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viernes, 30 de diciembre de 2011

Rare Exports (2010). Un cuento navideño en el que más vale haber sido bueno



Papá Gatico, en un descanso de su reparto

Las películas navideñas, limitación estacional aparte, no suelen funcionar muy bien. Hay quien considera Qué Bello es Vivir uno de los mejores clásicos (y si se es un pelín más raro, seguramente Pesadilla antes de Navidad), pero el resto...fueron muchos años de sufrir producciones americanas acerca del valor de la familia, el espíritu de la navidad y cualquier otra idea que aparezca en un telefilme. A su versión contraria, el cine de terror, tampoco le ha ido muy bien, basado en fórmulas repetitivas de asesinos en serie disfrazados de Santa Claus o muñeco de nieve.

Fue en Finlandia cuando se les ocurrió hacer una película de terror ambientada en navidad,con el Santa Claus tradicional como punto de partida. Derecho tenían, porque según dicen, el personaje tiene la nacionalidad finlandesa. Su versión, alejada de los asesinatos y disfraces malos, se basa en la supuesta tradición original del personaje, que, como suele pasar con los cuentos tradicionales, es mucho menos amable y más siniestra que las adapciones actuales.



Rare Exports comienza con una expedición en una montaña de Finlandia, donde una empresa parece buscar el túmulo funerario más grande de la historia, según explican. Unos niños observan las excavaciones, uno de los cuales está convencido que quien está encerrado allí es Santa Claus. El niño protagonista parece bastante asustado, y tiene buenos motivos porque, según se explica al principio de la película, el personaje original no repartía regalos a los niños buenos, sino que se dedicaba exclusivamente a azotar a los malos. El padre del protagonista y sus compañeros, ganaderos de renos, están demasiado preocupados por la pérdida de las piezas de ese año como para creerle. Al menos, hasta que en una de las trampas encuentra a alguien que puede ser el verdadero Santa Claus, con los beneficios que la venta de este supondrían.



Niño, como no te portes bien, Papá Noel te va a poner fino

El argumento es bastante peculiar, presentando abiertamente una visión de Santa Claus mucho más amenazadora que cualquier tipo disfrazado con un cuchillo. Y hasta el final, tanto las apariciones de este como las estratagemas para hacerle frente, son muy cercanas al cine de suspense o de aventuras. Me sorprendió bastante la falta de sangre y violencia explícita en una película como esta, lo que hace que pueda considerarse para todos los públicos...aunque no sé si sería muy comprensible para los chavales, tanto por la historia como por presentar a Papá Noel como un tipo que no dudaría en azotarlos si no son buenos (aunque con esta versión, los padres se ahorrarían un montonazo en regalos).

Junto al argumento, bien traído y muy original, la película también tiene una gran ambientación: al igual que en El cazador de Trolls, los paisajes nórdicos ayudan a la historia y que los sucesos de esta permanezcan aislados. El vestuario y la caracterización, en general, resultan bastante intemporales, desapareciendo cualquier atisbo de vestuario o electrónica más moderan: la ropa de los personajes es más cercana a los años setenta de Let the Right One In, y el atuendo de los ganaderos parece práctico y un tanto gastado. No aparece ni un solo teléfono móvil, comunicándose todos por walkie-talkie, y tanto el mobiliario como los hornos que aparecen (son un detalle importante para la historia), tienen más pinta de haberse comprado hace treinta años, que de ser la última tecnología pirolítica. Es curioso ver hoy una película con un atrezzo que hace veinte años no hubiera llamado nada la atención.

Mención aparte para los actores, tanto los adultos como el pequeño protagonista: lejos de resultar repelente o resabiado como suele pasar muchas veces, su papel de Pietari es el de un niño con cosas propias de su edad, como el ir acompañado de un muñeco un tanto despeluchado al que llama Vuppe, o tener una gran imaginación, pero capaz de ayudar a su padre y proponer ideas cuando sucede lo peor. De hecho, la inteligencia con la que lo caracterizan recuerda bastante a los cuentos populares en el que el hermano más pequeño de la familia salva el día.



Aunque el tono de la historia tienda a ser bastante serio en la mayoría del tiempo, hay una buena cantidad de humor negro, con las apariciones de ciertos personajes que resultan ser los Ayudantes de Santa Claus, y especialmente, una broma bastante ácida sobre los beneficios que obtiene un país explotando la imagenería navideña. Y, al igual que la mayoría de películas de fantasía interesantes, no queda otra que verla por otros sistemas de visionado (ejem), ya que entre la fecha en que se estrenó, y la temática, no creo que ninguna distribuidora se anime a moverla por los cines.

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