umanji fue una de las películas
infantiles de los noventa más queridas y recordadas, y hoy todavia
queda asociada a la imagen de Robin Williams intentando terminar un
juego de mesa mientras todo tipo de animales de una selva imaginaria
(incluido un cazador despiadado) aparecían con cada nuevo
lanzamiento de dados. Tuvo, en cierto modo, una secuela con Zathura,
que si bien la idea de continuar la historia enlazándola con un
juego de mesa distinto tenía potencial, no terminó de convencerme
por su reparto. Acabarían pasando 17 años para que Jumanji tuviera
una secuela como tal. Y aunque se sabía que esta podría ser todavía
más espectacular que su predecesora, las decisiones de reparto no
podían ser más distintas respecto a la anterior. Nada menos que The
Rock en el papel protagonista, y un trailer que prometía una selva
todavía más grande...e incluso, un cambio de formato del juego.
Bienvenidos a la jungla comienza
saltándose las primeras normas de la anterior. Bueno, no es que un
juego de mesa con poderes mágicos tenga que seguir muchas reglas
establecidas, así que si este ve que las fichas y los dados ya no
atraen a los jugadores, hay que reconvertirse. En este caso, al juego
como tal se le ve durante muy poco tiempo al transformarse por arte
de magia, en una videoconsola que un joven, quizá poco tiempo
después de que los protagonistas de la primera parte superaran el
juego utiliza para desaparecer sin dejar rastro. Unos cuantos años
más tarde, un grupo de chicos formado a partes iguales por los más
populares del colegio y los más apocados, vuelven a encontrarlo,
decidiendo que pasar un rato con un videojuego antiguo parece más
divertido que limpiar un sótano como castigo escolar. Pero por muy
poco tiempo el público volverá a ver a los nuevos protagonistas, ya
que estos, tras elegir a sus personajes, son transportados al juego
transformados en los que han elegido. Los cuales, no podrían ser más
distintos de sus personalidades y apariencias reales. Ahora, con una
serie de habilidades y debilidades muy concretas, deberán cumplir la
misión para completar el juego si quieren regresar a casa.
La decisión que se tomó a la hora de
rodar esta secuela es la de separarse de la trama y argumento de su
predecesora. Si bien sigue manteniéndose Jumanji como eje central,
la forma de aproximarse es muy distinta, algo que en un principio
podía hacer temer que las decisiones no iban a salir bien (o que en
el peor de los casos, resultara un sacacuartos con mucho cgi) pero
que en realidad le da una mayor libertad a la hora del argumento. Y
por qué no, de adaptarse mejor a los cambios en las aficiones e
intereses del público: en el 95 aceptar un juego de mesa era tan
sencillo como el que ahora los protagonistas centren su atención en
un videojuego (aunque comenten con ironía que les parece muy
antiguo). Un cambio de formato que se ha llevado a cabo de una forma
muy hábil, incluyendo en el escenario de Jumanji muchos guiños al
funcionamiento de las aventuras gráficas: situaciones un tanto
simples comparadas con los juegos actuales, el contar con un numero
limitado de “vidas” u oportunidades de seguir jugando (¡sin
posibilidad de guardar la partida!) o el que los personajes que se
mueven por el escenario cuenten unicamente con una serie de frases
fijas, que en principio desconcierta a los protagonistas pero que
muchos reconocerán como ese momento en el que era necesario seguir
pulsando un botón hasta que estos dijeran algo importante para el
juego.
Si el Jumanji original suponía que
cada movimiento traía una parte de la selva al mundo real, la
historia esta vez transcurre integramente en el mundo del juego.
Quizá una decisión tomada de cara a que la película sea lo más
espectacular posible, pero que también sirve para disfrutar un poco
de una escenografía muy variada, especialmente cuando los personajes
tienen que moverse por zonas pobladas. Que una selva sea
impresionante y llena de peligros era de esperar, pero también
pueden verse, aunque por desgracia, durante poco tiempo y a modo de
decorado, personajes de lo más variopintos moviéndose por una de
las ciudades que componen el juego.
Uno de los elementos que sí
conservaron, y que en realidad hicieron de Jumanji una historia
memorable, fue el trasfondo con el que esta contaba. Si el personaje
de Robin Williams se basaba principalmente en aceptar las
responsabilidades, en este caso, los nuevos protagonistas cuentan con
una serie de defectos o miedos que sus versiones en el videojuego son
una forma de superar. No es que esto se trate de una compleja
enseñanza moral, sino que más bien se muestra de una forma bastante
simple y adecuada al tono de historia de aventuras que en todo
momento mantiene la película, mediante una forma muy sencilla: los
más apocados son encarnados por The Rock y Karen Gillan, mientras
que los más brillantes cuentan con unas versiones más cómicas y
patosas como pueden ser Kevin Hart y Jack Black. Este último, uno de
los más divertidos, siendo capaz de cogerle el punto a cómo se
comportaría una niña de 14 años. Se echa en falta, en este caso,
un poco más de trasfondo que la primera, aún sin mostrar por
completo el mundo en que se desarrollaba, sí supo aprovechar:
entonces, Van Pelt, el antagonista, era interpretado por el mismo
actor que encarnaba al padre del protagonista. Ahora la idea del
personaje se conserva como tal, pero limitado a un papel de malo
genérico sin más aportación.
Con tantos años entre el Jumanji
original y su secuela oficial, era fácil desconfiar de lo que podría
salir. Pero por suerte, la película funciona bien aportando sus
propias novedades y sin tener que seguir sin innovar el formato de la
primera parte.
2 comentarios:
Hola. Coincido con la argumentación de tu post. Tras el recuerdo y el subidón que produjeron Jumanji 1 el cambio de escenario y de las caracterśiticas del juego me parcieron bastante acertadas, y me quedo la impresión de una pelicula muy disfrutable, y que la experiancia no habia sido una pérdida de tiempo.
Habiendo visto la uno el impacto emocional no podía ser el mismo, pero espero que los que no la hayan visto quedaran con el suficiente flipe mental como para guardarla como un tesoro, como hemos hecho los que vimos la 1 con la susodicha.
Como secuela, está a la altura, y mucho. Los cambios fueron un acierto. Quizá más espectacular, pero eso es algo que va con los tiempos, y yo también espero que quien se acerca a ella sin conocer la original también la disfrutará.
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