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jueves, 4 de mayo de 2023

Lecturas de la semana. Los clásicos del comedor

 


No solo de la colección Reno y de Bruquera  vivimos los lectores y los que rebuscamos en las cajones de segunda mano. Otras editoriales, que estaban presentes en las casas, intentaba n recoger también lo más destacado de la narrativa, y lo que era  más importante, de una forma que esas  colecciones se vieran de manera uniforme   en las baldas del aparador. Con una encuadernación que pretendía imitar un libro antiguo, los títulos resaltando en letras doradas y unas páginas que parecían papel de estraza, las Obras maestras de la literatura  contemporánea de Seix Barral recopilaban…bueno, lo que podríamos considerar como  las más importantes de los últimos siglos. Y donde convivían La náusea, La muerte en Venecia, La familia de Pascual Duarte  o Crónica de una muerte anunciada (esta última, resultó una suerte  tenerla cuando entró en el programa de lecturas a examen de COU). Pero también El proceso, y un par de novelas más  que supusieron mi entrada en el mundo de la literatura “seria”…pero, que, como todo lo que seguiría después, se mantendría en la línea entre lo real y lo imaginario.



Gilbert K. Chesterton. El hombre que fue Jueves. Bajo el subtítulo de Pesadilla, la novela sigue los pasos de Gabriel Syme, detective infiltrado en el Consejo Anarquista, elegido  durante una reunión como Jueves, y su intentos para detener al resto de miembros antes de que lleven a cabo el atentado planeado: asesinar al Zar, quien se encuentra en París. Syme no es el único  integrante de Scotland  Yard que ha conseguido llegar hasta el Consejo. Junto a varios  aliados inesperados, intentarán detener al resto de anarquistas y evitar sus planes…o quizá descubrir que nada es lo que parece.

La novela está, marcada por un sentido del humor muy británico, donde abundan los juegos de palabras y una caracterización física de los personajes que roza lo teatral: barbudos, ancianos decrépitos, personajes cubiertos por siniestras gafas oscuras o provistos de una sonrisa torva, que van desvelándose como una capa más de  un enigma en que sobresale  la figura de Domingo. Descrito por todos como inabarcable, incomprensible y misterioso como un villano…pero que, como uno de los protagonistas expone, su  comportamiento a la hora de eludir a  sus perseguidores es similar a la de un padre jugando al escondite con sus hijos.


Alcohol, libros y una vajilla: el mueble que lo tiene todo

La trama, sin perder el humor en ningún momento, deriva hacia lo fantástico, donde la huida toma un cariz surrealista, un  globo aerostático puede dar paso al robo de un elefante, haciendo que su aspecto inicial de novela policiaca se desvanezca  convirtiéndose  en una historia extrañamente alegórica, donde nada era lo que parecía  en un principio  y lo narrado adquiere un tono de ensueño, con la vuelta de su protagonista al punto de partida  de una forma muy sutil y amable, muy similar a como si este hubiera presenciado una parábola.

Chesterton, conocido por sus novelas policiaca,  por su carrera de polemista y su preferencia por lo  tradicional, toma la figura del dinamitero  transformándola, de una encarnación de lo negativo a una caricatura, y de ahí a a una versión despojada de  su ideología e imagen previa como si se tratara de un disfraz. También se ha especulado a menudo sobre Domingo, como personaje dual y casi un demiurgo, caracterizado con rasgos que recuerdan mucho a su autor (a Chesterton le encantaba incluir personajes grandotes es sus historias, como Flambeau el ladrón). Este, incomprensible al principio, abiertamente burlón y finalmente benévolo, está muy vinculado a la mentalidad e ideas del propio  Chesterton, católico  e interesado en la fe y la creencia  como alto  necesario en la vida, pero que no  por ello tuviera que tratarse de forma excesivamente solemne.

El personaje, y los matices  de El hombre que fue Jueves, han sido reseñados de forma mucho más  amplia  por La mano del extranjero, y salvo una opinión somera, no me queda mucho más que aportar que defender que esta novela se habría convertido en una candidata a ser filmada por Terry Gillian.



