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lunes, 3 de diciembre de 2012

Luces Rojas (2012). Cuando desenmascarar mediums se pone peligroso


Cuando una película trata de investigadores de lo paranormal, por científicos o escépticos que estos sean, el género que le corresponde a esta es el terror, o como mucho, el misterio. Pero de vez en cuando aparece la excepción que confirma la regla, y la diferencia de Luces Rojas es que ha sido filmada de una forma más cercana al thriller o a la investigación judicial que al suspense.


Esta cuenta la historia de dos profesores de universidad que se dedican a la investigación parapsicológica con la intención, en la mayoría de los casos, de desmentir cualquier fenómeno paranormal, especialmente a los mediums y psíquicos. Las alarmas saltan cuando un popular mentalista, tras varios años de retiro, vuelve a los escenarios y pese al interés del protagonista en estudiarlo, su jefa se niega repetidamente. Con este vuelven a aparecer las sospechas acerca de sus poderes y cómo estos pueden afectar a quienes intentan desmentirlos: infartos, accidentes y demás situaciones hacen que los personajes duden si se trata de un fraude realmente bien orquestado o si este es el único responsable, y sabe como utilizar su poder para deshacerse de sus enemigos.



La película tiene un ritmo muy pausado, la primera parte de esta se dedica sobre todo a presentar el modo de investigar de los protagonistas y sobre todo, sus objetivos, que suelen ser quienes se hacen pasar por mediums. La investigación de una casa supuestamente embrujada, la materia que imparten en sus clases (entre otras cosas, explicar los trucos que se utilizan en las sesiones de espiritismo) los piques con el departamento de parapsicología, que son mucho más crédulos, y la incorporación al equipo de una nueva investigadora sirven para mostrar la relación de los dos personajes principales, un jefe y su ayudante que se respetan y aprecian tras años de trabajo, y en cierto modo, los motivos de estos para haber elegido ese campo de investigación. De paso, también sirve para explicar los reparos de la profesora, que interpreta Sigourney Weaver, para no querer investigar de nuevo el caso del psíquico, y que la intención de los protagonistas por probar en lo que creen se vuelva mucho más personal que un estudio rutinario.


Del reparto no hay queja: los actores que eligieron son de primera categoría, y sorprende ver en este estilo de historia a Robert De Niro y Sigourney Weaver. Cillian Murphy demuestra que puede salir en una película sin hacer de psicópata, y consigue que tanto su expresión como sus (ejem, fabulosos) ojos azules den la idea de alguien que parece esconder algo a primera vista pero que no tiene por qué ser peligroso. Empieza a verse por ahí a Elisabeth Olsen, la hermana pequeña de las famosas gemelas, aunque su papel no es que aporte mucho más de ser la chica del grupo. E incluso algunos actores que aparecieron en series británicas como personajes regulares en Torchwood o Being Human, en papeles muy cortitos pero que supongo que sirven también para pagar facturas.

La realización es bastante peculiar sobre todo por los vestuarios y la estética que utilizan: salen aparatos básicos de hoy como los móviles y los portátiles, pero practicamente son para recordar la fecha en la que se ambienta la película porque el resto parece muy anterior: los aparatos para interceptar señales de radio y descubrir fraudes, el aspecto del departamento e incluso los colores que usan en gran parte de la película, pardos, apagados y en muchos casos, aprovechando el color rojo al que se refiere el título. Incluso el vestuario de todos los personajes, incluso los estudiantes, es bastante anacrónico y no parece especialmente moderno (o esto último igual son cosas mías y resulta que es como se están vistiendo ahora los universitarios hipster).


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Lo que más falla es a la hora de conectar a los protagonistas con la situación a la que se están enfrentando: intentan explicar las motivaciones y temores de estos, pero por mucho que intente ponerlo claro, da la impresión que la investigación y sus reacciones son demasiado exageradas para dedicarse a algo tan supuestamente poco grave como un tipo que haga creer a los demás que tiene poderes, y cuando estos empiezan a correr peligro, resulta todavía más chocante, y en vez de entender por lo que están pasando, parece que todos han sacado las cosas de quicio.

Además, tratándose de una historia sobre investigaciones, optaron por darle a la última parte un tono de drama de juicios, con alegato final incluido, que junto al giro final, queda un poco extraño. Y otra cosa en la que normalmente no me fijaría, pero la banda sonora no pega allá muy bien: en más de una ocasión se marcan unos golpes de efecto que parecían haber sido compuestos para una película de terror típica y no para un thriller. En total, la hora y cuarenta se hace un tanto larga, y ni el ritmo pausado de la película ni el fallo a la hora de desarrollar el guión ayudan, pero por suerte cuenta con un reparto que se defiende bien y al menos, la estética resulta agradable a la vista.

2 comentarios:

satrian dijo...

La película comienza bien presenta a los personajes y la trama, pero cuando comienza a desencadenar todo para el supuesto sorprendente final se acelera contando las cosas, y lo desvirtua todo, acelera tanto que Elisabeth Olsen casi desaparece de la trama :P

Renaissance dijo...

Sí, es una primera parte muy buena, pero despues parece que se vuelve rara, va muy rápido y no me queda claro por qué todos se comportan así. Aunque le reconozco que algunas escenas de cuando el protagonista está investigando en edificios son muy de David Lynch

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