Series de tv, libros, cine...y una constante presencia gatuna

jueves, 9 de noviembre de 2023

Lecturas de la semana. Entre dos décadas estás

 


Desde que dejé de preocuparme por cuestiones de espacio y logística de mudanzas, he retomado definitivamente las librerías de segunda mano y es inevitable que salga de allí con alguna compra. Esta es aleatoria y depende de lo que haya disponible, aunque si que últimamente es relativamente más fácil encontrar ejemplares que antes  era imposible de localizar, como las colecciones de fantasía de Martínez Roca o alguna edición de Círculo de Lectores. Quien también va apareciendo en más de una ocasión  es la extinta Factoría de Ideas, que salvo excepciones, su catálogo no se puede comparar con las anteriores, peor no decir  la mala fama de sus traducciones y edición, pero al menos supone  contar con alguna que otra lectura y pensar con muy poca nostalgia “madre mía las que nos colaban en los dosmiles”.



Barbara Hambly. Cazadores nocturnos. Cuando James Asher, profesor universitario y espía retirado regresa a su casa, encontrando a sus ocupantes sumidos en un profundo sueño, no imaginaba  que la existencia de  los vampiros en la Inglaterra del rey Jorge fuera algo real, y mucho menos, que  estos necesitaran su ayuda para encontrar ala asesino que  ha comenzado a destruir a todos los no muertos de Londres. Acompañado por Ysidro, un vampiro centenario, quizá el más antiguo de la ciudad, y con la promesa de que su ayuda supondrá  la salvaguarda de su esposa, recurre a sus conocimientos de antropología, así como los de espía, descubriendo la existencia de una pequeña  sociedad vampírica que vive oculta en Europa, siguiendo sus propias normas de caza y creación de nuevos pupilos, pero también que ese misterioso asesino puede ser algo similar a ellos, y más poderoso.

La novela es parte de una serie de historias autoconclusivas  donde repetiría como protagonista el trío formado por el profesor Asher, su esposa y el Vampiro Ysidro, de la que Timun Más  únicamente  publicaría  el primer tomo (corrió mejor suerte su primera trilogía del reino de Darwath, que sí fue publicada entera). Esta desarrolla una trama detectivesca  con el punto de partida de “algo está matando a los vampiros” y que si bien no es lo más rutinario del libro, con su recopilación de pistas e información, a provecha bien el salirse de la época victoriana y ofreciendo un  giro con científicos locos y alguna referencia l ambiente  prebélico que se gestaba.

Sin embargo, el libro es un tanto lento para su brevedad, dedicando más tiempo a desarrollar las características de los vampiros que, aquí se alejan mucho del estilo romántico que se estaba convirtiendo en la norma y deriva hacia unas criaturas que niegan cualquier similitud con la especie humana y se definen como cazadores, siendo su capacidad de seducción únicamente una herramienta para atraer a sus presas. La investigación de Asher lleva también a describir la organización de estos en pequeños grupos, los lazos existentes que no son amistades o el amor humano, y también algo de su biología, dejando de ser estos inmortales para estar sujetos a cierto deterioro provocado por el paso de los siglos.

Una mitología  que acaba convirtiéndose en lo verdaderamente atractivo de la historia y que, sin llegar al nivel de influencia de las crónicas vampíricas de Rice, se convertiría en un referente  posterior para el universo de vampiro la Mascarada, que no duda en incluirla como referencia bibliográfica directa…y a su vez, el juego se convertiría  también  en una referencia para gran parte de la narrativa de vampiros y la fantasía urbana de los siguientes años.


David Morrell. Allanadores. Aunque el término más habitual para los personajes de este libro sea el de explorador  urbano, el grupo que un periodista de investigación contacta para llevar a cabo un reportaje sobre esta actividad se denomina a si mismo  allanadores (creepers en el original, aunque tampoco está demasiado bien traido): personas  lo bastante audaces como para saltarse la prohibición y las normas de seguridad de lugares ruinosos,  pero con valor histórico, y que exploran su interior  con una norma clara: no puede alterarse nada, ni llevarse nada. Estos, un profesor de universidad a punto de retirarse y tres antiguos alumnos acompañan al periodista al hotel Paragon, construido por un millonario recluso en la época  dorada de Jersey  y actualmente abandonado sin más medidas de seguridad que una exigua vigilancia. La historia de su fundador, su particular miedo a salir al exterior y su obsesión por observar las vidas de sus huéspedes, así como su pasado como uno de los escondites de un gangster de los años veinte, hace sospechar que este oculta mucho más que antigüedades  y pertenencias de sus clientes. Pero, al igual que el hotel, los allanadores que atraviesan los túneles de entrada del hotel, no son lo que parece.