M. R. James .Otra vuelta de Tuerca. En una velada, los invitados deciden narrar una historia de fantasmas, a ser posible, verídica. Esta es la que fue  contada por uno de los presentes,  referida de primera mano por su protagonista. Esta describe como encuentra su primer trabajo de institutriz  de los dos niños que habitan en Bly Manor, huérfanos y sobrinos de su empleador, quien ha dejado claro que no desea ser molestado con asuntos sobre su  crianza. La joven maestra decidida a cumplir con la tarea impuesta por un hombre por el que ha quedado  fascinada, se encarga desde de ese momento de la educación de flora y Miles, un jovencito que inexplicablemente  ha sido expulsado del internado donde estudiaba. Esta, fascinada  por  los dos niños a los que define como las criaturas más adorables que ha conocido, comienza a ver en algunos lugares de la casa  a dos figuras. Ninguna de las forma parte del servicio actual,  apena compuesto por ella y la señora Grose la gobernanta, pero parecen coincidir con la descripción de los anteriores  miembros de esta: Miss Jessel, la institutriz a quien sustituye, y Peter Quint, criado del señor y un hombre poco de fiar…ambos muertos, o dados por muertos.

A partir de la aparición de estos, el comportamiento de Miles y Flora empezará a cambiar, y su institutriz, la única ç consciente de las figuras que ronda Bly Manor, intentará  proteger a los pequeños de lo que ella sospecha que es una influencia maléfica.

Además de ser una de las novelas clásicas del fantasmas, también es una  con un desarrollo más abierto a la interpretación del lector: bien una historia sobrenatural donde algo amenaza a los niños, o bien una novela realista donde todo lo que sucede es narrado desde el punto de vista de la locura de su protagonista. Esta última  es la interpretación mas socorrida, debido a lo que esta describe. Desde su fascinación romántica con alguien ausente, hasta su obsesión  con los anteriores residentes de la mansión  lo s que convierte en villanos y amenaza que recaen sobre los niños. Unos residentes que en todo momento, solo ella ha visto y cuya caracterización proviene de lo narrado por la señora Grose, a partir de cuyo testimonio se establece la posibilidad de la relación entre ambos, o de la influencia que Quint pudo tener en Miles. Lo subjetivo de la narración también supone abrir otra interpretación, como estos fantasmas fueran el reflejo de las frustraciones o deseos reprimidos de su protagonista.

James era un escritor realista y es algo que se nota en este relato sobrenatural: un personaje principal cuya complejidad radica en lo dudoso de su testimonio y lo que pueda interpretarse  de este, un entorno  aislado marcado, ante todo por el secretismo de la clase alta en el que todo debe adivinarse a través de sugerencias. Lo sucedido entre Quint y Miss Jessel, las circunstancias que provocan la expulsión escolar de Miles, e incluso el comportamiento de los niños, entre el esperado en dos criaturas aisladas sin familia,  el malinterpretado por  una institutriz cuya visión está distorsionada, o el directamente anómalo, si el lector creer lo que ella cuenta. Este estará tan abierto a lo que este decida ver como años después lo estarían, en cierto modo, los hechos descritos  por Shirley Jackson en La maldición de Hill  House.

1 comentario:

Anacrusa dijo...

Creo distinguir en la primera foto una enciclopedia Monitor como la que había en casa de mis abuelos. Si en cierta medida somos o nos definimos por nuestras bibliotecas y libros leídos, yo sería un batiburrillo de muchas cosas xD. En una época en la que comprar libros era un privilegio, en las baldas de mis abuelos había un poco de todo. Mi padre todavía cuenta cómo su padre pidió un préstamo al banco para comprar libros. Las prioridades siempre claras xD.

La relectura de "El hombre que fue Jueves" la he disfrutado mucho. Parece una humorada británica revestida de novela policial que se va tornando más surreal y fantástica. Casi sin darte cuenta están dentro de una trama filosófico-existencial. Nunca había relacionado esta obra de Chesterton con Terry Gillian, pero la verdad es que está muy bien traído, porque le pega bastante.

Otra vuelta de tuerca lo leí hace años y la verdad es que no me gustó nada de nada. Quizás por el halo de "clásico de novela de fantasmas" esperaba más, y eso que lo leí a sabiendas de su estilo realista, casi de novela psicológica. Así como con Shirley Jackson conecté desde el primer momento, no me pasó lo mismo con James. Tendría que darle otra oportunidad, supongo.

Una de fantasmas que tengo muchas ganas de releer es Hell House de Matheson, que la recuerdo como una mamarrachada muy divertida y psicalíptica xD.

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