El metraje encontrado es como el calzado de color negro y la
mayonesa: en realidad pega con todo. Empezó con una criatura que no llegaba aaparecer en la película, se consolidó con el género de los fantasmas y lasinvestigaciones paranormales, y también ha encontrado un hueco en el tema de
las posesiones.
The Bordelands mezcla un poco de todo esto, al contar con
una pareja de investigadores a sueldo de la Iglesia que se dedican a estudiar milagros y
sucesos paranormales que se proclaman en iglesias de todo el mundo. En realidad
su trabajo consiste en desmentirlos, porque gran parte de estos solo se tratan
de fraudes por afán de notoriedad y que en muchos casos pueden poner en peligro
la vida de los afectados. Esto hace que uno de los investigadores desempeñe su
labor con cada vez más desengaño y menos fe, y que responda a su último encargo
pensando en cómo han podido llevar a cabo el fraude. Este se encuentra en una
pequeña parroquia de Inglaterra, donde se pudieron grabarse fenómenos extraños
durante un bautizo. Los parroquianos parecen ser bastante hostiles a los
investigadores, y el sacerdote, bastante empeñado en recuperar una iglesia que
permaneció más de un siglo cerrada. Pero junto a unas grabaciones que podrían
ser un montaje, cuentan también con la documentación sobre la historia de la
iglesia, que parece ir mostrando un pasado bastante oscuro.
Frente a otras películas del tema, esta cuenta con una
ventaja que no esperaba: hay personajes. Y ambiente, y un trasfondo bastante
interesante, aunque después no se desarrolle tanto como me hubiera gustado. Pero
los primeros, a base de irlos presentando mediante planos bastante anodinos
previos a la investigación, consiguen parecer algo más sólidos que en otros
casos. Y aunque uno de los elementos, que es el del suceso pasado que afecta a
un protagonista, sea habitual en otras obras sobre investigadores o casas
encantadas, no lo es tanto en una película filmada a mano (porque en la mayor
parte de los casos, no tienen tiempo). Los dos principales presentan actitudes
bastante opuestas, tratándose de un no creyente bastante optimista con su
trabajo, frente a alguien que pierde su fe tras el encuentro con fanáticos y casos
francamente desagradables. Se le unen después un tercer personaje, que por
tener menos tiempo se queda un poco en el típico personaje gruñón, e incluso un
exorcista en el tramo final que me parece un poco un guiño al padre Merrin de
El exorcista.
Este sitio necesita desesperadamente una limpieza y una mano de pintura
La ambientación tampoco tiene que envidiar a otras
producciones que cuentan con escenarios desolados y paisanos hostiles. Las primeras
secuencias sirven no solo para dar una imagen global del escenario donde se
desarrolla la historia, sino para ir dando paso a conversaciones y
encontronazos con habitantes del pueblo, que, sin tener nada de sobrenatural,
aportan una atmósfera agobiante y recuerdan a los que podían aparecer en películas
clásicas. Aunque en una versión más moderna y hooligan (es que esa gente se
gasta unas bromas muy bestias). A esto se le suma la historia del lugar que, de
vez en cuando, van mencionando en la investigación, mediante la lectura de un
diario, que, por su contenido, implica una situación un poco lovecraftiana: no
llegan a contar nada directamente, pero sí a dar a entender lo que puede
existir.
Es una lástima que la parte más interesante, respecto a la
historia de la iglesia, no la aprovechen tanto: a partir de la segunda mitad,
pierden demasiado tiempo yendo de un lado a otro y filmando cocinas, paredes y
viajes en coche. No solo se llega a hacer pesada sino que da la impresión de
que se quedaron sin guión a mitad de camino. El desenlace, aunque interesante y
muy deudor de La devoradora de almas, de Robert Alexander, resulta un poco
atropellado al haber escatimado en detalles acerca del trasfondo de la iglesia,
quedándose en el corte de cámara habitual en estos casos.
Lo que empezó como una película muy atmosférica, acaba
perdiendo un poco el rumbo con un exceso de metraje que no llega a aportar gran
cosa. Y que estropea un buen final que podría haber sido redondo, de haber
contado con un guión mejor estructurado. Además, tendré que ir parando una
temporada con este tipo de películas. O eso, o me compro yo una cámara.
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