jueves, 22 de mayo de 2025
El cebo (1958) ¿quién puede matar a un niño?
jueves, 15 de mayo de 2025
El rostro( 1958). El espectáculo debe continuar
Porque El rostro, en resumen, no es más que un pequeño reflejo en la vida de sus personajes. Y al igual que en la vida, el miedo, la tristeza y la risa no tienen por qué ir separados.
jueves, 8 de mayo de 2025
El barón fantástico (1961). La Luna es de los soñadores
En cualquier producción reciente, lo mínimo que es espera es que los efectos especiales sean realistas. Que los ejércitos parezcan de verdad, que podamos contar las escamas de los dragones, y que en las explosiones se distingan hasta el cascote más pequeño. Una exigencia de hiperrrealismo no sabemos si relacionada con que lo que nos cobran por la entrada esté justificado, o con que sorprender al público es cada vez más difícil. Y que en el cine de bajo presupuesto tiene su contrapartida en los efectos digitales creados con poco más que el Movie Maker del móvil. El uso de lo digital (en este último caso, en mi opinión carente del más mínimo de esfuerzo, como buena consumidora en su día de muchas cintas de videoclub), ha hecho que el valor de muchas películas recientes sea la presencia de efectos ”artesanales”, donde de algún modo, lo mecánico sea algo tan tangible como los actores con los que comparten plano. Lo artesanal, la importancia no de lo realista sino de la capacidad de reflejar la realidad de forma creativa, es algo que muchas veces se convierte en algo más importante que esa sensación de realidad aumentada que el cine parece buscar a menudo. Una creatividad que muchos animadores, especialmente los que pudimos conocer del otro lado del Telón de acero, han tenido en cuenta. Si Jan Svankmajer es el primer nombre que viene a la cabeza, en este caso Karel Zeman también utilizo la animación para recrear las aventuras de un personaje para el que la veracidad siempre fue algo muy sobrevalorado: el militar, estratega y hombre de mundo, el Barón Munchausen.
Cuando el hombre llegó a la Luna, descubrió que no era el primero: allí lo esperaban el profesor Barbican, Cyrano de Bergerac y el Barón munchausen, quienes ya habían soñado con llegar al satélite mucho antes que la ciencia diseñara el primer cohete. Sorprendido por la presencia de un personaje embutido en un traje espacial, el barón, confundiéndolo con un selenita, decide llevar a Tonik, el sorprendido astronauta, de vuelta a la tierra e instruirlo sobre todo lo que necesita saber del planeta. Su regreso no será el hogar de Tonik, sino el mundo conocido por el barón, en el que una visita al sultán de Turquia se saldará con el rescate y huida con Bianca, una joven cautiva en el harén del gobernante, donde un viaje en barco terminará en un naufragio, una visita a las profundidades del mar, así como del interior de una ballena capaz de alojar varias embarcaciones en su tripa, y su llegada a un castillo asediado por el enemigo. Mientras, Tonik y el Barón intentan conquistar a Bianca, quien para sorpresa de este último, muestra más preferencia por el visitante de la Luna que por el héroe conocido en todo el globo terráqueo.
Esta mantiene en todo momento ese tono de ensoñación, muy inocente, donde la supuesta rivalidad por el afecto de Bianca es poco menos que una anécdota (o más bien, una competencia únicamente en la cabeza del barón, atónito ante la posibilidad de ver rechazados sus encantos). Y que se olvida pronto en favor de la última aventura de este: tras haber recorrido océanos, incluso surcar los cielos atrapado en las patas de un ave Roc, retoma sus hazañas militares en el castillo que servirá de escenario a la última parte de la película.
