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lunes, 17 de julio de 2017

Obituario: George A. Romero


La misma tarde en la que nos estábamos reponiendo de la noticia sobre el próximo doctor Who (o no. Con tantas pistas sobre una Doctora tampoco era para sorprenderse), se anunciaba, en este caso, un fallecimiento. Que en realidad no tiene nada que ver con televisión, británica o no, sino con el mundo del cine, de la serie b y del terror gracias al cual muchos descubrimos a los zombies modernos.

George A. Romero, según las noticias, fallecía a los 77 años. Una edad no demasiado avanzada según qué estándares (idea que me vino a la cabeza al descubrir que tenía parientes gallegos), pero que a su público nos hace pensar cómo y a qué velocidad han volado los últimos treinta años.  Y que quizá explicara por qué su última película fechara ya de 2009, disfrutando de un merecido retiro.

Sería imposible pensar en el cine de los setenta y los ochenta sin George Romero, del mismo modo que también lo sería sin Wes Craven o John Carpenter. Y aunque su carrera contó con películas memorables, desde adaptar a King con La mitad oscura, adelantarse un poco al cine “de infectados” con The Crazies u homenajear a los comics de la EC con Creepshow, esta estará ligada a la figura del zombie. Fue a partir de La noche de los muertos vivientes cuando este término se separó de su origen mitológico y configuró al que después sería un habitual en el cine posterior, pero también en la cultura popular. Porque, aunque él echara pestes de Guerra Mundial Z y Walking Dead, él era un poco culpable de que hoy pudiéramos disfrutar con ellas. Como también lo era de haber desarrollado, a lo largo de cuatro películas (sé que son seis, pero las dos últimas son tan flojas que vamos a hacernos el avión a su favor), una saga donde se mezclaba esta figura con la de cierta crítica, muy de serie B, a la sociedad y al consumismo. Aunque esto comenzara de forma casi accidental: el protagonista de La noche de los muertos vivientes original, fue elegido simplemente por superar un cásting, sin pretender que hubiera segundas lecturas. Era, como serían después Rick Grimes y compañía, un superviviente. También fue el responsable de darle a sus zombies, porque en el fondo, no podemos pensar en ellos de otra forma, una característica que los definiría posteriormente: lo ambiguo de su origen. Si bien es en esa primera entrega donde jugaba un poco con una explicación de ciencia ficción, posteriormente la descartaría para hacer que estos fueran la amenaza en sí, sin que el motivo de su aparición importara. Algo que resumió perfectamente cuando, en El amanecer de los muertos, un personaje dice “Cuando no quede más sitio en el infierno, los muertos caminarán sobre la tierra”.
 


Solo por eso, bueno, y por las noches de sus películas emitidas a horas intempestivas en la televisión todavía analógica, por la expectación de poder ver, veinte años después, el estreno en cine de La tierra de los muertos, porque me encantan los zombies, y por haber hecho feliz a sus espectadores, muchas gracias. A él y a Martin Landau, un actor bastante menor (y quizá para los que veíamos la tele en el 2000, conocido por sus doblajes en el Informal), de quien mientras escribía esto, me enteré también de su fallecimiento.

2 comentarios:

Kaoru dijo...

Los zombis nunca me han gustado así que no he visto muchas películas suyas, pero he visto irse a muchos ídolos en los últimos años y siempre te quedas algo chafado porque, a fin de cuentas, sus obras son ya parte de ti.

Renaissance dijo...

En mi caso fue como el año pasado (que fue muy negro) y entre otros, falleció Angus Scrimm: un personaje al que acabas conociendo gracias al vhs, al que le coges cariño por la afición al cine de terror, y en el caso de Romero, de Zombies. Es verdad que sus obras son una parte más de mí: hay muchos años que no me imagino sin teorizar sobre sus películas.

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