Series de tv, libros, cine...y una constante presencia gatuna

jueves, 14 de febrero de 2013

Lecturas de la semana. Del libro al cine y al revés


Muchas películas se basan en libros que a día de hoy, a penas se conocen. Lo mismo puede ser porque la fama de la pantalla escondiera a la novela en cuestión, o en el peor de los casos, porque el libro fuera malucho y el guión resultara infinitamente mejor….también hay casos, los más raros, en los que un libro es la adapción al papel de una película conocida. Esto último fue bastante popular hace algunos años, especialmente antes de que el mercado del video doméstico y el merchandising de todo tipo se generalizara, y por norma, no eran el colmo de la calidad literaria, sino una versión narrada y accesible para todos los lectores de la película del momento. Esta vez me he encontrado con los dos casos, tratándose ambos de mis películas preferidas. Y si en el primero es la novelita de ciencia ficción que sirvió para la obra más conocida de Fritz Lang, el segundo es la versión en papel del cuento de hadas más conocido (e incomprendido durante muchos años) de Jim Henson.


Thea Von Harbou. Metrópolis. Ademas de guionista y esposa de Fritz Lang, Harbou era escritora, y algunas de sus novelas, como la Tumba India o La Mujer en la Luna acabarían siendo también algunas de las películas que su señor marido filmó entre guerras. Metrópolis es probablemente la más famosa, y tanto los escenarios futuristas como la mujer mecánica (si me apuran, hasta el vídeo de Queen también) harían que hoy la novela quedara como una anécdota. La historia es la reflejada en la película del mismo nombre: la ciudad futurista, la separación absoluta entre la calidad de vida de los dirigentes y los obreros, una chica un tanto mesiánica que intenta mediar entre ellos, y la aparición de su doble robótica creada por un científico para sabotear su misión.

El tratamiento del tema de los trabajadores es bastante simplón y el personaje de María, un tanto irritante con tanta virginalidad y número de seguidores que acumula, y no se trata de un libro en el que se deba buscar ni la parte mas científica de la ficción, ni especialmente, personajes que asombren por su profundidad: y es que en el fondo, la historia de los protagonistas de Metropolis es vodevilera como pocas. Está la tragedia de los enamorados que pertenecen a distinta clase social, la enemistad que mantienen el dueño de Metrópolis y el científico por haber perdido a la mujer que amaban y este último, que aunque en la película es más un científico loco como mandan los cánones, el del libro es más cercano a la idea de los alquimistas. De hecho, tanto las referencias a la magia y alquimia como la mitología antigua, desde la cristiana hasta la clásica, es lo que más influye el libro, porque el funcionamiento de las máquinas se compara con un Moloch que se alimenta de víctimas, y la mujer robot del científico, a la que llama Parodia, recuerda más a los intentos alquímicos de crear vida que al androide que se vería en pantalla. Tampoco es especialmente larga, y pese a la parte pastelosa, lo que mejor defiende la novela es su narración completamente art-decó y más centrada en la tragedia y en el planteamiento un tanto poético de las situaciones.


A. C. H. Smith. Labyrinth. Como decían en la página donde lo encontré: "Espera, ¿¡Hay un libro!? Sí, y aquí está la versión en .txt". El principal fallo de las novelizaciones de películas es pasarse de simples, y al estar trabajando con un canon muy determinado del que no pueden alejarse, no ir más allá de añadirle conectores narrativos al guión que les han entregado. Cuando la novela en cuestión es la mejor película del creador de marionetas más conocido, en la que se depende especialmente de las imágenes, y sobre todo, de los números musicales de David Bowie, me esperaba una cosita sin estilo, como los casos anteriores.

Por sorpresa para mí, el libro que adapta la pelicula es muy competente. No hay grandes ejercicios de creatividad e innovación, y desde luego, muchas descripciones brillan por su ausencia porque el lector ya tiene en la cabeza la cara de los personajes, pero a pesar de todo, el autor se ha esforzado en aportar algunos elementos a mayores, como un poco más de transfondo real para la protagonista (el divorcio de sus padres y la carrera como actriz de su madre), o hacer más presente el tema del paso del tiempo para el rey de los goblins. El estilo es bastante simple, pero bastante mejor que en otras novelas oficiales de la película que he leído, y no se le debería exigir más a una historia que está planteada como un cuento de hadas. Aunque, de todas formas, con un poco más de calma y detalle en las descripciones, habría resultado una novela redonda.

Y además, minutos musicales. Porque para cualquiera que haya crecido en los ochenta es imposible recordar Metrópolis sin pensar en Freddie Mercury.

5 comentarios:

satrian dijo...

La de Metropolis la conocía, la de Laberinto, no.

Ana. dijo...

Ay, gracias por esta entrada, no sabía que existía una novela de METRÓPOLIS. Es una película que me gusta muchísimo, pero no sé por qué nunca me puse a investigar. De Fritz Lang mi preferida entre las mudas es M, EL VAMPIRO DE DÜSSELDORFO y ya en las sonoras me fascina LA MUJER DEL CUADRO. Aunque su filmografía es amplia y de una gran calidad.

Estupendo también el video de Queen que hacía una eternidad que no veía. Lo he disfrutado mucho.

Besos!
Ana.

Renaissance dijo...

Satrian: yo tampoco conocía la de Laberinto, pero mereció la pena la sorpresa.

La Minomalice: sabía que existía desde hacía algunos años, pero no que había sido publicada en España. Igual en algún sitio de segunda mano puedes localizarla porque es un buen libro, mucho más poético y menos cienciaficcionero...bueno, igual que la película, aunque de forma diferente.
De Lang me habían gustado sobre todo sus películas sobre el Doctor Mabuse (sus libros escritos por Norbert Jacques y que estoy pendiente de encontrar por ahí), aunque el Vampiro de Dusseldorf la tengo pendiente...¡Tantas opciones de ver buen cine y acabo entreteniéndome con cualquier caquita que tenga zombies!

Condesadedia dijo...

Thea Von Harbou era la esposa de Fritz Lang, escritora, guionista... y un poquito nazi. De ahí el mensaje tan tontorrón de la novela "entre el capital y el obrero tiene que mediar el corazón". Pos fale, pos m'alegro. Al menos, gracias a que estaba casado con ella, Lang no acabó en un campo de concentración. Aunque por si acaso, el hombre tuvo el buen sentido de irse a comprar tabaco a América y no volver hasta que McCarthy y sus secuaces le obligaron.

De la etapa americana de Fritz Lang me gusta mucho "Los sobornados". "La mujer del cuadro" sería genial si la censura no hubiera metido las garras en ella imponiendo ese final precursor de "Los Serrano".

Tengo pendiente "Los Nibelungos" que me la compré de oferta y aún no he encontrado tiempo para verla.

Renaissance dijo...

Efectivamente, von Harbou simpatizaba con el régimen y desde luego, por mensaje político no funcionaban muy bien sus libros. En cambio, como lectura tiene un estilo bastante interesante, si consigues soportar los momentos Mary Sue que se gasta la protagonista María.

De Fritz Lang no ví nada de su etapa americana (hm, definitivamente todas esas series z están consumiéndome demasiado tiempo), aunque de la etapa alemana sí había visto La Mujer en la luna, que también tenía guion y novela de su parienta, y que para qué mentir, me resultó bastante cansina: la película se quedaba en una especie de historia tipo Julio verne demasiado larga que se iba haciendo cada vez más aburrida.

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