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viernes, 7 de mayo de 2010

Fawlty Towers

Antes de que los Monty Python decidieran rodar esa locura completa (y refranero de los freaks de todo el mundo) que fue su Flying Circus, los ingleses podían disfrutar de las aventuras del director de hotel más mala persona y miserable que ha visto todo el Imperio Británico: Basil Fawlty, propietario del establecimiento Fawlty Towers, en Torquay.



La serie cuenta las desventuras del dueño, su mujer y sus empleados en el día a día de llevar un hotel: inspectores de sanidad, clientes insoportables y la propia inutilidad de Fawlty son los temas habituales de cada capítulo.



Random silly walk


Basil Fawlty
es el propietario del hotel. La mejor forma de definirlo es “odioso más allá de toda redención”, porque no estamos ante un borde simpático como podrían serlo House o Bernard Black, sino realmente ante el prototipo de negociante odioso: es tacaño, maleducado, pelota, violento con sus empleados (especialmente con Manuel) y cuando quiere disimular o distraer la atención de alguien, empieza a quejarse de una herida de guerra en la pierna. A pesar de ser un completo insoportable, es el personaje más divertido gracias a las gesticulaciones y silly walks en los que John Cleese es especialista.



Manuel
es uno de los personajes más conocidos, y sobre todo, causante de los trastabilles de doblaje que la serie tuvo en España: ¡Manuel es de Barcelona! Y desde luego, el tratamiento que le dan no es el más amable que podía ser: su aspecto bajito y moreno es la idea que los ingleses tenían de un español, habla muy poco inglés, y en muchas ocasiones los personajes dicen que saldría más barato entrenar un mono. A pesar de su mala pata, es uno de los personajes más entrañables: no es precisamente el tipo más listo, pero es trabajador y voluntarioso. Sus mejores diálogos aparecen con las referencias al régimen de Franco que Fawlty no duda en mencionar (fusilamientos incluídos).



Sybyll es la mujer de Basil Fawlty, y no son precisamente un matrimonio bien avenido. Aficionada al golf, al bridge y a abofetear a su marido cuando este comete algún error garrafal, sirve de contrapunto para todos los chistes acerca del matrimonio del protagonista.



No encontré foto del cocinero

Polly y Terry. Camarera y cocinero del hotel, la primera es dibujante aficionada, sin mucho éxito, y el segundo, puede que no sea el mejor cocinero pero sí el más especializado en abrir latas para la cena. Ambos son la parte práctica del hotel y a menudo le sacan a Fawlty las castañas del fuego cuando este está a punto de ser cogido en su propia mentira.

Los habituales del hotel son un comandante retirado, un poco chocheante cuando menos hace falta, y un par de encantadoras ancianitas que interrumpen a Fawlty cuando este más prisa tiene. El resto de clientes varía entre lo verdaderamente irritante (lo que hace dudar acerca si el protagonista es el personaje más odioso de toda Inglaterra), o lo normal y corriente, en contraposición al impresentable director del hotel.

La estructura de la serie es bastante tradicional en las comedias, y muy propia de la época: un entorno fijo, un problema inicial, una complicación cómica y un desenlace aún más cómico. Algo muy poco dinámico si se está acostumbrado a las comedias recientes tipo IT Crowd o Black Books, pero funciona, gracias al toque absurdo que se le da a cada secuencia, y especialmente, la actuación de John Cleese, verdadero especialista en el humor gestual y los bocinazos.

Actualmente se considera una de las mejores comedias británicas, lo que seguramente hará salir corriendo a mucha gente (hola, Hewl), pero que a los aficionados tanto de los Monty Python como del humor británico le proporcionará doce episodios de diversión garantizada.

3 comentarios:

Liliana Fuchs dijo...

Como fan incondicional de los Monty Phyton, te doy las gracias por descubrirme esta serie, que segurísimo me va a gustar. Voy corriendo a buscarla :D

Unknown dijo...

Es muy divertida. Yo vi parte un verano que estuve en Irlanda y, como bien dices, sólo con las payasadas gestuales ya te partes.

Renaissance dijo...

Akane: Si te gustan los silly walks de John Cleese, fijo que te engancha. Eso sí, está un poco lejos del surrealismo absoluto del Flying Circus.

MacGuffin: uf, tuviste suerte (de entender el inglés de Fawlty y de estar en Irlanda. Quiero volver por ahí YA). Yo tuve que echar mano del Señor Subtítulos para poder enterarme de todo en esta.

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