Este constituye uno de los últimos escenarios en una trama concebida de forma episódica, donde se suceden la llegada a la luna, el palacio, la huida en una embarcación y el momento donde el protagonista, por un solo tornillo (como muestra el gag), no consigue inventar la navegación a vapor. Una serie de situaciones ilustradas mediante stop motion y gravados, extraídos en su mayoría de las ilustraciones de Doré e invirtiendo la coloración con una técnica similar a la empleada en el cine mudo donde precisamente, la intención no es mostrar algo fiel, sino el carácter artístico de unas secuencias que sirven de marco a una narración muy cercan al cuento de hadas, donde la realidad tienen tan poco cabida como en las historias que narra el barón a lo largo de la cinta. Porque esta, en gran parte, se centra en lo visual, con más presencia de los monólogos que los diálogos, sobre todo los pronunciados por Milos Kopecký como Barón. Y donde, a través de los escenarios, es inevitable no reconocer la técnica, e incluso algún dibujo, que los Monty Python utilizarían posteriormente.
jueves, 1 de mayo de 2025
La piel fría (2017). La adaptación tibia
No se piensa a menudo en ello, pero la tierra firme supone poco más de una cuarta aparte de la superficie de nuestro planeta. El mar se convierte, por oposición, en un camino hacia lo desconocido, un entorno hostil en el que no es posible vivir pero también en el origen de la vida conocida y de aquella que todavía desconocemos. Esto se convirtió también en una fuente de historias. Las civilizaciones sumergidas, las profundidades exploradas por el Nautilus o las criaturas marinas descritas por Lovecraft son solo una parte de lo que se encuentra en la vertiente más fantástica del océano, a lo que los escritores han seguido recurriendo un siglo después…aunque quizá por vivir ya en un época donde lo más aterrador que se puede encontrar en el mar es algo tan relacionado con lo humano como esa gigantesca isla de basura que flota en el Pacífico, estos retroceden a otra donde el océano era todavía esa terra incógnita, una ruta lo suficientemente inexplorada como para esconder algo. Es este escenario el que Albert Sanchez Piñol emplea para su novela, que en 2017 sería adaptada al cine.
A una isla, perdida en algún lugar del océano, y sin más asentamiento humano que un faro y un puesto meteorológico, llega en un barco el que será el reemplazo del técnico que ha llevado a cabo durante el último año, la tarea de registrar la frecuencia de los vientos. Sin encontrar rastro de este, el único habitante que los recibe es el encargado del faro, claramente desequilibrado p por la soledad y que presta poca atención al recién llegado. El comportamiento de este tendrá su explicación cuando la primera noche, la cabaña del recién llegado sea atacada por unas criaturas anfibias que cada noche acuden intentando alcanzar a los humanos de la superficie. Con la cabaña y sus pertenencias destrozadas tras el último ataque, el nuevo habitante de la isla debe refugiarse en el faro convertido en una fortaleza improvisada, junto a su encargado y un tercer habitante: una hembra de la misma especie que esos series, y que este mantiene como mascota. A partir de entonces, cada noche, deberán mantener una lucha constante contra unos seres que quizá, atraídos por la presencia de uno de sus semejantes, acuden repetidamente en su búsqueda.
jueves, 24 de abril de 2025
Lecturas de la semana. Las antologías del pasado
Desde que compro colecciones de estas se iban haciendo menos asequibles No voy a protestar teniendo en cuenta el trabajo de derechos, pago de un traductor, portada todo lo necesario en un entorno en el que los precios, disparados por cualquier factor, ahí se quedan (la mano invisible esa, en vez de regular mercados, se dedica a hacernos la puñeta), lo que para cualquier editorial pequeña y mediana es una batalla periódica. Las colecciones de Valdemar e Impedimenta son una prueba de ello pero sigo echando en falta estas antologías un poco al peso que teníamos con Bruguera, con Martínez Roca. Y que ahora nos quedan gracias a las tiendas de segunda mano o con alguna editorial que prueba suerte editando libros que habían sido pensados para salir a precios populares.
Gerald W. Page. Las mejores historias de terror V. por una vez, los de Super Terror de Martinez Roca no iban tan desencaminados con los títulos, porque este tomo era originalmente, The Year Best horror Stories VI, de Daw Books. O al menos, , los mejores en 1978. Con una hojeada a las primeras páginas, no es para menos: Los chicos del maíz de King, que después se publicaría en El umbral de la noche, , un relato de fantasía oscura de Tanith lee y el cuento en el que Lisa Tuttle recurre al folk horror y la mitología india en un cuento sobre temores familiares y niños malvados…King no nos faltará en las estanterías, pero la presencia de estas dos señoras, siempre es escasa, teniendo en cuenta su carrera y la originalidad de sus textos.
