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jueves, 6 de julio de 2023

Ed McDonald: La marca del cuervo. La trilogía del bajón

 


Desde que Games Workshop utilizara la frase promocional "In the grim  darkness of the far future there is only war", el término, bastante rimbombante serviría para referirse a un subgénero de la fantasía. El grimdark abarcaría todas las narraciones donde el mundo es tan despiadado, gris y desolador como podía serlo el nuestro. Caracterizado por un tono más oscuro y cierto cinismo, sus límites son tan difusos como podrían ser lo los de cualquier otra calificación, y en ella, lo mismo se puede incluir Canción de hielo y fuego que las novelas de Kane de Karl Edward Wagner...y aunque la cara más conocida sea la de Joe Abercrombie, que no ha dudado en abrazar el término, en este pueden  incluirse muchas otras series   que se sirven de estos tópicos. Como la de Ed McDonald, cuya primera trilogía  recurre a casi todos los recursos del grimdark aunque con una aproximación  menos ambiciosa en cuanto a extensión,  que la de autores  consolidados (sospecho que los biceps que se gasta Abercrombie vienen de tener que cargar con sus propios libros). 


A un tío con una espada al hombro a ver como le dices que no te ha gustado un libro

La Miseria es un vasto desierto en los confines de la República. Creada a partir del enfrentamiento entre los Reyes de las Profundidades y los Sin Nombre es ahora un páramo poblado por criaturas monstruosas y donde  las leyes de la física no  se aplican. Los únicos que se atreven a adentrarse en ella  son aquellas víctimas que han  sido  corrompidos por los Reyes de las Profundidades, que todavía intentan extender su influencia en el mundo, y los Blackwing, un cuerpo militar al servicio de los Sin Nombre que  se encarga de eliminar toda fuente de corrupción manifestada en la República. Ryhalt Galharrow  es actualmente el comandante de los Blackwing de Valengrado. De ascendencia noble, caido en desgracia, sus días transcurren entre adentrarse en la miseria junto a sus compañeros de armas, Tnota y Nenn, y ahogar la memoria de su pasado en alcohol.  Hasta que una parte de este vuelve a encontrarlo: Lady  Ezabeth Tanza, su antigua prometida y tejedora de luz, capaz de extraer los rayos de la luna para transformarlos en energía mágica, ha vuelto a Valengrado convencida que la Máquina de Punzón, el ingenio creado por los Sin nombre  para mantener a raya a sus enemigos, ha comenzado a fallar. Pero otras personas también conocen esta información, y es probable que estén dispuestos a hacérsela llegar a los Reyes de las Profundidades. 



La primera serie de Ed McDonald  abraza abiertamente  gran parte de los tópicos grimdark: no hay ni una sola cosa en el escenario que sea buena, decente o  rescatable. El sistema de funcionamiento de la Republica (donde la gente  con habilidades mágicas es forzada a trabajar en fábricas para producir energía) y la presencia de los antagonistas,  pese a su identificación como fuerza negativa,,  sigue prevaleciendo como una tendencia sediciosa  en la que es fácil  creer para aquellos que no tiene nada que perder. Los personajes tienen ese mismo aire derrotado, de subsistir   en una batalla perdida ay a los que solo les queda la camaradería que los une, de una forma muy similar a una familia, que irá adoptando nuevos miembros en los siguientes libros. 

