A ver...si me voy a ver una película que se llama "Black Panther", ¿qué foto esperábais?
Si hasta hace poco cada nuevo
superhéroe que Marvel presentaba en cine tenía su correspondiente
introducción antes de aparecer en las películas de grupo, el
volumen de tipos con poderes ha hecho que sea necesario hacer lo
opuesto: vemos uno en Los Vengadores, o en alguna secuela, y después
ya nos contaran con calma quien es. En el caso de Spiderman, casi era
necesario porque si llegan a contar sus orígenes por tercera vez en
quince años, al público le da algo. En otros casos, es una forma
interesante de presentar a un héroe sin tener que pararse demasiado
en el esquema habitual de quien es, de donde viene y cual es su
archienemigo.
Esta fue la forma en la que se dio a
conocer T´Challa, el heredero de Wakanda, quien ya se enfundó el
traje de Pantera negra durante lo sucedido en Civil War. Lo que se
cuenta a continuación es su coronación como rey de un pequeño país
africano, dotado de una tecnología asombrosa y por ello oculto al
resto del mundo. Es precisamente el robo de una importante cantidad
de vibranium, un metal imposible de encontrar y responsable del
desarrollo del país, lo que hará que el nuevo rey deba tomar la
máscara de Black Panther y recuperarlo. Aunque esta misión lo
llevará a descubrir que en su país, no todos los aliados son
fieles, no todos sus contrarios se oponen a él ciegamente, y que su
padre, a quien admiraba, pudo haber cometido,y ocultado, algo
reprobable a fin de proteger su tierra y a sus súbditos.
Con la fórmula anterior de contar los
orígenes de un personaje bastante trillada, solo queda llevar a cabo
la misma jugada pero variando un poco. En este caso, recurriendo a
una presentación previa en la película anterior, donde el futuro
protagonista tiene ya su trasfondo, y desarrollarlo con calma en el
guión siguiente, aprovechando si cabe los elementos que se vieron
previamente. Es lo que hacen aquí, donde recuperan a un secundario
(en las películas) como a Klaw, el traficante de armas convertido en
un personaje muy exagerado, que se disfruta también por lo breve de
su tiempo en pantalla, y donde Andy Serkis aprovecha al máximo las
oportunidades que puede dar interpretar a un mercenario despiadado y
de vuelta de todo. Incluso puede considerarse una ventaja el que se
trate de un superhéroe tan poco conocido para los no aficionados a
Marvel como puede ser Pantera Negra: lejos de Thor, Iron Man o
Spiderman, para este público todo es nuevo y desconocido, y aún
siendo en el fondo la presentación de un héroe, sus circunstancias
y su antagonista, no se tienen demasiadas referencias exteriores como
para que resulten familiares o vistos.
Al igual que hacían con Doctor
Extraño, esta vez han optado por divertirse un poco con la estética
y que esta se salga un poco de los escenarios de acción habituales.
A fin de cuentas, gran parte del guión transcurre en un lugar oculto
de África donde la naturaleza salvaje convive con la tecnología
futurista. Y esta no tiene por qué parecerse en absoluto a la que
pudo haber utilizado Tony Stark. En este caso, optan por una
combinación muy particular de colores vivos, propios de los que
podría tener una tribu, frente a unos más grises y típicos de la
ciencia ficción que pueden verse en los laboratorios o en las naves.
Incluso la banda sonora, de las que siempre se critica a Marvel que
resultan muy poco memorables, intenta aportar algo distinto mezclando
algo de hip hop en lugar de los arreglos orquestales de siempre.
Un elemento distinto, al menos respecto
de las entregas anteriores, es, en principio, menos presencia del
humor. Este existe, a menudo, en los diálogos entre los personajes,
que se tratan con familiaridad y sin ninguna gravedad pese a ser
reyes, científicos o superhéroes, haciendo que siempre resulten muy
cercanos. Pero queda muy lejos de la cantidad de gags por secuencia
que pudieron verse con el estreno de Los Vengadores. Del mismo modo,
el guión se ha planteado de forma distinta al habitual héroe contra
villano, sino que procuran mantener la idea de que nada es blanco o
negro, que el desarrollo de los personajes es consecuencia de las
acciones de otras, buenas o malas, y ante todo, que el no estar de
acuerdo con uno no implica una enemistad. El mejor ejemplo es la
tribu de los Jabari, quienes su primera aparición hace pensar en el
prototipo de traidores de última hora cuando su reacción es justo
la contraria, y acaban convirtiéndose en los secundarios mas
entretenidos. Aunque en realidad, la mayoría de personajes,
secundarios o principales, resultan bastante interesantes y con
carisma, algo difícil de conseguir y que hace evidente que el que
sale perdiendo un poco en comparación es nada menos que el
protagonista. T´Challa, o Black Panther, se queda en un héroe un
poco típico, que cumple con su deber, tiene sus dudas, un interés
romántico no resuelto y triunfa ante la adversidad madurando ante lo
sucedido. Más o menos, como el resto de superhéroes que pudieron
verse previamente.
A Marvel hay que reconocerle que en la mayoría de los casos, acierta. Sus películas gustan, más o menos, pero mueven público, y ante todo entretienen. Y, cuando aciertan un poco con la duración, procurando no llegar a las dos horas y veinte habituales, como ha sido este caso, todavía más. Y aunque la fórmula de superhéroes ya no sea una novedad, o más de una vez se acabe pensando “¿otra más?”, al menos, para aprovechar un Día del espectador es una apuesta segura.
2 comentarios:
En este caso, la nueva entrega Marvel Studios me ha defraudado bastante. En primer lugar, se abusa de la trascendencia: todos los actores están de un intenso que diríanse que se creen estar interpretando a Shakespeare. La dialéctica tradición-modernidad (lógica, teniendo en cuenta el personaje) me parece que se plasma de modo previsible. El guion se equivoca cuando nos quiere hacer creer que el villano va a ser Klaw (o Claue), es decir, el malo de los cómics clásicos, para luego decantarse por otro mucho más interesante, pero ya sin tiempo para desarrollarlo, por lo que todo lo que pasa en la segunda mitad resulta muy precipitado. Y en cuanto a la realización, el tal Coogler es de estos directores que consigue que no tengamos claro qué rayos está pasando en las escenas de combate.
En fin, aun así confío en la próxima entrega marvelita, que creo que será Vengadores: Infinity War (Thanos se merece un peliculón).
Yo creo que la idea es más bien cubrir la película para el correspondiente personaje nuevo, y si bien para los no lectores el ver a un héroe que no conocemos es entretenido, lo cierto es que todos los personajes acaban siendo más interesantes que el bueno de Black Panther. Desde luego, la primera parte, con Klaw por ahí, fue bastante más divertida que la segunda mitad.
Curiosamente en el cine todos los trailers que echaron antes eran de Marvel, por lo que pude ver el de Infinity War. Yo creo que va romper más de lo que supuso la primera de los Vengadores en 2012.
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