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jueves, 4 de julio de 2024

Los violentos de Kelly (1970). Toma el dinero y cambia a maniobra de retirada

 


La semana pasada con el fallecimiento de Donald Sutherland, los medios  ilustraban la noticia  para disgusto de muchos, con un papel tan reciente y poco representativo de su carrera como el de Coriolanus Snow en Los juegos del hambre. Un ejemplo que hace muy poca justicia al villano de Novecento,  al padre atormentado de Dont´ Look Now, a uno de los últimos supervivientes de la invasión de los  ultracuerpos…pero también al doctor Hawkeye en MASH,  Vernon en Doce del Patíbulo…una carrera  tan amplia en el tiempo como en variedad.  Y aunque sus papeles en el cine fantástico fueran suficientes como para recuperar alguna de sus películas a modo de homenaje,  decidí  elegir  algo distinto y quedarme con una bélica que si bien  ese sale un poco del tono épico o dramático habitual en estas producciones,  su  planteamiento y reparto son suficientes como para quedarse  con esta entre todas.



 Los Aliados han desembarcado en Normandía, y la guerra parece a punto de terminar.  Aunque la victoria  no  interese a  los hombres del teniente Kelly, que  solo quieren llegar a cualquier  ciudad  donde poder disfrutar de un baño, una comida caliente, y  algo de diversión. Cuando tras capturar a un coronel alemán, y comprobar el poder del alcohol a la hora de extraer información del enemigo, este les  revela la existencia de más de  quince mil lingotes de oro almacenados en un banco de   Clermont, tras las líneas enemigas,  Kelly, tan cansado de la guerra como  el sargento Big Joe y los solados de  su pelotón, planean aprovechar los recursos de esta para llegar  hasta la ciudad y  hacerse con el oro. Aunque para llevarlo a cabo  sea necesario contar con la ayuda, además de repartir el botín,  de Crapgame, el sargento de aprovisionamiento, y Oddball,  el excéntrico comándate de un tanque  Sherman que  dará el apoyo necesario para atravesar la barrera alemana. Aunque el enemigo no es el único problema que los hombres de  Kelly  deberán evitar:  los altos mandos estadounidenses,   creyendo que la maniobra se trata   de un valeroso avance de sus tropas,  organizan también su llegada a la misma ciudad.



La película desarrolla de forma simultánea una trama bélica bastante simple  (como todas las guerras, vaya. Que por mucha estrategia que planeen los generales, todo se reduce a “si el enemigo se mueve, le disparas”), y una sobre  “heist” que gira   en torno al planteamiento y ejecución del golpe. Apara ello, cualquier pretensión épica  se ve anulada, haciendo que sus protagonistas  sean un grupo de soldados y oficiales de rango medio,  cansados de la guerra e indiferentes a esta. De ahí el irónico “héroes” de Kelly en el título original, frente a un grupo de generales más  preocupados por las entradas triunfales y  la simulación de liberar un país que por el bienestar de sus solados o por la propia naturaleza del conflicto.  De esta forma, con la que consiguen suavizar también un tema controvertido como los expolios de guerra, hacen que el grupo protagonista genere una mayor simpatía, planteando cierta oposición entre esos altos mandos, que  no pisarían jamás una zona de guerra hasta que esta  haya sido debidamente  desmilitarizada, y los solados de a pie, con preocupaciones mucho más  cotidianas a quien les es más sencillo llegar a un acuerdo con otro soldado enemigo  que con un capitán de su propio ejército.



Junto a varios de los temas comunes del cine bélico,  esta sigue la estructura habitual en el cine sobre robos, donde  cualquier obstáculo en la ejecución del plan se verá superado para finalmente,  llevarlo a cabo con éxito. En este caso, los problemas que encontrarán los protagonista serán  el ser confundidos con una unidad  enemiga y atacados,  cruzar un campo de minas o tener que ser más rápidos en llegar que sus propios generales.  

