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jueves, 2 de septiembre de 2021

La casa de las sombras del pasdo (1983). Con un reparto así, el argumento no importa

 


Después de haber crecido con el ciclo Poe de Corman, los pases de la Hammer en tv2 (incluso las peores de Dracula) y más de una antología de relatos de la Amicus, he acabado acostumbrada a que, si en una película sale Vincent Price, me quedo a verla. Si sale Peter Cushing, también. Y hasta de Christopher Lee, que no solo consiguió ser el ultimo de su quinta sino llegar a participar en un par de trilogías del siglo XXI. Y cuando esta consigue juntar no solo a estos tres, sino también a John Carradine, en un solo escenario, ya puede ser mala que de delante de la pantalla no me van a mover...Aunque la productora que consiguió el logro fuera una tan ligada a las series B y a las cintas hechas como churros como la Golan-Globus. 


Cuando Kenneth McGee, un escritor, apuesta con su editor que es capaz de escribir una novela en una sola noche, no sospechaba que la mansión en la que se refugió para llevar a cabo la apuesta iba a ser el centro de reunión de sus propietarios: los Grisbane, una antigua familia que oculta un secreto durante años, regresa a su hogar donde hace varias décadas Roderick, el hermano menor, fue encerrado por haber cometido un crimen que acabaría con la reputación de su linaje. El comportamiento de estos es tan extraño como el momento en el que deciden que es el momento de liberar a Roderick de su prisión: la misma noche en la que el desconcertado escritor, una secretaria, el comprador de los terrenos y dos turistas despistados, acaban en el mismo lugar. Salvo que el último de los Grisbane ha escapado hace tiempo, y también ha elegido esa misma noche para vengarse. 



El guion intenta imitar el tipo de terror gótico que haría pensar en la Hammer y donde la atmósfera primaba sobre la coherencia y la trama, siendo capaces de funcionar a base de imaginación y talento. No puede decirse que sea el caso, porque si bien la historia aprovecha el cliché del espacio cerrado para poder reducir el número de escenarios, esta carece de la atmósfera tétrica que podría haber hecho funcionar una trama tan improbable: el entorno parece teatral, pero muy limpio pese a la cantidad de telarañas de atrezzo que han dejado por ahí, y no es hasta que hacen su aparición las cuatro estrellas principales hasta que este empieza a despegar. 

Es imposible hablar de la pelicula sin mencionar el trabajo de sus actores. Esta consigue poner en el mismo escenario a caras del cine de terror de los 60 (y de los 50, de los setenta, y de lo que hiciera falta), añadiendo al dúo habitual de Peter Cushing y Christopher Lee, Vincent Price y John Carradine. Actores de carácter, recordados entonces por su época dorada y que pese a su condición de todo terreno, eran capaces de interpretar un papel de manera profesional independientemente de los medios y la intención de la cinta. Este casi es el único modo en el que consigue sostenerse la parte central de la trama, donde los personajes principales declaman el drama familiar que les afecta y se mueven por un caserón lleno de trampas donde casi se recuerdan más los fotogramas que comparten juntos que el desenlace y los giros de guión. 



Este, y su ejecución, se mantiene entre lo correcto y lo simple. Queda muy lejos de lo que seguramente quería emular, que era la época de las series B capaces de recrear una atmósfera gótica, e intenta centrarse en los giros de guion mediante los que intenta sostener la trama: esta es absurda, pero no pasa nada, era todo una broma teatral. Que también está muy pillado por los pelos, pero en realidad es todo parte de una historia inventada. Y si da tiempo, jugamos un poco con la frontera entre la realidad y la ficción. Una serie de recursos que resultan en una historia poco memorable, pero que en su gran parte se desarrolla de forma adecuada y sin que la limitación de medios la convierta en algo demasiado flojo. 

La casa de las sombras del pasado es un título que hoy se conserva bien gracias a contar en su reparto con tres grandes (sin desmerecer a Carradine, pero por los primeros reconozco tener un cariño especial) que, por desgracia, y porque el tiempo pasa para todos, cada día quedan un poquito más lejos. 

3 comentarios:

Rocío G. Tizón dijo...

Unos actores únicos e irrepetibles.
Un abrazo.

Anacrusa dijo...

¡Cuánta mandanga buena ha producido Menahem Golan y ha distribuido la Cannon! Totalmente de acuerdo con lo que dices de Peter Cushing, Christopher Lee y Vincent Price. Tres grandes que siempre me enganchan, aunque la película no pase de regulera. A Carradine lo ubico menos, pero recuerdo su papel en Las uvas de la ira. Me apunto la película, que seguro que me gusta.

Renaissance dijo...

Rocio G. Tizón: Para mí, la tríada capitolina del cine de serie B.

Anacrusa: A dia de hoy creo que la Canon le podía dar cien patadas a Asylum en cuanto a hacer cine de quinta regional y tomárselo en serio XD.
La verdad es que este parece un intento de la productora de hacer algo tipo cine de terror que no habría por donde cogerlo, pero teniendo a los tres como caras principales, es como las películas de la Amicus: va a funcionar.

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