No se piensa a menudo en ello, pero la tierra firme supone poco más de una cuarta aparte de la superficie de nuestro planeta. El mar se convierte, por oposición, en un camino hacia lo desconocido, un entorno hostil en el que no es posible vivir pero también en el origen de la vida conocida y de aquella que todavía desconocemos. Esto se convirtió también en una fuente de historias. Las civilizaciones sumergidas, las profundidades exploradas por el Nautilus o las criaturas marinas descritas por Lovecraft son solo una parte de lo que se encuentra en la vertiente más fantástica del océano, a lo que los escritores han seguido recurriendo un siglo después…aunque quizá por vivir ya en un época donde lo más aterrador que se puede encontrar en el mar es algo tan relacionado con lo humano como esa gigantesca isla de basura que flota en el Pacífico, estos retroceden a otra donde el océano era todavía esa terra incógnita, una ruta lo suficientemente inexplorada como para esconder algo. Es este escenario el que Albert Sanchez Piñol emplea para su novela, que en 2017 sería adaptada al cine.
A una isla, perdida en algún lugar del océano, y sin más asentamiento humano que un faro y un puesto meteorológico, llega en un barco el que será el reemplazo del técnico que ha llevado a cabo durante el último año, la tarea de registrar la frecuencia de los vientos. Sin encontrar rastro de este, el único habitante que los recibe es el encargado del faro, claramente desequilibrado p por la soledad y que presta poca atención al recién llegado. El comportamiento de este tendrá su explicación cuando la primera noche, la cabaña del recién llegado sea atacada por unas criaturas anfibias que cada noche acuden intentando alcanzar a los humanos de la superficie. Con la cabaña y sus pertenencias destrozadas tras el último ataque, el nuevo habitante de la isla debe refugiarse en el faro convertido en una fortaleza improvisada, junto a su encargado y un tercer habitante: una hembra de la misma especie que esos series, y que este mantiene como mascota. A partir de entonces, cada noche, deberán mantener una lucha constante contra unos seres que quizá, atraídos por la presencia de uno de sus semejantes, acuden repetidamente en su búsqueda.
La piel fría adapta el texto de Sanchez Piñol del mismo título, narrando una historia en un entorno tan reducido como el número de personajes que la protagonizan: tres, o dos y s solo se cuentan a los humanos, aislados en un escenario en el que a la lejanía de la civilización, se le añade la anomalía de esos seres que cada noche, acuden hacia la luz del faro. Esta se centra principalmente en recrear esa extraña rutina que constituye la mera existencia diaria de los personajes con las guardias nocturnas que pueden terminar o no en una escaramuza contra sus protagonistas, junto a la situación que supone la presencia de uno de ellos, semi domesticado, en el faro: Aneris, a quien no se le da nombre hasta la llegada del protagonista, quien muestra una relación más humana que la existente con Gruner, el farero, quien alterna en tratarla como un animal y un objeto para su disfrute.
En este caso, se hace evidente el paralelismo del contacto entre la civilización y otras culturas, la incapacidad de comprender lo que es distinto o de poder ver en ellos la capacidad de raciocinio y consciencia. Una situación potenciada por el carácter de este farero, a quien Ray Stevenson dota de más carácter e interés en comparación al resto. Caracterizado entre la locura, la misantropía y la brutalidad, con el también se plantea una trama acerca de la identidad, quien es cada uno ante s de tomar una decisión tan drástica como abandonarlo todo y retirarse al fin del mundo, la evolución personal que supone la adaptación a este medio y a que conduce este, desarrollado mediante la relación entre el protagoinsta y ese farero que no es quien asegura ser en realidad, sino que, al igual que se mostrará en el desenlace, ha adquirido una identidad y un papel distinto al inicial.
El planteamiento y el escenario hace posible mostrar no solo esa parte fantástica mediante seres todavía ocultos en un mundo que, conforme a la época en la que se ambienta, no solo no había sido descubierto cada rincón del planeta sino que estaba demasiado ocupada con la Gran Guerra, referencia que también se mantendrá de forma indirecta mediante esas batallas que se suceden cada noche (así como el sentido de esta, cuando, tras una última masacre, se descubre demasiado tarde, un objeto fabricado por los seres, y con el , la capacidad de raciocinio que estos tienen). E incluso, el potencial absurdo de un escenario al que hacen referencia la poco de llega el protagonista: ¿Quién necesitaría una faro alejado de toda ruta, sino es para justificar algún gasto o desviar fondos?
