clases sociales, y un grupo, los protagonistas, que recorrían ciudades abandonadas en busca de suministros en busca de un vehículo blindado apodado El Azote de los Muertos. Pero estos saqueadores de profesión han notado un cambio reciente en los que habían sido cadáveres ambulantes: cosas tan extrañas como una rudimentaria capacidad para usar herramientas o el no caer en los cebos y trampas tan fácilmente. cosas que también hacen pensar a Riley, encargado del Azote, que la ciudad no es un lugar seguro. Y que su dirigente, como buen político, estará más ocupado salvando su pellejo que el del resto de supervivientes. 
 



En las anteriores entregas el espacio de tiempo transcurrido desde la aparición de los primeros zombies parecía muy breve, de meses a un año como mucho. En este caso, el principal cambio era el ofrecer un lapso de tiempo mucho más amplio, sin quedar claro cuanto, pero suficiente para que este constituyera un escenario postapocalíptico algo más alejado de los clichés anteriores. La ambientación también era más ciencia ficción que terror, mucho más exagerada y cercana a Mad Max (o más bien, a las películas postapocalípticas de los ochenta), que a las opciones posteriores, mucho más serias y también realistas, que podrían verse después en el comic de Walking Dead o en Guerra mundial Z. Hoy su estética y planteamiento parecen un poco chocantes incluso cutre, si se es muy crítico, pero en realidad la saga de Romero siempre se mantuvo con presupuestos muy ajustados, y sobre todo, con cierto mensaje de crítica que él nunca quiso esconder, pero que era una parte más de los guiones, como el suspense y la acción.
 

 
De hecho, esta última entrega es la más cercan a los tiros, e incluso al fantástico de las cuatro. Y también a la serie B. Elementos principales como el vehículo acorazado y su apodo fardón a más no poder, la estética de la ciudad, con unos supervivientes zarrapastrosos muy parecidos a los que veríamos después en Z Nation, y especialmente, su trama y villanos tirando a simples que presentan todas las ideas de crítica que formaban parte de la trilogía: las clases sociales favorecidas, los centros comerciales como metáfora del consumismo y el atisbo de consciencia en los zombies que se iba viendo en El día de los muertos.
 
 
El guión de esta se aleja también de las anteriores, o más bien, evoluciona: no se queda con una trama en la que los personajes deben huir y atrincherarse de los zombies sino que van haciendo su vida en un mundo del que los muertos vivientes son parte de este y de la trama, pero no lo principal de esta. Y, uno de los detalles a su favor en cuanto a estas diferencias es el número de secundarios que llegan a sobrevivir: en lugar de acabar con todos los no protagonistas, estos pueden estar ahí, aportar a la trama lo necesario en el momento adecuado, sin que haya que irlos matando por orden hasta reducir el número de personajes finales al mínimo, como solía pasar en muchos guiones. 
 
 
La película en su momento tenía todo lo que yo quería: tema apocalíptico, zombies y hasta un tanque ¡Si es que solo le faltaba un gato para ser el estreno del año! Y también entonces, quedé muy satisfecha de poder haber visto por primera vez una de Romero, de mi género favorito, en el cine, como mandan los cánones. Hoy, siendo un poco más objetiva, la época y limitaciones se nota: el reparto es muy correcto. Funciona pero no brilla, y está lleno de caras que hoy se pueden reconocer en tv: Asia Argento fue la chica dura oficial de la temporada 2003-2005, y acompaña a un protagonista encarnado por Simon Baker antes de varias temporadas de El mentalista. Su mejor amigo sería después forense en CSI y hay una aparición muy breve de Sasha Roiz, el capitán Renard de Grimm, como mercenario apodado Manolete, "como el torero", que dice en su línea de diálogo. Y en medio, John Leguizamo hace de antihéroe junto a un Dennis Hooper aburridísimo, enfundado en traje de negocios para recordar al público  toda la parte de crítica social  que tanto aprecia romero y que en esta secuela, se hace mucho más patente. O, quizá, ahora, un poco más brillante por coincidencia: una película del 2005 donde las murallas de una sociedad de consumo insostenible caen bajo las hordas de muertos. Dos años después, nos encontramos con la peor crisis económica desde el 29. Creo que Romero ha empezado a contagiarme lo de las metáforas..
 
 
Probablemente el zombie que se lo cargó se apodaba Islero
 
 Han pasado diez años justos desde que se estrenó La tierra de los muertos. La trilogía pasaba a ser tetralogía y la serie se cerraba con una secuela que podía haber tenido las mismas limitaciones y fallos que sus predecesoras, pero que se arriesgaba algo más y que era tan digna y entretenida como La noche, el amanecer y el día de los muertos. Si, sé que  hubo dos entregas más, y mucho más cercanas en el tiempo. Pero tan garbanceras y agotadas que prefiero quedarme con cuatro buenas películas de zombies.

2 comentarios:

Anacrusa dijo...

La clave para mí está en lo que apuntas, no muestra el desmoronamiento de la sociedad sino que se adentra en el futuro. Me parece que es un planteamiento no muy común en otras películas del genéro. Sí creo que en lo estético, y pese a no haber pasado mucho tiempo de su estreno, se nota que está envejeciendo mal.

Renaissance dijo...

El cambio de ambientación es uno de los puntos a favor de la película. Hoy The Walking dead de Kirkman se tomó su tiempo para avanzar varios años desde la primera aparición de los zombies, que era el escenario propio de las tres anteriores de Romero y de prácticamente todo el cine de zombies de las décadas cercanas. Hoy, con todo lo que se fue mostrando en guiones e inventiva, ese futuro de serie B sí que parece un poco desfasado, pero en conjunto, la película me gustó mucho en su día y como cierre previsto de la saga de los zombies estaba muy bien.

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