El éxito, no solo de este atraco sui generis, sino de sus protagonistas,  se debe también al  reparto elegido. El trío protagonista, interpretado por  Clint Eastwood, Telly Savalas y  Donald Sutherland,  se complementa con caras  igualmente conocidas como  Harry Dean Stanton o  para los que vimos mucha tele en los noventa, Len Lasser (el tío de Jerry Seinfeld, para ser más exactos). Si  los dos primeros interpretan a sus personajes  con cierto estoicismo, entre el pragmatismo y el desengaño, el  Oddball de Sutherland   y su equipo  es un contrapunto, más  que cómico, estrafalario, donde la personalidad  de este, un tanto lunática  pero no carente de astucia y sus hombres, asentados en un improvisado campamento, recuerda más a la de una comuna hippy que a la de un batallón  de soldados veteranos, y   contrasta con la actitud más cercana al cine bélico clásico de la pareja formada por  Eastwood y  Savalas.



El tono aportado por Sutherland sirve también para mantener el estilo ligeramente cómico de la cinta, donde  determinados  momentos el retrato que hace de los solados es más  una reinterpretación de la época en la que se filmó que un reflejo pretendidamente histórico: la película se estrenó en pleno conflicto con Vietnam, y aunque  este evite posicionarse sobre la guerra, , transmite esa sensación de absurdo y adaptación a un medio hostil. Pero  manteniendo siempre una atmósfera  ligera y consciente de  no ser una producción dramática. En la que incluso hay espacio para las referencias cinematográficas, como la negociación entre el trío protagonista y el soldado enemigo, que no duda en homenajear  directamente al spaguetti western en el que  Eastwood había actuado previamente.

Con un grupo de protagonista entre los pragmático, lo buscavidas y lo estrafalario, es inevitable, no pensar, salvando las distancia  de estilo e incluso  de ejército protagonista, en el batallón penitenciario sobre el que  Sven  hassel  había escrito más de una docena de libros. Aunque  Porta, Hermanito y el Legionario también  fueran adaptados al cine durante los ochenta, es posible  ver a  estos héroes de  Kelly como una versión, del otro lado, de esas batallón que  también recorrió  Europa  en las líneas enemigas. Y que, pese a todo, también  inspiraría  de forma bastante evidente la última novela del escritor  danés:  en  El comisario, los personajes  abandonan toda pretensión de  narrativa bélica para lanzarse, esta vez en el frente oriental, a una trama muy similar  sobre un cargamento de oro almacenado en una cámara acorazada.

2 comentarios:

Anacrusa dijo...

Cuántas vidas ha vivido Donald Sutherland. A mí siempre se me vienen a la cabeza dos personajes, el de los 12 del patíbulo y el de Italian Job, esa peli dosmilera de tarrina de CD. Luego ya me vienen los ultracuerpos y la Venecia oscura de Amenaza en la sombra.

Me apunto la peli, que no la he visto. Ahora estoy revisitando algunos "clasicos" de los 60/70 como La gran evasión y Los siete magníficos, así que esta me encaja para tarde de sábado.

Renaissance dijo...

Reconozco que cuando lo único que empezaron a mencionar de Sutherland fue su papel en Los juegos del hambre, me salió un poco la vena quejica..¡si este hombre ha hecho de to! Y menuda magdalena de proust me ha dado con la tarrina de CDs de películas grabadas. Yo no echo de menos esos dosmil de chavales sin la eso ganando 2500 en una obra mientras suena Sonia y Selena, yo echo de menos bajarme del emule todas las películas de Lucio Fulci, y poder empezar a hacer filmoteca de rarezas a base del primer bitorrent!

De momento tengo pendiente recuperar La gran evasión, aunque también la había visto hace bastantes años, y Amenaza en la sombra. Que aunque me haya hecho un spoiler de lo que pasa, solo por la estética y el grano setentero, me vale.

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