Una serie de elementos que se desarrolla en una película de ritmo pausado, en la que se refleja, pese a la aparición de lo extraño, esa monotonía de un escenario tan limitado y en el que el paso del tiempo resulta interminable. Pero que pese a todo, la producción no consigue transmitir correctamente.
Excelente a nivel visual, igual que en la mayoría de efectos especiales, (salvo algún CGI por ahí un poco desafortunado) y en el que Aura Garrido es capaz de interpretar a un personaje no humano sin más ayuda que su expresión corporal bajo kilos de latex y maquillaje. Una fotografía que muestra en tono azules y grises ese paisaje que se vuelve polar en su s últimos momentos, y ese faro convertido en una especie de fortaleza, hecha de retazos y parcheada con objetos que le dan el aspecto del templo de un ermitaño. Una producción a nivel formal que cumple gran parte de lo que pretendía, per a la que parece faltarle algo. El entorno no consigue transmitir toda la sensación de claustrofobia que implicaría una isla, sino al contrario, esta parece ser un escenario en la que los personajes se mueven a gusto, y el guion parece preferir centrarse en las peleas nocturnas contra las criaturas que, en lugar de convertirse en una cotidianeidad extraña, se vuelve derivativa, algo que se mantiene aquí porque es una película fantástica y tiene que aparecer monstruos. Habría que esperar unos años para que, aún con sus defectos, Eggers reflejaría en El faro todo el potencial que ofrecía esta situación.
Con un reparto internacional, una buena ejecución y un nivel formal impecable, la piel fría se queda en una película que más que claustrofobia y reflexión, trasmite la sensación d de que falta algo. Esta, más allá de su buena ejecución audiovisual, parece no atreverse a ir hacia ningún sitio complicado, evitando una profundidad que podría haber alcanzado con solo reducir la rutina de las peleas nocturnas.
No recuerdo haber visto la peli, aunque sí leído el libro, que en su momento estaba bastante de moda. Creo que esto último se ha desinflado bastante. El libro me pareció bastante meh, no sé cómo sería una relectura. Por lo que dices, la peli es igual, muy normalilla. El libro me dio la sensación de ser algo escrito en un taller de escritura de "las 10 cosas para conseguir el éxito". Que no está mal y tiene mérito haber escrito un libro, pero no va más allá ni dice nada particularmente interesante.
Recuerdo cuando estrenaron la película, que se habló bastante de ella, y sobre todo, que no le hacía justicia al material original. No lo he leído y no sé hasta que punto es cierto, pero sí que los libros que dan esa impresión de seguir una pauta de tropes que van a funcionar con el público, me echa un poco para atrás.
Y debe ser que todavía tengo neurosis de guerra como opositora, porque lo primero que pensé al ver las escenas del faro fue que ahí se podría estudiar muy tranquilo. Sales un poco a echarle unas alguitas a los vecinos hombres peces, y a seguir temario XD.
2 comentarios:
No recuerdo haber visto la peli, aunque sí leído el libro, que en su momento estaba bastante de moda. Creo que esto último se ha desinflado bastante. El libro me pareció bastante meh, no sé cómo sería una relectura. Por lo que dices, la peli es igual, muy normalilla. El libro me dio la sensación de ser algo escrito en un taller de escritura de "las 10 cosas para conseguir el éxito". Que no está mal y tiene mérito haber escrito un libro, pero no va más allá ni dice nada particularmente interesante.
Recuerdo cuando estrenaron la película, que se habló bastante de ella, y sobre todo, que no le hacía justicia al material original. No lo he leído y no sé hasta que punto es cierto, pero sí que los libros que dan esa impresión de seguir una pauta de tropes que van a funcionar con el público, me echa un poco para atrás.
Y debe ser que todavía tengo neurosis de guerra como opositora, porque lo primero que pensé al ver las escenas del faro fue que ahí se podría estudiar muy tranquilo. Sales un poco a echarle unas alguitas a los vecinos hombres peces, y a seguir temario XD.
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