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lunes, 21 de diciembre de 2015

Doctor Who 2015. Cambiando formato, cambiando gadgets, y funcionando mejor que nunca



Se ha cerrado la segunda temporada de Peter Capaldi como Doctor y queda muy poco para el especial de Navidad. En cierto modo, esta ha sido muy diferente a lo que se había visto anteriormente, en distribución de capítulos, desarrollo de los personajes e incluso tono de la serie.

Se decía que la temporada anterior había sido bastante irregular. Algo que no noté porque hasta en los momentos más flojos, me pareció entretenida solo por la renovación del Doctor...Pero sospecho a estas alturas que con esta serie soy muy indulgente: salga lo que salga, tomen la decisión narrativa que tomen, me gusta, me divierte y es mi serie por excelencia. Y una de esas cuestiones en las que es muy difícil ser imparcial.



Aún cojeando de este pie, el comienzo me pareció muy chocante. Es la primera vez que recurren a episodios dobles en casi toda la temporada, algo que si bien no era raro en la etapa clásica, con arcos de cuatro y seis capítulos, desde el 2005 se había quedado para los mejores guiones y los desenlaces. Parece que el ahorro de costes era el motivo principal, por lo de aprovechar durante más tiempo personajes y escenarios, pero también sirvió para que los guiones tuvieran más complejidad e interés, al contar con un mayor número de cliffhangers.



El Doctor también ha cambiado: Capaldi ha sido casi el único en que la evolución de su personaje fuera muy marcada, además de ser de lejos el Doctor más gruñón y menos simpático de la etapa nueva. Si el año pasado su acompañante Clara tuvo que dedicar mucho tiempo a enseñarle un poco de empatía y mano izquierda, ahora la relación es más equilibrada y cómplice, pero también con un Doctor que rechaza mucho su pasado: tanto en su actitud, como el ejemplo más visible, que es el sustituir su destornillador sónico por unas gafas de sol que conserva hasta el último episodio. Sigue teniendo muy poco tacto y estando muy alejado de la versión compasiva de Tennant, pero ahora también es mucho más cabra, testarudo y también con matices que han aprovechado mucho más. Si la temporada anterior se cerraba con la esperanza para él, y también para su antagonista The Master, tras la reaparición de Gallifrey, su planeta, la vuelta a este es mucho menos optimista, explota bastante los motivos de su comienzo como Doctor allá en el 63 y sobre todo, sirve para dar un desenlace muy sorprendente para Clara y Ashildr, el personaje interpretado por Masie Williams. Quien comenzó siendo alguien muy ambiguo, y en el que a nivel de serie se mantuvieron bastantes dudas sobre sus apariciones como regular o como posible acompañante, es, en cierto modo, un nuevo señor del Tiempo. Y clara, gracias a las paradojas temporales de la serie, seguirá siendo una acompañante. Pero no del Doctor.



El tono de la serie también avanza en la línea propia de Moffat. Los escenarios que se visitan dan miedo. En su diseño, en sus criaturas y en sus historias, pero también en sus connotaciones. La serie ha mantenido un tono en todo momento más pesadillesco, pero suavizado por el humor del Doctor y Clara, a la hora de tratar temas como la inmortalidad, la soledad o la memoria. Incluso contando con un presupuesto más holgado, lejos del aspecto de plástico que tenían los capítulos de los ochenta, o de la infografía del 2005, han recurrido a trucos más artesanos  como las criaturas diseñadas a mano, y a los monstruos creados con recursos como capas, sombras o máscaras que no pretenden ser otra cosa, pero que hacen el mejor trabajo posible. Y, donde guiones que iban a ser un episodio botella  de cara al final de temporada, como el número once, llegan a convertirse en el mejor de la temporada, sostenidos únicamente con su guión y los monólogos de Capaldi. Monólogos que han llegado a tener una gran carga emotiva, como su exposición sobre la guerra ante los Zygons, la raza infiltrada en la tierra que vuelven a aparecer en una de las tramas, y que también fue el punto más alto de la temporada.



No han faltado tampoco los clásicos: el Doctor sigue encontrándose cada dos por tres con los Daleks y con un Davros que sigue siendo más malo que la quina. Un poco anecdótica, y que a veces sí me hace sospechar si estos villanos emblemáticos no empezarán a estar un poco agotados ya. El caso de The Master, Missy desde hace algún tiempo, es muy distinto: el personaje también ha cambiado, sigue portándose como el mayor enemigo del Doctor, pero se toma mucho menos en serio, asumiendo su papel de villano como algo que le ha tocado desempeñar, pero sin tener una auténtica animadversión por este.



