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lunes, 25 de mayo de 2015

Total Recall (2012). El remake que no hacía falta


El gato ha salido purista

A estas alturas pocas películas de los ochenta deben quedar sin contar con un remake. Mad Max y Poltergeist se estrenaron estas semanas, pero ya hace unos tres años Desafío total llegaba a las pantallas en una versión nueva, con los efectos especiales y los cambios de guión que en un principio, habían sido pensados para atraer a un público al que probablemente, una película de 1990 le debe parecer como mínimo de la prehistoria.
 
 

De entrada, es complicado decidir si una película es un remake, cuando en realidad está basada de forma muy libre, al igual que la anterior, en un relato de Philip K. Dick. En ella una empresa llamada Rekall ofrece la posibilidad de crear recuerdos que su cliente vivirá como si hubieran sido reales. Un buen negocio cuando en el planeta no queda gran cosa tras una guerra bacteriológica: unicamente la Federación Británica y la Colonia Australiana, a la que miles de trabajadores se desplazan diariamente. Quaid, un hombre con un trabajo anodino, acude para hacer realidad su sueño sobre agentes secretos, terroristas y mujeres fatales. El procedimiento es interrumpido cuando se descubre que su memoria ha sido previamente alterada y unos hombres comienzan a perseguirlo. A partir de entonces, todo lo que consideraba real pasará a ser un recuerdo implantado: sus fantasías sobre espías eran recuerdos de su vida como agente de la resistencia en la Colonia. Su mujer y su colega del trabajo solo son agentes encargados de vigilarlos, pero, mientras intenta contactar con la base de la resistencia junto a Melina, una de los rebeldes, Quaid llega a dudar si todo ello es real o solo parte de una fantasía elaborada.

 



A la hora de adaptar de nuevo el relato de Dick, se han quedado con lo principal a muy grandes rasgos: la trama sobre la fabricación de recuerdos y la frontera entre realidad y fantasía, se han conservado de forma bastante fiel al tratarse del centro de la historia. A partir de la cual, podría trasladarse a cualquier escenario, como han hecho en este caso. Porque el escenario original, consistente en un viaje a Marte que el protagonista aspira a realizar, ha sido sustituido por la Tierra, diseñada como un paisaje apocalíptico en el que no existen más que dos zonas habitables. Lo cierto es que el cambio es algo bastante nimio y que en principio, no afecta a la historia. El tema del desplazamiento entre ambas zonas es algo secundario y en lo que más han incidido es en lo relativo a las identidades del protagonista como hilo principal de la historia.

 

En el futuro, todos los robots se parecerán a los Daft Punk

Al menos, lo sería en principio. Porque una cosa es hacer un cambio y otra que ese cambio sea coherente y necesario para el argumento, que en este caso, no lo es. La ambientación la despachan en una introducción de tres minutos donde se ponen a contar un drama bacteriológico y que en el planeta no queda nada de nada menos dos países ¿Hacía falta? Excepto para que todo sea más crepuscular y deprimente, no demasiado, salvo para que los protagonistas tengan que correr un montón, ser perseguidos y al final, ofrecer una secuencia donde aparecen las ciudades vacías de las que hablaban al principio (que, curiosamente, es de las mejores que ofrece la película). Otro tanto para lo concerniente al trasporte entre ambos estados: han dedicado mucho tiempo a hablar de un invento llamado tren gravitacional, a mostrar un poco su funcionamiento…para que los personajes tengan una secuencia final de acción y explosiones en un entorno de riesgo. Todo muy impresionante lo de las piezas desmontándose y la gente cayéndose por las escotillas, pero lo mismo podría haber sido en una máquina de teletrasporte, que en un barco, que en un Interregional de Vía Estrecha.

 


La impresión que da ese cambio de escenario es precisamente la de ofrecer un paquete de acción a un público determinado, y no el de adaptar un guión de una forma adecuada. No es que este sea demasiado brillante: se quedaron con lo principal que ofrecía el relato, y el resto es bastante vago: “presidente malvado”, “agente doble”, “Resistencia”, todo ello se ha planteado de una forma muy genérica, con el primero pretendiendo llevar a cabo un plan de invasión que en realidad resulta un poco pillado por los pelos y que solo sirve para lo que la película va a ofrecer: personajes corriendo para llegar a un sitio concreto mientras se pelean contra los enemigos y encuentran obstáculos. El resto produce la impresión de haber sido añadido para poder justificar todos los efectos especiales de los que se han servido.

 


El reparto es algo más salvable: cuentan con un Brian Cranston en plena forma y fama con Breaking Bad, que se defiende todo lo bien que puede en un papel tan magro como el de antagonista. Y aunque Colin Farrell es un actor un tanto limitado, resulta bastante competente para una cinta de acción…y toda una mejora respecto al Quaid interpretado por Arnold Schwarzenegger en su momento. Hay que reconocerlo: Desafío total de 1990 es muchísimo mejor que esta versión. Pero el actor de Terminator era un ladrillo con músculos (claro que contaban con secundarios como Michael Ironside y Sharon Stone. Y un guión mucho mejor). Otros no salen tan bien parados: la elección de Jessica Biel y Kate Beckinsale como secundarias no ha sido muy acertada. La primera, por ser bastante limitada como actriz, y la segunda, porque practicamente es imposible distinguir a una de otra en muchas secuencias. Quizá era un guiño ingenioso a todo lo de los recuerdos implantados del protagonista, pero entre la misma complexión, pelo, vestuario, y lo acelerado de las secuencias de acción, me resultaba muy difícil saber quien estaba pegando a quien. Y por favor, que alguien invite a comer a Kate Beckinsale. Ha perdido tanto peso que en esta película la pobre mujer era todo pómulos y pelo planchado.

 

Desafío total es de esas películas que plantean si realmente hacían falta. Pese a adaptar de forma distinta el relato original, y haber sido concebida como una cinta de acción, se queda en dos horas de persecuciones justificadas de una forma muy pobre. Y de un despliegue de efectos digitales.

2 comentarios:

satrian dijo...

Totalmente prescindible como comentas, y eso que tiene a Kate Beckinsale :P

Renaissance dijo...

Mäs bien a media Kate Beckinsale. La otra mitad debió de desaparecer por exceso de dieta. En general muy prescindible y aburridilla, muy de adaptar el clásico a la chavalada.

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