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jueves, 1 de agosto de 2013

Evil Dead (2013). Me sigue faltando Bruce Campbell...


A los demonios también les gustan los gatos...


Cuando se anunció el remake de Evil Dead, hubo llanto y crujir de dientes. Igual las versiones nuevas de Viernes 13 fueron buen recibidas, porque las películas originales, tampoco es que fueran gran cosa, pero es imposible pensar en la saga de Posesión Infernal sin esa versión tan suya del Necronomicon, los demonios volando por una cabaña en medio de la nada, y sobre todo, el personaje de Ash, que pasó de víctima de las circunstancias a héroe de la serie con tendencia a recibir leña y a soltar frases ingeniosas. El que Bruce Campbell anunciara que no haría ninún cameo, y que del guión se fuera a encargar Diablo Cody, que tampoco es que tenga mucha maña para el género de terror, hizo que muchos perdiéramos cualquier interés de lo que pudiera salir de la idea.



Parece que el 2013 es el año en el que el cine le lleva la contraria a todos, porque después de haber visto como Guerra Mundial Z se convertía en una buena película contra todo pronóstico (y sin ningún parecido con el libro en que se basa), el remake de Posesión Infernal también fue bastante más competente de lo que se esperaba.




El argumento principal no se separa mucho del original, teniendo en cuenta que es lo más reconocible de la película: un grupo de amigos se reúnen en una cabaña perdida en el bosque. Allí encuentran un volumen de brujerías varias, uno de ellos no se le ocurre otra cosa que ponerse a recitarlo…y con esto empezarán a caer, uno tras otro, los protagonista, poseídos por los demonios. Pero estos poco tienen que ver con el Exorcista y más con los demonios que aparecían en Demons, mucho más monstruosos, con fuerza imposible, un pelín cercanos a los zombies y en el caso de los de Posesión Infernal, con bastante mala baba y capaces de amenazar al resto del personal con tragarse sus almas y demás cosas de demonios.

 
Dicen que para esta nueva versión, el libro se inspiró en un temario de oposición a judicaturas...

Dicen que el demonio está en los detalles, y también en ellos es donde está la diferencia con la primera Posesión Infernal: lo principal, como el libro de brujerías, o la aparición de un árbol monstruoso, sigue ahí, e incluso la falta de humor del guión. Porque aunque la trilogía original se vea hoy más como una comedia terrorífica, la primera aparición de Ash estaba mucho más centrada en el terror que en el espectáculo, por lo que su remake tampoco es que tome una dirección distinta en este sentido. Es en la forma de enfocar elementos de la historia donde empieza a diferenciarse, como el eliminar cualquier referencia al Necronomicon y sus demonios kandarianos por un libro de brujería más genérico, traducido crudamente con escritos encima de sus páginas, y utilizados por un grupo de lugareños para acabar, de una forma bastante sangrienta, con el demonio que sirve de prólogo a la historia, en una de las mejores secuencias de la película.

 


Los personajes también han tenido sus cambios, y no precisamente para hacerlos más cercanos al público joven de hoy, sino para que la actitud de estos sea un poco más lógica: no son chavales que quieren pasar un fin de semana en medio de la nada, sino que la reunión de estos se debe a un intento de desintoxicación de una de los protagonistas, y de paso, para solucionar alguna rencilla familiar y de amistad que ha quedado entre ellos. Al menos, sirve para achacar a un enorme síndrome de abstinencia el comportamiento agresivo de la primera víctima, y principalmente, para negarse a abandonar una cabaña en medio de la nada donde han encontrado, entre otras cosas, un libro bastante grotesco y un sótano lleno de gatos muertos (pues mira, solo por eso me pongo de parte de los demonios infernales y de su sana intención de acabar con la humanidad). Esta intención de hacer que los protagonistas se comporten de una forma lógica dentro de lo que está pasando, es bastante loable, aunque después se la cargan a base de giros de guión en los que se nota que la intención es separarse del material original aunque sea contradiciendo todo lo que ha venido narrándose hasta ahora: el final es interesante, pero ese truco absurdo de que las víctimas que se libran de la posesión se curen mágicamente de sus heridas, muchas de ellas mortales, responde más al objetivo de contar con una “final girl” que a algo que forme una parte lógica de la historia.


Sería imposible hacer una versión de Evil Dead sin todas las cantidades de sangre y asesinatos que esto implica, cosa que sí han respetado. La publicidad la anuncia como la película más terrorífica en años…que tampoco es para tanto si se ha visto más del género, pero sí lo es para que se estrene en una sala de cine, y creo que desde La casa de los 1000 cadáveres no recuerdo una película distribuida de forma general que fuera tan bruta. No faltan motosierras, brazos arrancados, víctimas escaldadas, quemadas, caras partidas…el lote completo, vamos. Y es aquí donde aprovechan a colar un homenaje a la trilogía original de Evil Dead y especialmente a Ash, con la aparición de la motosierra y el guiño acerca de quien acaba perdiendo la mano. No sé si este remake dará lugar a una nueva trilogía de Evil Dead después de 30 años de la original, pero al menos ha dado para una película de terror bastante efectiva, aún con sus fallos y algunas ganas un poco excesivas de ser distinta a la original.

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