lunes, 17 de noviembre de 2014

VHS Viral (2014). Entre video y vídeo, alguno bueno


La franquicia de V/H/S ha funcionado inesperadamente bien: historias muy breves, a menudo con poco sentido y menos personajes, y un planteamiento y estética muy deudor de las leyendas urbanas y el creepypasta. Quizá también ayude que esto implique un presupuesto y realización muy poco costoso, pero el caso es que el convertirse en trilogía demuestra que este sistema sigue dando resultado.



Esta vez han sustituído el número por el título de V/H/S Viral, haciendo referencia a determinados vídeos que se hacen conocidos a través de las redes sociales. La idea sobre un vídeo muy amateur, extraño y a veces absurdo, queda bastante bien con la idea general de estas antologías de relatos, y de hecho el segmento que sirve de hilo conductor a estos está basado directamente en esta idea de sucesos “virales”.





Las películas anteriores se caracterizaban por tener una calidad irregular: algunas partes resultaban redondas y adecuadas a este formato. Otras eran más flojas y alguna, directamente, una tomadura de pelo. La segunda parte, aún con un par de segmentos que andaban entre lo absurdo y lo infumable, era bastante mejor y parecía que había encontrado un equilibrio adecuado. Ahora, manteniendo el mismo formato, la calidad se ha quedado un poco estancada, y el resultado es demasiado parecido a los dos anteriores. O eso, o quizá este formato sucio y un tanto desordenado puede tener tirón solo un par de veces.



Hasta el momento, las tres películas se caracterizan también por contar con una historia arco, que va completamente a su aire, y dos o tres que se van presentando a continuación. La de esta entrega es hasta la fecha la más aleatoria y alejada de cualquier intención de servir de hilo conductor. Simplemente es una explotación del concepto de “video viral”, donde el personaje principal (es un decir), sigue cámara en mano una persecución policial junto a varios chavales que al igual que él, intentan conseguir un vídeo increíble que subir a la red. Cualquier esfuerzo por explicar la sucesión de relatos, que anteriormente se hacía a través de cintas que estos personajes encontraban en algún sitio determinado, desaparece. Simplemente las historias van pasando entre los ratos en los que se ve cómo un montón de gente corre detrás de una furgoneta como pollos sin cabeza. Se nota demasiado la falta de esfuerzo a la hora de darle una intención clara: solo consiste en ofrecer el shock por el shock, con accidentes de tráfico gráficos y personajes que acaban gritando y moqueando mucho por un motivo igual de pillado por los pelos que el punto de partida.



Los dos primeros relatos, en cambio, son de lo que mejor mantiene el nivel de la película: olvidándose un poco de los mareos de la cámara, y especialmente, el de las interferencias y las pantallas rotas (cosa que les encanta), recurren a otros formatos como el del reportaje documental, o una grabación un tanto científica para plantear situaciones más interesantes. La primera, una vuelta de tuerca muy divertida al tema de la magia y los objetos malditos, con un planteamiento muy de película de serie B que la convertía en una narración simple, pero muy divertida, y a lo mejor un poco lastrada por el propio formato y requisitos de la cinta. El mejor corto viene de mano de Nacho Vigalondo, donde se marca una historieta llena de humor negro, experimentos científicos, dimensiones paralelas, satanismo…y zeppelines. Con tanta aglomeración de todo, parecía difícil que el conjunto fuera tan redondo, pero precisamente por ir presentando cada elemento de una forma tan casual y progresiva, hasta sacarle todas las ventajas posibles a las oportunidades, e incluso limitaciones, que supone el presentar un guión así en un espacio de tiempo tan limitado.


Atención a los skaters repartiendo candela al fondo

En otros casos, el truco de recurrir a poner cualquier cosa e intentar salvarlo con todo eso de “eh, es una historia de terror breve, no tiene por qué tener sentido”, les sale lo peor que podía pasar. El segmento con personajes hostiables y sin lógica aparente es habitual en esta franquicia, y esta vez, el componente absurdo lo elevan al máximo. Todo empieza a pasar porque sí. Y por eso un grupo de skaters se va a Mexico a buscar una pista donde poder grabar un vídeo. Y a partir de ahí, el que se les aparezcan un grupo de zombies sectarios, que invoquen a un monstruo de una alcantarilla, y que los personajes acaben a hostia limpia a base de monopatín, es todo en uno. Quizá la intención era ofrecer algo que fuera por el humor surrealista o donde no se cortaran a la hora de ofrecer excesos, pero el resultado es bastante pobre…aunque quizá debería reconocerle, que si la intención era darle un planteamiento más de pesadilla, y no de narración lineal, si que lo han conseguido.


Después de tres películas, V/H/S mantiene un interés variable gracias a la distinta calidad que ofrece cada corto. Y que en muchos de los casos es bastante desigual. Pero si llega a recopilarse una cuarta entrega, no estaría mal que intentaran variar a mejor los guiones de algunos de los segmentos centrales. Porque si vuelvo a encontrarme con un montón de secuencias borrosas y que suceden porque sí entre vídeo y vídeo, no va a sorprenderme gran cosa. 

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