La temporada, en conjunto, ha sido buena. Mejor que la anterior, aunque sigue manteniendo alguno de los defectos típicos. Además de parecer un poco que algunos enemigos aparecen por ser los de toda la vida, hay que deshacerse de las acompañantes porque agotan su factor de interés, y el plantearse quien será la próxima siempre es una forma de renovación. Y parte de la trama del comienzo, con todas las referencias a profecías fatalistas y un híbrido entre dos razas, se queda en un macguffin que no se resuelve, sino que se despacha con dos frases. Otro tema habitual es el capítulo guionizado por Mark Gatiss, que es el que menos gusta y el más de relleno. Esto último no es una excepción este año, pero a mí me divirtió: ¡Para hacer un episodio sobre legañas monstruosas hay que ser todo un campeón! Aunque a Reece Shearsmith, quien tiene un papel, no le sientan bien los años: al chico empieza a ponérsele cara de señora.

Además de despedir a dos personajes y dar indicios de un enigma que podría tener su presencia en la próxima, en forma de conversaciones entre Missy y el Doctor sobre un tercer personaje, se cierra con el anuncio del especial de Navidad. Un programa con un aspecto mucho más festivo que los episodios anteriores, y que ofrece un encuentro que muchos fans tenían ganas de ver: la primera aparición de River Song con el nuevo doctor, algo interesante a la hora de saber qué química pueden tener ambos en pantalla.

3 comentarios:

Anacrusa dijo...

A mí me ha llamado la atención el uso de capítulos dobles, rollo seriales que hacían antes en la BBC. Me da la sensación de que esta temporada, junto la anterior, ha sido de transición. ¿Hacia dónde? Eso ya no lo sé.

Fernando dijo...

Días.
Me cuesta cogerle el carisma a este Doctor, y el hecho de usar gafas y una guitarra eléctrica no me acaban de convencer.
Con todo los mejores capítulos han sido donde los secundarios -companions o adversarios- han estado a la altura añadiendo interés o réplica al Dcotor: Missy y Me-Ashildir.
Con el personaje de Me-Ashildir creo que no han sabido sacarle todo el potencial, y por momentos parece un personaje "contenido"; no sé si porque por el guión ha de ser así o porque Maese no acababa de estar cómoda con el material que tenía que interpretar, a veces era muy poco empática. La segunda aparición, cuando le hecha en cara el haberla dejado abandonada se tenía que haber escrito/desarrollado a un nivel de cómo se hizo el capítulo 10, por ejemplo. Da la impresión de que el Doctor huye/se desentiende de ella. Ashildir ha tenido vida propia asi que es un poco chocante verla luego en posesión de "El cuervo" o en esa versión tan contenido del final de los tiempos (Incluso los últimos inmortales que quedaban ya se han ido, sólo quedo yo). Señora del Tiempo por derecho propio.
El episodio de las legañas tiene su gracia por la forma es que está narrado.
La peor saga para mi la de los Zygons.
y mis mejores capítulo los de Myssi-Davros, la saga de Ashidir que conesta con los 3 últimos (que hay que ver como un todo).
Y la imagen de las dos inmortales embarcadas en una TARDIS es entrañable. Puede augurar buenos momentos en el futuro.

Renaissance dijo...

Anacrusa: en la serie antigua eran habituales, y estos arcos de dos episodios aprovechan mucho más los argumentos..es cierto que esta temporada también puede verse como transición: si la anterior fue para presentar al doctor de Capaldi, esta sirve para despedirse de Clara Oswald. Si en la siguiente se presenta la próxima acompañante, también será difícil volver a acomodarse al modelo habitual.

Fernando: Las gafas y la guitarra han sido un detalle muy de esta temporada. Lo han planteado como un Doctor que no tiene muy claro lo que quiere hacer, y no es hasta el final cuando vuelve a sus elementos habituales.
En la trama de Me inciden ante todo que el personaje es un inmortal con una capacidad de memoria humana, por lo que en ese sentido, es posible que el personaje parezca más contenido y parezca aceptar el vivir día a día sin plantearse el fin del universo. Face the Raven es uno de esos capítulos más cercanos al fantástico que a la ciencia ficción, donde, si se le busca el sentido al cuervo, al refugio de alienígenas y al macguffin de la trama, no funcionaría. Pero sí lo hace por la carga emotiva y la estética.
La nueva Tardis y la despedida de Clara, lo mejor del cierre, sin duda.

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