Aunque más allá de ser una selección de los mejores relatos, esta no tenga una temática concreta, en este caso, e el folk horror si es un tema recurrente. No solo el dios del maizal de King o el Dios Caballo de Tuttle, sino que David Compton hace una aproximación desde el humor negro a las criaturas feéricas y ala idea de los amigos imaginarios, y Manly Wade Wellman traslada esta idea a Inglaterra en un cuento sobre la recurrente búsqueda ade las raíces y la relación de los antepasados con criaturas anteriores a la humanidad. También están presentes otros terrores más modernos, como el cuento de Janet Fox en en el que se actualiza la lectura moral, o de justicia oscura, que solía existir en los comics de la EC. Charles L. Grant se acerca más al terror psicológico y al drama familiar con Si bien Damon, y el último relato, Largo camino serpenteante, de Russell Kirk, es más una aproximación más emotiva al relato de fantasmas que al terror.
Con un par de temas recurrentes, como son el folk horror y la familia, que se repiten en varios de los cuentos, es más probable que esto se debiera a intereses de esa época que a intención del recopilador, pero esta selección de Super Terror, entre autores conocidos y otros que no volveremos a encontrar en ninguna antología, es una de las más interesantes que la editorial tradujo para su colección.
Mike Ashley. Nocturno. Hace unos años la British Library publicaba una colección que bajo el título Tales of the Weird, ofrecía antologías breves (una media de 15 cuentos) a precio de kiosko y con las temáticas más variadas. Desde relatos de fantasmas clásicos hasta propuestas más inesperadas como estaciones de metro, telégrafos, insectos o tatuajes. Varias de estas han sido traducidas como cuentos de tatuajes de Alba, Solsticio siniestro y Gótico botánico en Impedimenta. Duomo ha optado por mantener la colección en formato bolsillo, publicando tres de ellos, y limitándose de momento a las colecciones de espectros tradicionales.
Nocturno es la primera parte de Glimpses of the Unknown, una antología en la que el objetivo de Ashley era editar por primera vez relatos que sol o hubieran sido publicados una sola vez, bien por no ser el estilo habitual de sus autores, y o porque estos se hubieran perdido con el tiempo.
Uno de los puntos a favor de esta recopilación es que no vamos a encontrar ni un solo cuento que hubiéramos leído antes. Gran parte de los escritores seleccionados se dedicaban a piezas teatrales o a publicar en revistas (en su mayoría, the Strand) y todos ellos, por intención de Ashley, tienen la presencia de los fantasmal como punto en común. Este no tiene por qué serlo en el sentido clásico, como el espectro de En el dique, de Hugh E. Writht, que abre la antología, o El alma de Maddalina Tonelli de James Barr, sino que recurre a giros en los que se utiliza como golpe de efecto la tecnología contemporánea, como el fantasma de una palabra que vaga hasta encontrar un puesto de telégrafos que pueda recuperarla, o una aproximación más cercan al pulp que al relato clásico como es el tesoro de la tumba de F. Britter Austin. En este caso, se nota que los cuentos elegidos pertenecen al periodo de 1980 y principios de os años veinte, donde se empezaba a plantear esta relación entre la tecnología moderna y lo sobrenatural.
Además de fantasmas tradicionales, alguno de los cuentos presenta una versión de los sobrenatural más cercana al terror cósmico, como la casa sumida den una oscuridad total de La casa de la maldad negra, de Eric Purves, o el titulado simplemente Fantasmas, de Lumley Deakin, donde aparece un misterioso antihéroe llamado Cyrius Sabinette del que sin duda me hubiera gustado leer algo más, y una versión de los empresarios y filántropos de doble cara que cine años después sigue resultando igual de fiel a la realidad.
Lo peor de la edición en castellano, además de que Duomo no haya sacado más antologías desde el año pasado, es la decisión de dividirla en dos libros. Los 18 relatos originales se reparten entre nocturno e Insomnio, haciendo que ya una colección en la que los cuentos son tirando a breves, se quede en algo demasiado corto, llegando incluso a dividir entre dos el prólogo que acompañaba la edición original.
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