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jueves, 1 de marzo de 2018

Black Panther (2018). Conociendo al resto de Vengadores


A ver...si me voy a ver una película que se llama "Black Panther", ¿qué foto esperábais?
Si hasta hace poco cada nuevo superhéroe que Marvel presentaba en cine tenía su correspondiente introducción antes de aparecer en las películas de grupo, el volumen de tipos con poderes ha hecho que sea necesario hacer lo opuesto: vemos uno en Los Vengadores, o en alguna secuela, y después ya nos contaran con calma quien es. En el caso de Spiderman, casi era necesario porque si llegan a contar sus orígenes por tercera vez en quince años, al público le da algo. En otros casos, es una forma interesante de presentar a un héroe sin tener que pararse demasiado en el esquema habitual de quien es, de donde viene y cual es su archienemigo.

Esta fue la forma en la que se dio a conocer T´Challa, el heredero de Wakanda, quien ya se enfundó el traje de Pantera negra durante lo sucedido en Civil War. Lo que se cuenta a continuación es su coronación como rey de un pequeño país africano, dotado de una tecnología asombrosa y por ello oculto al resto del mundo. Es precisamente el robo de una importante cantidad de vibranium, un metal imposible de encontrar y responsable del desarrollo del país, lo que hará que el nuevo rey deba tomar la máscara de Black Panther y recuperarlo. Aunque esta misión lo llevará a descubrir que en su país, no todos los aliados son fieles, no todos sus contrarios se oponen a él ciegamente, y que su padre, a quien admiraba, pudo haber cometido,y ocultado, algo reprobable a fin de proteger su tierra y a sus súbditos.



Con la fórmula anterior de contar los orígenes de un personaje bastante trillada, solo queda llevar a cabo la misma jugada pero variando un poco. En este caso, recurriendo a una presentación previa en la película anterior, donde el futuro protagonista tiene ya su trasfondo, y desarrollarlo con calma en el guión siguiente, aprovechando si cabe los elementos que se vieron previamente. Es lo que hacen aquí, donde recuperan a un secundario (en las películas) como a Klaw, el traficante de armas convertido en un personaje muy exagerado, que se disfruta también por lo breve de su tiempo en pantalla, y donde Andy Serkis aprovecha al máximo las oportunidades que puede dar interpretar a un mercenario despiadado y de vuelta de todo. Incluso puede considerarse una ventaja el que se trate de un superhéroe tan poco conocido para los no aficionados a Marvel como puede ser Pantera Negra: lejos de Thor, Iron Man o Spiderman, para este público todo es nuevo y desconocido, y aún siendo en el fondo la presentación de un héroe, sus circunstancias y su antagonista, no se tienen demasiadas referencias exteriores como para que resulten familiares o vistos.



Al igual que hacían con Doctor Extraño, esta vez han optado por divertirse un poco con la estética y que esta se salga un poco de los escenarios de acción habituales. A fin de cuentas, gran parte del guión transcurre en un lugar oculto de África donde la naturaleza salvaje convive con la tecnología futurista. Y esta no tiene por qué parecerse en absoluto a la que pudo haber utilizado Tony Stark. En este caso, optan por una combinación muy particular de colores vivos, propios de los que podría tener una tribu, frente a unos más grises y típicos de la ciencia ficción que pueden verse en los laboratorios o en las naves. Incluso la banda sonora, de las que siempre se critica a Marvel que resultan muy poco memorables, intenta aportar algo distinto mezclando algo de hip hop en lugar de los arreglos orquestales de siempre.



Un elemento distinto, al menos respecto de las entregas anteriores, es, en principio, menos presencia del humor. Este existe, a menudo, en los diálogos entre los personajes, que se tratan con familiaridad y sin ninguna gravedad pese a ser reyes, científicos o superhéroes, haciendo que siempre resulten muy cercanos. Pero queda muy lejos de la cantidad de gags por secuencia que pudieron verse con el estreno de Los Vengadores. Del mismo modo, el guión se ha planteado de forma distinta al habitual héroe contra villano, sino que procuran mantener la idea de que nada es blanco o negro, que el desarrollo de los personajes es consecuencia de las acciones de otras, buenas o malas, y ante todo, que el no estar de acuerdo con uno no implica una enemistad. El mejor ejemplo es la tribu de los Jabari, quienes su primera aparición hace pensar en el prototipo de traidores de última hora cuando su reacción es justo la contraria, y acaban convirtiéndose en los secundarios mas entretenidos. Aunque en realidad, la mayoría de personajes, secundarios o principales, resultan bastante interesantes y con carisma, algo difícil de conseguir y que hace evidente que el que sale perdiendo un poco en comparación es nada menos que el protagonista. T´Challa, o Black Panther, se queda en un héroe un poco típico, que cumple con su deber, tiene sus dudas, un interés romántico no resuelto y triunfa ante la adversidad madurando ante lo sucedido. Más o menos, como el resto de superhéroes que pudieron verse previamente.

A Marvel hay que reconocerle que en la mayoría de los casos, acierta. Sus películas gustan, más o menos, pero mueven público, y ante todo entretienen. Y, cuando aciertan un poco con la duración, procurando no llegar a las dos horas y veinte habituales, como ha sido este caso, todavía más. Y aunque la fórmula de superhéroes ya no sea una novedad, o más de una vez se acabe pensando “¿otra más?”, al menos, para aprovechar un Día del espectador es una apuesta segura.

2 comentarios:

José Miguel García dijo...

En este caso, la nueva entrega Marvel Studios me ha defraudado bastante. En primer lugar, se abusa de la trascendencia: todos los actores están de un intenso que diríanse que se creen estar interpretando a Shakespeare. La dialéctica tradición-modernidad (lógica, teniendo en cuenta el personaje) me parece que se plasma de modo previsible. El guion se equivoca cuando nos quiere hacer creer que el villano va a ser Klaw (o Claue), es decir, el malo de los cómics clásicos, para luego decantarse por otro mucho más interesante, pero ya sin tiempo para desarrollarlo, por lo que todo lo que pasa en la segunda mitad resulta muy precipitado. Y en cuanto a la realización, el tal Coogler es de estos directores que consigue que no tengamos claro qué rayos está pasando en las escenas de combate.

En fin, aun así confío en la próxima entrega marvelita, que creo que será Vengadores: Infinity War (Thanos se merece un peliculón).

Renaissance dijo...

Yo creo que la idea es más bien cubrir la película para el correspondiente personaje nuevo, y si bien para los no lectores el ver a un héroe que no conocemos es entretenido, lo cierto es que todos los personajes acaban siendo más interesantes que el bueno de Black Panther. Desde luego, la primera parte, con Klaw por ahí, fue bastante más divertida que la segunda mitad.
Curiosamente en el cine todos los trailers que echaron antes eran de Marvel, por lo que pude ver el de Infinity War. Yo creo que va romper más de lo que supuso la primera de los Vengadores en 2012.

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