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jueves, 7 de agosto de 2025

Lecturas de la semana. Empezando series

 


Lo mejor de empezar un libro es saber que podremos  conocer el final de la historia. Al menos, por  lo que al autor  y editorial se refieren, cuando  este  termina de escribir y consigue que se publique fuera de sus fronteras…Que no podamos terminarlo por pereza, porque el enésimo conflicto mundial sea el de verdad, serán ya factores ajenos a la voluntad de los interesados.  En este caso,   han sido dos libros de fantasía, un género en el que  es habitual encontrarse esta tendencia a la continuidad.  Uno   es de una autora con una carrera amplia, y una trilogía muy conocida. E. otro es  un relativo recién llegado a la narrativa pero   con  trayectoria previa en el diseño y creación de juegos de rol.





Robin Hobb. El aprendiz de asesino (Trilogía de Vatidico).  La historia de Traspié  Hidalgo, conocido durante años simplemente como Chico, por su entorno cercano, o como Bastardo por otros,  quien siendo un niño  es abandonado en el castillo y criado por el encargado de las perreras. Traspié crecerá entre ambos mundos, educado Burrich,  un hombre tosco, pero leal al príncipe Hidalgo. Consciente de  no pertenecer a ningún lugar pero a la vez dotado de un poder insólito que lee permite establecer  conexión con los animales, este será designado  para  ejercer la profesión más adecuada para un bastardo: la de asesino al servicio del rey, aunque esa  posición a menudo requiere de más diplomacia que  la del simple asesinato. Mientras Traspié continúa su formación,  rodeado  por luchas internas y alianzas políticas las noticias de las incursiones piratas comienzan a llegar  a las cortes.  Los supervivientes de sus incursiones parecen cambiados por ellas, como si hubieran  perdido la humanidad. Una anomalía que no solo detecta Traspié, sino  Verídico, hermano de su padre,  con quien comparte un don  similar que utiliza para detenerlos.

El primero tomo de la trilogía del Vatídico narra, una vez más, el tema del viaje del héroe. Este, narrado en primera persona por el propio Traspié,  recorre los primeros años de la vida del protagonista, de forma paralela a la historia reciente del reino y las normas de la magia existente en el mundo de la autora. Este, muy estático,,  describe estamentos sociales marcados y donde cada uno tendrá su lugar. En el caso del protagonista, será ese limbo entre la familia real y los siervos, sin pertenecer a ninguno, y en el que su condición de bastardo es reconocida. Aunque él asume su situación y su vida   con la capacidad de adaptación que a menudo muestran los niños. Los capítulos sobre sus primeros años la reflejan bien,  donde el protagonista describe su vida en la primera infancia con una sencillez que resultará chocante al lector. Una situación que cambia a medida que crece y recibe un nuevo lugar y aprendizaje en el castillo. Al tratarse de una historia introductoria, nada de lo que de momento haga su protagonista (que termina esta primer tomo con unos quince años) tendrá  especial relevancia en los asuntos  importantes de su entorno, sino que lo que pueda hacer jugará solo un papel muy pequeño en un mundo de  cortesanos, intriga s y amenazas externas.

En este sentido, Hobb aprovecha muy bien estos elementos para ir dando forma al mundo e Vatídico: el lector va conociendo más de este a medida que su protagonista crece. En un mundo donde no hay un espacio determinado para los niños y estos dejan de serlo muy pronto, este descubre  su habilidad innata para una forma  de magia que se considera algo negativo…todo ello , de forma muy similar a la del descubrimiento del mundo y de sí mismo mientras va  creciendo.  Un  lugar donde los personajes que acompañan a Traspié  irán también desarrollado su personalidad: Burrich, el tutor y padre adoptivo, tosco, práctico que parece  incapaz de manifestar nada pero que  quiere de verdad al niño que ha criado. Chade, el asesino  real y mentor de Traspié, Molly, su amiga de la infancia  u otros tan enigma-ticos como el Bufón. Y el propio Traspié, quien irá formándose a lo largo de este primer libro y cuya personalidad dista mucho del cliché de elegido o  héroe con destino manifiesto.

Aunque  no tenga un ritmo muy rápido, sino que se toma su tiempo para reflejar esa cotidianeidad y los cambios que se van sucediendo en la vida del protagonista, el mundo y los personajes de Hobb (hoy aquejada de  Covid persistente y con la salud un poco tocada) resulta mi real y genera afinidad con el lector.

Seguramente la estructura narrativa  en la que se desarrolla la formación del héroe  puede recordar a El l nombre del viento: no es de extrañar porque la trilogía de Hobb fue escrita con anterioridad a la serie de Rothfuss. La diferencia  es que Hobb ha terminado la suya, Traspié es más humano que el marisabidilla de Kovthe…y no tenemos que enfrentarnos a una historia inacabada  tras un tocho de novecientas páginas donde  hay ninjas.

