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jueves, 11 de marzo de 2021

Lecturas de la semana. Fantasías y héroes variados

 


Después de pasarme unos quince días con la trilogía de Fionavar, y reconociendo un poco el nivel de saturación que supone una saga tan ceñida a los tópicos fantásticos, seguimos con el mismo género, y en cierto modo, con los mismos arquetipos. Aunque en este caso, con libros mucho más breves y con una visión un poco distinta.


Stephen King. Los ojos del dragón. Durante la época dorada como rey del terror, King no dudó en escribir piezas que podrían considerarse menores o donde se alejaba un poco de sus temas habituales (las malas lenguas dirían que también de los mamotretos para calzar mesas) o donde narraba por puro divertimento. Este relato, concebido como una historia de fantasía, o casi como un cuento para ir a dormir, sería uno de estos casos.

Un país imaginario, un rey benévolo o que en el mejor de los casos, no molesta mucho, una reina compasiva, dos príncipes y un mago traidor son los componentes de una narración en la que se ciñe a arquetipos muy básicos de buenos, malos y traición, en el que la intención prevalece pero donde no parece ser capaz de trabajar bien con la estructura y características que esta ficción necesitaría: aunque la intención de establecer la moralidad de sus protagonistas está clara, esta acaba jugando en su contra con un personaje principal que más que bueno, roza la perfección, un secundario al que no se le da ninguna oportunidad de desarrollarse ni más que la redención final, y un desarrollo que no parece demasiado equilibrado: la primera parte, donde se establecen a los personajes y sus primeros años, se alarga en la manera típica de King para llegar a una parte media que se estanca, sin casi pasar nada, y un desenlace que, comparado con los capítulos anteriores, se impone de forma atropellada, como si su autor recordara que esto es una pieza breve y que no puede seguir explayándose. Dada su brevedad, y la claridad de no pretender ser otra cosa que una fábula, esta se queda en una curiosidad de King, en una lectura de una tarde, aunque con una sensación general de que hemos leído sobre servilletas más de lo que nos hubiera gustado.



Peter S. Beagle. El último unicornio. Un pequeño clásico de la fantasía conocido en parte por su adaptación animada, y que aunque el argumento pueda resumirse en la búsqueda de un unicornio, acompañado por un mago incapaz de comprender sus poderes y una joven que ha perdido la esperanza, su trasfondo tiene más carácter de fábula que de narración de fantasía heroica.

Hay un viaje, antagonistas diversos y una búsqueda que se completa, pero en ellos puede verse claramente  un trasfondo sobre la ambición, la esperanza, o la búsqueda de la felicidad, y donde los personajes se caracterizan de una forma más compleja, y con ironía: protagonistas como Schmendrick, cuyos hechizos funcionan en el momento más inesperados, Molly Grue, que quiso ser un trasunto de Lady Marian y su destino parece limitado al de criada en un castillo, o el propio unicornio, una criatura a la que se la describe como alguien ajeno a lo que se puede comprender: Beagle no se esfuerza en humanizarla ni de dotarla de empatía, sino en describir a una criatura inmortal, con su dosis de vanidad y de egoísmo, y cuya existencia parece estar profundamente ligada a las creencias y percepción de los seres humanos: el último unicornio quizá existe porque estos creen que en un momento fueron reales.

Pese a un tono un tanto crepuscular (a fin de cuentas, la trama gira en torno a la última de las criaturas míticas y como la ambición de un monarca es capaz de consumir la esperanza de todo un reino), los diálogos muestran mucho sentido del humor con los tópicos de la fantasía tradicional, e incluso se atreven, de forma inesperada, a romper la cuarta pared y reconocer su naturaleza ficticia. Desde luego, el último unicornio no supondrá una saga llena de tomos, pero sí una visión del género fantástico a la que es recomendable acercarse.

1 comentario:

Carolina dijo...

¡Hola! La verdad es que ese libro de Stephen King me enganchó muchísimo, el otro autor lo conozco, pero no he leído ningún libro suyo todavía, tal vez me anime dentro de poco. Muy bonito el gatito. Un saludo.
Posdata: te sigo y te invito a pasarte por mi blog.

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