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jueves, 11 de diciembre de 2014

Night of the Comet (1984). Por si no fuera poco lo de los zombies, todo está cubierto de polvareda roja.


No recuerdo haber visto muchas películas apocalípticas hechas en los ochenta. De invasiones que se resuelven en una noche, bastantes, pero ninguna que planteara un escenario más a largo plazo. Bueno, están las de Mad Max y todos los derivados que salieron a partir de este, pero no es lo mismo, porque estas estaban planteadas en fechas tan lejanas como el 2000, o el 2016, y no un plazo más inmediato como sería habitual más tarde. Pero lo bueno de esta década es que siempre me queda algo por ver, y en este caso, Night of the Comet cumplía varios requisitos: lo del fin del mundo, unos cuantos zombies, y además de no haberla visto, no me sonaba de nada. 


El título, además de sonar un poco a película de los cincuenta, es bastante acertado: todo comienza con el paso de un cometa junto a la Tierra. Ahí se nota que la gente no se acuerda de El día de los trífidos, porque en vez de correr a esconderse como si el cielo cayera sobre sus cabezas, se reúnen para ver el espectáculo nocturno. Al día siguiente, solo dos hermanas que no estaban fuera esa noche, descubren que lo único que queda de la ciudad son ropas desperdigadas por las calles y un extraño polvillo rojo que flota en el aire. Este no es especialmente amenazador, pero sí lo son algunos de los supervivientes, que horriblemente desfigurados, atacan y devoran a todo lo que se encuentran. 



Lo primero que llama la atención es que la película mantiene un tono bastante serio. En un principio me esperaba un guión que no se tomara demasiado en serio a sí mismo, algo más despreocupada y con toques de humor como podía haber sido Killer Clowns o Waxworks. Quizá ayude que la estética es muy parecida a ese tipo de serie B, donde abundan todo tipo de modelos de la época, canciones pop que sonaban en el momento y..bueno, todo lo que hace pensar que algo es muy de esa década. De hecho, este estilo hace que en algunas situaciones esta seriedad resulte bastante chocante, porque en más de un momento la banda sonora, con mucho sintetizador, o directamente, alguna canción bailable, no pega ni con cola en secuencias donde los personajes tienen que esconderse o huir de un zombie. Esto se nota todavía más al final, cuando después de pasar la mitad del metraje intentando construir situaciones un poco más dramáticas, se descuelguen con unas secuencias entre cómicas y optimistas más cercanas a las otras producciones. De todas formas, esta aproximación a la ciencia ficción evitando la parte cómica sí fue bastante interesante, sobre todo porque es algo que me había acostumbrado a esperar en este tipo de cine.



Lo segundo, y seguramente por haber planteado el guión de una forma más seria, es el encontrarse con personajes bien planteados. O, al menos,  lo son los dos principales, una chica y su hermana menor a las que les han dado un carácter y un trasfondo bastante lógico para que actúen de la forma adecuada en una situación concreta. En este caso, lejos de las adolescentes típicas, se les añade el trasfondo necesario para poder arreglárselas solas (en este caso, haberse criado en una familia de militares), además de resultar muy poco ñoñas: tienen mala gaita, beben como esponjas y son capaces de tumbar a algún que otro zombie a patada limpia. Son detalles que aún hoy parecen bastante adelantados a su tiempo, y un tipo de protagonista que sigue sin ser habitual. Incluso detalles menores, como la ropa desperdigada por la calle, resultan curiosos: quien hubiera pensado que treinta años después tendrían su propio momento de gloria como meme en Internet.



Respecto a la historia, entre ciencia ficción y género postapocalíptico, es fácil ver la inspiración en todo momento. El día de los trífidos, El último hombre vivo, e incluso Zombi se reconocen en todo momento, y es en lo primero que se piensa al ver las calles vacías y sobre todo, las inevitable visita al centro comercial. De hecho, los zombies, o infectados que aparecen, también son más cercanos a la película de Charlton Heston que a la de Romero. Aunque esta es una de las partes más flojas de la película: salen cinco contados (infectados aparte), y parece que los han metido ahí para dar algo de miedo extra, sin saber muy bien qué hacer con ellos. A ratos son zombies, a ratos infectados, a ratos psicópatas..lo que le haga falta al guión en cada momento.


Aunque no parezca  en principio una película redonda, pero como la mayoría de estas que suelo encontrar, acaba por gustarme. Además de ser de las que me faltaba por ver, tiene detalles que no suelen verse en este tipo de cine, y precisamente por esto, me entretuvo hasta el punto de encontrarme con secuencias que no había visto venir. Y de nuevo, vuelve a recordar que para hacer una película de ciencia ficción de este estilo no es necesario tirar de demasiados efectos especiales: años después, Dead Shadows intentaría contar lo mismo con más alienígenas, más tentáculos…y bastante menos gracia que Night of the Comet. 

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