Gareth Hanrahan. La plegaria de la calle (El legado del hierro negro). Cuando Cari, una de las últimas descendientes de una casa noble misteriosamente asesinada, Spar, un joven infectado por una enfermedad que poco a poco petrificará su cuerpo y Rata, un ghoul que todavía no ha sido  transformada por la naturaleza propia de su raza, son capturados después de un robo que sale mal (Pero estrepitosamente mal. Nivel “ha saltado una catedral por los aires” de mal) sus caminos se separan. Carillon Thay es  liberada por un estudioso que asegura que esta tiene un papel importante en el futuro de la ciudad. Spar esa aislado en una prisión, as la espera de una confesión o que la enfermedad termine con él, y Rata, huyendo por los subterráneos, encuentra a una mujer que exige ser guiada y presentada ante los ghouls ancianos, pues hay una información importante que estos deben conocer. Mientras, a las puertos de Guerdon siguen llegando refugiados de la guerra entre dioses que tiene lugar al otro lado del mar. A una ciudad donde la tecnología  mecánica convive con las criaturas  creadas mediante alquimia, en cuyas calle acechan seres peores que los ghouls y muchos temen que los antiguos dioses no han sido destruidos, sino que esperan su regreso.

Esta es la primera novela de Hanrahan, concebida como una historia autoconclusiva  pero  que posteriormente se convertiría convenientemente en trilogía…el desenlace, en realidad,  tiene bastantes cabos sueltos como para que hubiera una puerta abierta a continuar si el primer libro funcionaba. Y lo hace, pero no del todo. El autor   venía de los juegos de rol y se nota, porque el punto fuerte de la historia es el trasfondo. Este, en lugar de escenarios de fantasía más trillados y elfos, presenta una suerte de revolución industrial en la que  ferrocarriles y herramientas  conviven con experimentos alquímicos utilizados como fuerza de trabajo, cuya materia prima  es obtenida mediante…no lo quieras saber. Pero si hay  criaturas llamadas Hombres de sebo o Cabezas de gaviota, ni su aspecto ni el proceso de fabricación  va a ser agradable. Un escenario muy propio de la fantasía oscura, en el que  describe un sistema de magia muy cercano al horror corporal, unos ghouls muy deudores de los  creados por Lovecraft o seres hechos por colonias de gusanos )reconozco que  cuando describió a los reptadores me acordé de Oogie  Boogie), este desarrolla como tema secundario esa guerra de dioses, que si bien parece algo lejano, acabará  siendo un tema  clave en los siguientes libros.  Se establecen también una serie de características y normas para esas divinidades que puede, pero no pueden, existir en el mismo plano que los humanos  y a la vez, deben valerse de heraldos o santos tocados por  ellos, para cumplir sus misiones. Un mundo  más grimdark, como lo fue la trilogía de la  marca del Cuervo de Ed McDonald, que de fantasía,  y al igual que este, muy marcado por ese desarrollo   de cosas siniestras que hacen que el escenario tenga un punto un tanto loco, y alejado de cualquier pretensión de realismo  y seriedad. Una tarea que  es la que mejor lleva a cabo del autor por su capacidad de  base a la hora de formular escenarios y que estos funcionen bien, y cuánto antes.

No pasa lo mismo   con  la narración y los personajes principales, que resultan bastante irregulares. Aunque es interesante que la trama funcione como ultima gran aventura de estos, y se pasen gran parte del libro protagonizando  su parte de forma separada, estos parecen funcionar a ratos: el papel de  parte de ellos es lo que he han sido y no lo que hacen, en el caso del ghoul, acaba resultando más interesante uno de los miembros de su raza, quien aparece poco pero su caracterización  es más llamativa. Y Aleena la santa, enviada de los dioses, malhablada, resolutiva y de vuelta de todo, tiene mil veces más carácter que Carillón, la protagonista, en su papel de heroína con pasado misterioso. Incluso Eladora, un personaje empollón con bastantes  visos de ser insufrible, acaba resultando   más compleja y generando más simpatía.

Algo parecido loe pasa al a  narración: ya resulta raro el uso del presente,  pero esta varía mucho entre capítulos haciendo que algunas partes resulten un tanto tediosas mientras otras captan el interés mucho mejor.

Con todo, y gracias  precisamente a la creación de un mundo muy interesante y oscuro, aunque exagerado a más no poder, es por lo que el libro funciona. El desenlace es suficiente para que  pique tocía más la curiosidad y su segunda parte merezca una  oportunidad. Además, ¿A quien no le va a gustar un  ghoul como los de Lovecraft?

1 comentario:

Anacrusa dijo...

Creo que me he topado con Hobb en una antología de relatos de fantasía, pero no he leído ninguna novela suya. Lo de las series... El año pasado me leí 5 de The Expanse y este año me he terminado los 4 restantes. Creo que de momento, ya he tenido mi ración xD. Otra bastante larga que leí ahce años fue The Dresden Files, que creo que la dejé cuando La Factoría de Ideas cascó. Al menos Hobb acabó el trabajo, no como Rothfuss. Como con Juego de tronos, me esperaré a la serie/película.

A Gareth Hanrahan no lo conocía. Jo, la verdad es que lo que cuentas me llama bastante, con ese mundo de fantasía oscura, body horror y Lovecraft. Combo imbatible. Y si se puede leer el primer libro sin tener que comerte toda la saga, igual pico.

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