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jueves, 24 de abril de 2025

Lecturas de la semana. Las antologías del pasado

 


Desde que compro colecciones de estas se iban haciendo menos asequibles No voy a protestar teniendo en cuenta  el trabajo  de derechos, pago de un traductor,  portada todo lo necesario en un entorno en el que los precios, disparados por cualquier factor, ahí se quedan (la mano invisible esa, en vez de regular mercados, se dedica a hacernos la puñeta), lo  que para cualquier editorial pequeña y mediana  es una batalla  periódica. Las colecciones de Valdemar e Impedimenta son una prueba de ello   pero  sigo echando en  falta  estas antologías un poco al peso que teníamos con  Bruguera,  con Martínez Roca. Y que ahora  nos quedan gracias a las tiendas de segunda mano o con alguna editorial que  prueba suerte editando libros que habían sido   pensados para salir a precios populares.


Gerald W. Page. Las mejores  historias de terror V.   por una vez, los de Super Terror de Martinez Roca  no iban tan desencaminados con los títulos, porque este tomo era originalmente,  The  Year Best horror Stories VI, de Daw Books. O al menos, ,  los mejores en 1978.  Con una hojeada a las primeras páginas,  no es para menos: Los chicos del maíz de King,  que después se publicaría en El umbral de la noche, , un relato de fantasía oscura de Tanith  lee  y el  cuento en el que  Lisa Tuttle recurre al folk horror y la mitología india  en un cuento sobre temores familiares y niños malvados…King no nos faltará en las estanterías, pero la presencia de estas dos señoras, siempre  es escasa, teniendo en cuenta su carrera y la originalidad de sus textos.

Aunque  más allá de ser una selección de  los mejores relatos, esta no tenga una temática  concreta, en este caso, e el folk  horror si es un tema recurrente. No solo el dios del maizal de King o el Dios Caballo de Tuttle,  sino  que  David Compton hace una aproximación desde el humor negro a las criaturas feéricas y ala idea de los amigos imaginarios,  y Manly  Wade Wellman  traslada esta idea  a  Inglaterra  en un cuento sobre  la recurrente  búsqueda ade las raíces y  la relación de los antepasados con criaturas anteriores a la humanidad.  También están presentes otros  terrores más modernos, como el cuento de Janet  Fox en en el que se actualiza  la lectura moral, o de justicia oscura, que solía existir en los comics de la EC.  Charles  L. Grant se acerca más al terror  psicológico y al drama familiar con  Si bien Damon, y el último relato,  Largo camino  serpenteante, de Russell  Kirk,  es  más una aproximación más  emotiva al  relato de fantasmas que al terror.

Con un par de  temas recurrentes, como son el folk horror y la familia,  que se repiten en varios de los cuentos, es más probable que esto se  debiera a  intereses de esa época que  a intención del recopilador, pero esta selección de Super Terror,  entre autores conocidos y otros que no volveremos a encontrar en ninguna antología, es una de las más interesantes que la editorial tradujo para su colección.


Mike Ashley. Nocturno. Hace unos años  la British  Library  publicaba una colección que  bajo el título Tales of the Weird, ofrecía antologías breves (una media de 15 cuentos) a precio de kiosko y  con las temáticas más variadas. Desde relatos de fantasmas clásicos hasta propuestas más inesperadas como estaciones de metro, telégrafos, insectos  o tatuajes. Varias de estas han sido traducidas  como cuentos de tatuajes de Alba,  Solsticio siniestro y Gótico botánico  en Impedimenta. Duomo ha optado por mantener la colección en formato bolsillo, publicando  tres de ellos, y limitándose de momento a las  colecciones de espectros tradicionales.


Nocturno es la primera parte de Glimpses of the  Unknown, una antología  en la que el objetivo de  Ashley  era editar por primera vez relatos que  sol o hubieran sido publicados  una sola vez, bien por no ser el estilo habitual de sus autores, y o porque estos se hubieran perdido con el tiempo.


Uno de los puntos a favor de esta recopilación  es que no vamos a encontrar ni un solo cuento que hubiéramos leído antes. Gran parte de los escritores  seleccionados se dedicaban a piezas teatrales o  a publicar en revistas (en su mayoría, the Strand) y todos ellos,  por intención de Ashley, tienen  la presencia de los fantasmal como punto en común. Este no tiene por qué serlo en el sentido clásico, como el  espectro de  En el dique, de  Hugh E. Writht, que abre la antología, o El alma  de Maddalina  Tonelli de  James  Barr, sino  que  recurre a giros en los que se utiliza como golpe de efecto la tecnología contemporánea, como el fantasma de una palabra que  vaga  hasta encontrar un puesto de telégrafos que pueda recuperarla, o una aproximación más cercan al pulp que al relato clásico como es  el tesoro de la  tumba de  F. Britter Austin. En este caso, se nota que los cuentos  elegidos pertenecen al periodo de  1980 y  principios de os años  veinte, donde   se empezaba a  plantear esta relación  entre la tecnología  moderna y lo sobrenatural.


Además de fantasmas tradicionales, alguno de los cuentos   presenta una versión de los sobrenatural más cercana al terror cósmico, como la casa sumida den una  oscuridad  total  de La casa de la maldad  negra, de Eric  Purves, o el titulado  simplemente Fantasmas, de  Lumley  Deakin, donde aparece un misterioso antihéroe llamado Cyrius Sabinette  del que sin duda me hubiera gustado leer algo más, y una versión de los  empresarios y filántropos de doble cara que  cine años después sigue resultando igual de fiel a la realidad.


Lo peor de la edición en castellano, además de que Duomo  no haya sacado más antologías  desde el año  pasado, es  la decisión de dividirla en dos libros. Los 18 relatos originales  se reparten  entre  nocturno  e Insomnio, haciendo  que ya una colección en la que los cuentos son tirando a breves, se  quede en algo demasiado corto, llegando incluso a dividir entre dos el prólogo que acompañaba la edición original.

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