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jueves, 12 de agosto de 2021

Lecturas de la semana. Policiaco, modernismo, y todo un poco raro

 


Más de una vez me encuentro con un libro que, si apenas me dura unos días, acabo empatando con otro igual de breve, sin que estos puedan tener más en común que una extensión que hoy se consideraría novela corta. Aunque pueda considerarse una variante un poco extraña de la pereza lectora, al menos sirve para poder escribir sobre más de un libro a la vez. Algo que, cuando se trata de novelas más largas, o antologías de relatos, resulta un poco más difícil.





Fredric Brown. La noche a través del espejo. Es curioso encontrar que un mismo autor se dedique con soltura a géneros tan específicos y opuestos cómo el policiaco y la ciencia ficción. Y más, descubrir la otra faceta de este cuando lo primero que viene a la cabeza es Marciano, vete a casa, o Pesadillas y Geezenstacks.  Pero Fredric Brown también cuenta con varias narraciones de misterio que destacan, del mismo modo por su sentido de lo irónico. En concreto, esta noche a través del espejo hace referencia al accidentado turno del editor del periódico local en Carmel City, donde encontrar las noticias necesarias con las que rellenar un espacio parece una tarea imposible. Especialmente cuando además de la falta de actividad, los lectores son los propios vecinos y a veces, implicados en unas noticias cuya salida a la luz podría perjudicarles. O eso es lo que pasa hasta que la aparición de un extraño personaje ante  la puerta de Doc Stoeger, que además de ser el malogrado editor, es apasionado del ajedrez y de la obra más famosa de Lewis Carroll ¿Y qué hacer cuando un hombrecillo le habla de algo llamado el club de las Espadas Vorpalinas, del galimatiazo, y del papel que puede jugar en uan sociedad secreta? Esto es solo el comienzo de una noche en la que Stoeger se encontrará con delincuentes buscados en varios estados, un asesinato en una mansión vacía, cadáveres en el maletero de su coche…y varias sospechas que acaban recayendo sobre él.

El libro se convierte en cierto modo en un homenaje a A través del espejo (aunque su título original fuera La noche del Galimatiazo), donde las primeras páginas que describen a un protagonista  apocado, y con tan poca vida con su periódico, abocado a una serie de encuentros que se suceden de forma aleatoria, casi  al momento en que este decide moverse de un escenario a otro, y donde estos tienen algo que los vincula entre sí de una forma que podría considerarse improbable. De este modo, la narración, con su trama principal que se complica a cada capítulo, y su resolución, todavía más compleja, adquiere una cualidad casi fantástica, donde a su protagonista no le hace falta atravesar ninguna madriguera para encontrarse con lo que había imaginado.




Horacio Quiroga. Cuentos de amor de locura y de muerte.  El título de una de las colecciones de Quiroga puede llevar a confusión: este no lleva comas, pero en realidad cada relato tiene un poco de todo ello en sus páginas. En estos aparecen los primeros amores, que regresan reflejando lo que ya no pueden ser o en realidad, nunca fueron. La naturaleza de los animales, donde caballos, toros o perros toman la palabra en la narración. O escenas de una vida rural muy lejana para el lector en tiempo, espacio e incluso en referencias, donde se asisten  a los últimos momentos de la víctima de una mordedura de serpiente, del ataque de un animal rabioso o de la vida del mensú.

Aunque los más memorables sean aquellos donde se acerca al terror de una manera realista, o de forma que podría serlo: la descripción de los cuatro hermanos y sus acciones en La gallina degollada, que se acompaña de la narración  de la ruptura de una relación matrimonial, o lo que oculta el almohadón de plumas son un ejemplo de como crear una atmósfera inquietante con las mismas herramientas con las que desarrolla una trama romántica tan improbable como La meningitis y su sombra. Un último relato, al menos en su edición original, que podría resumir perfectamente la idea de un cuento de amor y locura.

2 comentarios:

Anacrusa dijo...

A Quiroga lo leí hace mucho y salvo 'El almohadón de plumas', con ese final tan Poe, no recuerdo absolutamente nada. Decía Mariana Enríquez en una entrevista que cómo era posible que con todo el tiempo que pasó viviendo perdido en aquellos parajes selváticos no le diera por escribir más terror. Mal, Horacio, muy mal xD.

Renaissance dijo...

Ahí Mariana acierta (como en los cementerios. Y con Nick Cave. Y con todo, maldita sea). Un par de relatos describiendo la selva y fueron suficientes como para que no me atreva a salir al campo si no es envuelta en una mosquitera y con una recortada.

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