De nuevo, el libro es en realidad  el primero de una serie, cuyo protagonista, antiguo detective y ex marine, está más cercano al thriller que se estilaba en la década del dos mil que al terror. Y aunque la portada anuncia que ganó el premio Stoker en 2006, su lectura hace pensar que como debía estar entonces la cosa  para que le dieran un premio a esto: lo mejor que se puede decir  es su similaridad con una película d sus pensé de la época, donde es muy fácil imaginarla como un largometraje de no más de noventa minutos, actores más o menos populares y algo de infografía (no sé si Morrell tendría lo mismo en la cabeza, porque se nota a la legua), y  quien espere una resolución sobrenatural se va a ir decepcionado. Esta, después de ir descartando varias posibilidades a base de giros sorpresa,  en el que el siniestro propietario hace  suponer una presencia espectral, los gatos mutantes albinos  sugieren la existencia de criaturas monstruosas viviendo en un ecosistema cerrado, y la revelación de que ese reportero no  es otro que un ex marine  contratado para recuperar los lingotes de  oro ocultos en el hotel, todo acaba con un asesino en serie  con una motivación  cuyo origen se encuentra en el pasado del edificio. Parece que el truco de Morrell consistía en ir incluyendo giros inesperados que descartaban de un modo a otro lo narrado previamente, hasta el desenlace donde decide prescindir del elemento sorpresa y recurrir al otro tópico de la literatura de kiosco: las explosiones. Porque no vas a tener a un protagonistas con experiencia militar si no haces que escape con la chica en el último momento de un edificio que va explotando e inundándose por partes.

Todo ello, con un estilo muy de novela de bolsillo, recurriendo a escenarios que se han visto previamente, desde Relic a el coleccionista, y donde, la posible diversión que podría ofrecer se desvanece al recurrir a un desenlace típico del thriller. Y  en el que cualquier fantasma, habitante del subsuelo, o posible tópico de la serie B resultaría mucho más creíble que un desfile de mercenarios y asesinos en serie por la costa de Jersey.

2 comentarios:

Anacrusa dijo...

Uno de mis propósitos de año nuevo es el de dejar de pedir libros por Iberlibro xD. Que entre que encuentras auténticas gangas y que un libro te lleva a otro libro, acabo recibiendo paquetitos varias semanas xD.

Me a punto el primer libro. Nunca he sido muy fan de Vampiro la mascarada, pero jugué al primer juego de PC allá por los dos miles y me gustó bastante. Por casa de mis padres también estará el manual del juego de rol. Friqui que era uno ya entonces, cuando ni siquiera existía la palabra xD. Que uno de los primeros libros de los que tengo conciencia de haber leído fuese "El pequeño vampiro" ya apuntaba mi querencia por el tema xD.

Lo de los thrillers de los dos mil un día habría que sentarse y analizarlo con calma. Vaya truños que nos colaban. Hace unas semanas vi Mindhunters (2004) y madre mía.

Renaissance dijo...

Hace un par de semanas me dijeron "oye, vamos a dar una vuelta por el reread...no, no quiero pillar nada, es que es para ver como acabas encontrando algo". Ultimamente mi cruz es que estoy dando con todos los libros chulos de los últimos años (esa misma semana salí de allí con una selección de relatos de bruguera, de super terror Martinez Roca y una novela francesa sobre la guerra mundial, que es un poco mi imperio romano, como dicen los jóvenes ahora XD.

El de Barbara Hambly está bien más por el trasfondo sobre los vampiros que desarrolla, que por la trama en sí, que viene a ser un poco "protagonista cuenta con un aliado inusual para resolver una serie de asesinatos". En cambio, me ha gustado como escribe Hambly y a ver si consigo Vencer al dragón, que me llama la atención por variar un poco y trabajar con protagonistas de 40 años, en lugar del viaje heróico de adolescentes.

Y sigo pensando qué mal estaban las cosas en los dosmiles para que le dieran el Bram Stoker al libro ese de Allanadores...thriller de sobremesa como mucho. Reconozco que nos estamos pasando con la nostalgia de los ochenta, que llevamos dos décadas para tres con lo mismo, pero ya no me extraña ¿qué ibamos a recuperar para tener nostalgia dosmilera? XD.

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