Desde que compro colecciones de estas se iban haciendo menos asequibles No voy a protestar teniendo en cuenta el trabajo de derechos, pago de un traductor, portada todo lo necesario en un entorno en el que los precios, disparados por cualquier factor, ahí se quedan (la mano invisible esa, en vez de regular mercados, se dedica a hacernos la puñeta), lo que para cualquier editorial pequeña y mediana es una batalla periódica. Las colecciones de Valdemar e Impedimenta son una prueba de ello pero sigo echando en falta estas antologías un poco al peso que teníamos con Bruguera, con Martínez Roca. Y que ahora nos quedan gracias a las tiendas de segunda mano o con alguna editorial que prueba suerte editando libros que habían sido pensados para salir a precios populares.
Gerald W. Page. Las mejores historias de terror V. por una vez, los de Super Terror de Martinez Roca no iban tan desencaminados con los títulos, porque este tomo era originalmente, The Year Best horror Stories VI, de Daw Books. O al menos, , los mejores en 1978. Con una hojeada a las primeras páginas, no es para menos: Los chicos del maíz de King, que después se publicaría en El umbral de la noche, , un relato de fantasía oscura de Tanith lee y el cuento en el que Lisa Tuttle recurre al folk horror y la mitología india en un cuento sobre temores familiares y niños malvados…King no nos faltará en las estanterías, pero la presencia de estas dos señoras, siempre es escasa, teniendo en cuenta su carrera y la originalidad de sus textos.
Aunque más allá de ser una selección de los mejores relatos, esta no tenga una temática concreta, en este caso, e el folk horror si es un tema recurrente. No solo el dios del maizal de King o el Dios Caballo de Tuttle, sino que David Compton hace una aproximación desde el humor negro a las criaturas feéricas y ala idea de los amigos imaginarios, y Manly Wade Wellman traslada esta idea a Inglaterra en un cuento sobre la recurrente búsqueda ade las raíces y la relación de los antepasados con criaturas anteriores a la humanidad. También están presentes otros terrores más modernos, como el cuento de Janet Fox en en el que se actualiza la lectura moral, o de justicia oscura, que solía existir en los comics de la EC. Charles L. Grant se acerca más al terror psicológico y al drama familiar con Si bien Damon, y el último relato, Largo camino serpenteante, de Russell Kirk, es más una aproximación más emotiva al relato de fantasmas que al terror.
Con un par de temas recurrentes, como son el folk horror y la familia, que se repiten en varios de los cuentos, es más probable que esto se debiera a intereses de esa época que a intención del recopilador, pero esta selección de Super Terror, entre autores conocidos y otros que no volveremos a encontrar en ninguna antología, es una de las más interesantes que la editorial tradujo para su colección.
Mike Ashley. Nocturno. Hace unos años la British Library publicaba una colección que bajo el título Tales of the Weird, ofrecía antologías breves (una media de 15 cuentos) a precio de kiosko y con las temáticas más variadas. Desde relatos de fantasmas clásicos hasta propuestas más inesperadas como estaciones de metro, telégrafos, insectos o tatuajes. Varias de estas han sido traducidas como cuentos de tatuajes de Alba, Solsticio siniestro y Gótico botánico en Impedimenta. Duomo ha optado por mantener la colección en formato bolsillo, publicando tres de ellos, y limitándose de momento a las colecciones de espectros tradicionales.
Nocturno es la primera parte de Glimpses of the Unknown, una antología en la que el objetivo de Ashley era editar por primera vez relatos que sol o hubieran sido publicados una sola vez, bien por no ser el estilo habitual de sus autores, y o porque estos se hubieran perdido con el tiempo.
Uno de los puntos a favor de esta recopilación es que no vamos a encontrar ni un solo cuento que hubiéramos leído antes. Gran parte de los escritores seleccionados se dedicaban a piezas teatrales o a publicar en revistas (en su mayoría, the Strand) y todos ellos, por intención de Ashley, tienen la presencia de los fantasmal como punto en común. Este no tiene por qué serlo en el sentido clásico, como el espectro de En el dique, de Hugh E. Writht, que abre la antología, o El alma de Maddalina Tonelli de James Barr, sino que recurre a giros en los que se utiliza como golpe de efecto la tecnología contemporánea, como el fantasma de una palabra que vaga hasta encontrar un puesto de telégrafos que pueda recuperarla, o una aproximación más cercan al pulp que al relato clásico como es el tesoro de la tumba de F. Britter Austin. En este caso, se nota que los cuentos elegidos pertenecen al periodo de 1980 y principios de os años veinte, donde se empezaba a plantear esta relación entre la tecnología moderna y lo sobrenatural.
Además de fantasmas tradicionales, alguno de los cuentos presenta una versión de los sobrenatural más cercana al terror cósmico, como la casa sumida den una oscuridad total de La casa de la maldad negra, de Eric Purves, o el titulado simplemente Fantasmas, de Lumley Deakin, donde aparece un misterioso antihéroe llamado Cyrius Sabinette del que sin duda me hubiera gustado leer algo más, y una versión de los empresarios y filántropos de doble cara que cine años después sigue resultando igual de fiel a la realidad.
Lo peor de la edición en castellano, además de que Duomo no haya sacado más antologías desde el año pasado, es la decisión de dividirla en dos libros. Los 18 relatos originales se reparten entre nocturno e Insomnio, haciendo que ya una colección en la que los cuentos son tirando a breves, se quede en algo demasiado corto, llegando incluso a dividir entre dos el prólogo que acompañaba la edición original.