La narración se desarrolla en primera persona a través de su protagonista, Galharrow ,de una forma muy similar a loa de los detectives (durante parte  del primer libro debe llevar a cabo una investigación) o de una novela bélica. Y a través del cual se van conociendo la mitología de la saga, de una forma muy casual, mediante pinceladas y nombres que van surgiendo en cada situación y que el lector pone en contexto al recordar mucho a otras ficciones Desde el sistema de explotación y almacenamiento de la magia, detalles propios del escenario caimo los carteles de neón alimentados por esta,  e el funcionamiento de la Miseria y su influencia Que, con nombres como Miseria, corazón del Vacío, elegidos o Punzón, uno ya se imagina que el escenario no va a ser muy optimista. Este supondría uno de los defectos propios de una primera novela: la acumulación de términos tremendistas que rozan lo exagerado para unos seres que, con la explicación que se da de ellos,  no dejan de ser unos Primigenios de marca blanca con algo más de preferencia por el body horror que sus predecesores, y que teniendo en cuenta la extensión del libro, no da para desarrollar mucho. Sin embargo, esta es lo bastante interesante, y los pasajes ambientados en la Miseria  del segundo y tercer libro dan carta blanca para que el autor desarrolle las situaciones más libres y marcadas por ese surrealismo  de un lugar regido por sus propias (o ausencia de ) reglas. 

La brevedad de cada libro de la trilogía, junto con el estilo de McDonald, muy rápido y que  engancha transcurridos las primeras páginas (que sí pueden hacerse un poco cuesta arriba), hace que sea fácil seguir la historia e incluso suspenda la credibilidad de unos de los aspectos más complicados: los monstruos, la luz como energía mágica y la guerra entre primigenios y magos pasotas tiene un pase, pero las proezas físicas de un protagonista que parece vivir al borde de la cirrosis crónica, es más difícil. 

La marca del cuervo, siendo la primera serie de McDonald, es una saga que recoge, casi punto por punto, todo lo que caracteriza al género fantástico en que se engloba. Casi un ensayo de prueba con el que consigue entrar en el mundo editorial con bastante buena fortuna. 


2 comentarios:

Anacrusa dijo...

Lo mejor de Games Workshop siempre ha sido el trasfondo xD. Recuerdo intentar jugar al Fantasy en los noventa calculando las trayectorias de los proyectiles y ZZZzzZZZzz xD.

No deja de ser curioso observar que el origen del término viene de un juego que vio la luz después de que Thatcher aplastara a los sindicatos de los trabajadores en Reino Unido. Una fantasía oscura muchas veces cínica en la que no hay alternativa y reina la corrupción, no sólo opuesta a la fantasía épica de Tolkien sino a la misma idea de progreso.

No sabía que Abercrombie se gastaba esos bíceps, pero como señalas en tu entrada, no es raro si se dedica a cargar sus tochos a cuestas xD.

Sin ser muy fan del subgénero, a pesar de haberme tragado unos cuantos mamotretos en el pasado, me has despertado la curiosidad. Lo de que no sean tochos de mil páginas y estén escritos en un estilo ágil y sencillo también ayuda xD.

Voy a empezar otra saga que se puede encuadrar dentro de este subgénero: las Crónicas del Silo de Hugh Howey, que después de ver la primera temporada de la serie, que adapta el primer libro, me quedé con ganas de más.

Renaissance dijo...

Acabo de recordar un poco los noventa, entre Warhammer 40.000, Vampiro la mascarada y la estética de Underworld (sí, esto me viene de antes) y menuda intensidad nos gastábamos entonces..Aunque en realidad estos nacieran antes, es curioso que se popularizara esa ficción tan pesimista, y en el caso de la del futuro, tan extrema y militarizada. Lo cierto es que pese a todo, el grimdark si que mantiene cierto punto de esperanza: no se pueden cambiar las cosas pero puede pelearse. Un poco la versión fantástica del cyberpunk.

De momento, La marca del cuervo ha sido una de las pocas cosas que he leido, junto con algún libro de Abercrombie hace años, y de momento, lo más potable. Había terminado el año pasado la Trilogía de los mecavampiros, que podría englobarse en el mismo subgénero y además de ser la saga más caótica y descuidada que he leído en mucho tiempo (Andy Remic que en paz descanse se olvida de detalles claves de un libro a otro, cambia el carácter de sus personajes y mata de golpe a los que no necesita. Hubiera hecho carrera como guionista de Z Nation) me hace pensar que los de Dilatando mentes, en su primera idea de publicar también algo de fantasía, no anduvieron muy acertados XD.

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