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lunes, 28 de noviembre de 2011

La sombra del vampiro (2000). Lo que hace Willem Dafoe sin maquillaje…



¿¿Nosfegatu??

Si hay un personaje reconocible para cualquiera, pasado casi un siglo, es Nosferatu, Conde Orlock para los amigos. El vampiro de figura encorvada, calvo y con levita es una de las imágenes más conocidas en el comienzo del cine, además de una de las más misteriosas. Al menos, hasta que la imdb dejó bien clarita su filmografía y fecha de muerte. Aguafiestas.



Seguramente por eso a alguien se le ocurrió plantearse si el actor del primer Nosferatu no sería en realidad un vampiro, y cómo habría sido realmente el rodaje. Al menos, es lo que se cuenta en La sombra del vampiro, una película del 2000, bastante desconocida, y que para su época fue toda una rareza. Y para que engañarse, a día de hoy, también lo es.



Por lo visto, las gafas steampunk ya existían en los años veinte

De entrada, la historia se limita a contar cómo Murnau, el director, consigue un vampiro para hacer de Conde Orlock, ofreciéndole como cena a la actriz protagonista después de terminar la película. Durante la película se narra el desconcierto de los actores tras conocer a Max Schreck, a quien presentan como un actor de método, cómo se va rodando con los métodos de los que disponían en los años veinte (desde el director motivando a los actores a cómo filmar en cámara lenta), la desquiciada forma de dirigir de Murnau, y un poco de pasada, mediante diálogos o alguna secuencia, muy breve, la función y carácter del resto de personajes, aunque estos tienen muy poco peso en la película.



“A la script me la comeré después” Schreck dixit

En La sombra del Vampiro no hay acción, ni malos, ni buenos, ni romance. El productor teme que los acreedores se le echen encima, el vampiro no tiene más interés en la actriz que dejarla seca, y el propio Murnau, tal y como lo retratan, es un fanático del control, capaz de poner en peligro a todos sus empleados por una buena toma, y además es un pelín rarito. También es difícil decir si se trata de una película de terror, fantástica, una comedia negra, o uno de esos homenajes al cine, porque tiene un poco de todo: las primeras apariciones del vampiro, rodando escenas, tienen un humor negrísimo, pero tanto la caracterización del vampiro, solo, viejo y al borde de la demencia senil, resulta bastante triste. Es de esas películas que funcionan por saber contar bien la historia, jugando un poco con las características de la época en la que la ambientan, e incluso con la música, ya que su banda sonora es de las que más me ha gustado y debió ser uno de los últimos cds que me compré en soporte físico.

Lo mejor, sin duda, es la realización: los créditos del principio, sin tener ningún tipo de efecto ni animación, son una sucesión de ilustraciones art-deco en sepia, muy adecuadas para la época. Se alternan mucho las secuencias en blanco y negro del metraje que ruedan, con las del Nosferatu original, e incluso algunos cambios de escenario se indican con un rótulo de texto, como en el cine mudo. Hay bastante esfuerzo en mostrar el ambiente decadente de la Alemania de entreguerras, con muchas referencias al láudano, a la morfina, a la bisexualidad de Murnau, o a los burdeles, aunque esto último se debe a que había una serie de escenas, y un personaje principal (una vampira que informa a Murnau de la existencia de Schreck) que no llegó a filmarse, y hace que la secuencia quede un tanto fuera de lugar.



Como los personajes secundarios apenas tienen peso, exceptuando el productor interpretado por Udo Kier, los más llamativos, en cuanto a interpretación, son John Malkovich y Willem Dafoe, en el papel de desquiciado uno, y el otro, completamente vodevilero. Y en algunas secuencias llegan a sobreactuar un poco, especialmente Dafoe, porque aunque en la mayor parte del metraje resulta creible como vampiro decrépito, en otras, especialmente a la hora de moverse, es bastante cómico por el parecido de sus pasitos con los de Chiquito de la Calzada. Y eso estropea bastante el dramatismo de algunas escenas.

La sombra del Vampiro es otra de esas películas que solo pretende contar una historia, sin multiplicarse en secuelas hasta el infinito, aunque no estaría nada mal hacer doblete con el Nosferatu de 1922. Entre otras cosas, porque esta última no tiene derechos de autor, por lo que se puede descargar libremente sin miedo a las represalias de la SGAE. Ejem.

2 comentarios:

Ana. dijo...

Me ha encantado tu entrada de hoy!!! La película de Malkivich y Dafoe no la he visto, pero sí la de Murnau y siempre me ha fascinado. Recrea una época que me atrae muchísimo sobre todo por el movimiento que surgió en el Cabaret Voltaire: el Dadá. Un movimiento disparatado, desde luego, pero cuyos protagonistas me despiertan muchísimo interés. Voy a buscar esta película del 2000 de la que no había oído ni hablar, qué razón tienes con lo que dices. Debe ser realmente curiosa.

El Nosferatu cat es adorable! Ya sé que Nosferatu y adorable en una misma frase resulta chirriante, pero es lo que es.

Un saludo,
Ana.

Renaissance dijo...

Pues este ha sido uno de los gatos que más me ha costado encontrar para una entrada (posiblemente, junto con otro gato para hablar de Las aventuras de Adéle Blanc-Sec).
En su día La sombra del Vampiro fue una de mis películas favoritas, además de aparecer en una época en la que también estábamos sufriendo otra oleada de vampiros sosos, los de Anne Rice, en este caso ¡Todo es cíclico!
A día de hoy la sigo recomendando, porque es..bueno, todo: las gafas de rodaje, el ambiente art-decó, el vampiro demenciado...una joyita.

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