Estamos en Semana Santa, ese tiempo de reflexión, procesiones, salir de puente (los que puedan) y de zombies. Bueno, esto último seguramente no, pero desde que en la tele ya no echan películas bíblicas como hacían hace años, cosa que también extraño porque las históricas de Charlton Heston molaban un montón, podemos ver lo que queramos. Además, Walking dead está a punto de terminar su tercera temporada y a la única serie de zombies de la tele le corresponde una entrada.
A estas alturas, Walking dead se ha separado por completo de los comics que la inspiraron, por lo que es preferible hablar de ella como una serie original y no comparar sus parecidos y diferencias con los guiones de Robert Kirkman. Pero como los comics también los estoy leyendo, y además la trama de esta temporada corresponde a la más larga de su versión en papel, y para mí, la más cansina, no puedo evitar compararlos, y concluir que la serie ha salido ganando.
La temporada anterior terminó deshaciéndose del que sería un personaje principal en los comics, Dale, para ser sustituído por Hershel, el dueño de la granja, y su familia, que ahora acompañan al grupo de Atlanta buscando un refugio. Andrea se ha perdido también por el camino, y se ha encontrado con una figura de la que se sabrá más un poco después. La tercera comienza saltándose uno de los arcos anteriores de los comics, que fue el viaje de los protagonistas durante el invierno, para hacerlos aparecer directamente en los primeros días de primavera, bastante desnutridos y buscando comida por donde pueden. Ha sido una buena elipsis, porque se aprecian mucho los cambios de carácter de los personajes, especialmente el de Carol, que ha pasado de ser la timorata que se pasó la segunda temporada buscando a su hija (QEPD) a alguien mucho más sereno y que tiene la relación más cercana de todo el grupo con Daryl Dixon.
Estos son más difíciles de matar pero dan vida y munición
La trama del gobernador y de la carcel me pareció la más cansada, y un tanto absurda, en todos los comics, y si no fuera porque cada número salía muy espaciado, habría pasado ampliamente del tema. Con todos los personajes que llegan a ese nuevo refugio, más los presidiaros que encuentran, saltan todo tipo de tensiones y tienden a comportarse de una forma bastante desquiciada: suicidios pactados, desequilibrios mentales, infidelidades, asesinos en serie….¡¡Socorro!! …su versión en la tv consiste en hacer desaparecer a los residentes de la cárcel rapidamente, que los personajes estén lo suficientemente entretenidos limpiando de zombies la cárcel (perdón, caminantes) o pendientes del futuro parto de Lori como para andarse complicando la vida.
Llegamos así al gobernador, el encantador líder de Woodbury, el pueblo al que Andrea y su nueva compañera Michonne llegan de una forma un tanto atropellada (ella con una gripe, y de paso, encontrándose al mayor de los hermanos Dixon). Parece un pueblito como cualquier otro, que ha conseguido mantenerse a salvo de los caminantes y cuyo líder, que se hace llamar Gobernador como título o como apodo, parece tenerlo todo bien organizado. El tipo parece bastante encantador, pero está claro que algo esconde…entre otras cosas, a su hija zombificada en un cuarto, y un sistema de mantener abastecido al pueblo a base de asesinar y robar a los supervivientes que se vayan encontrando en el exterior. El desarrollo de este gobernador es bastante interesante, pasando de ser un tipo que esconde sus mañas poco éticas a alguien realmente peligroso dispuesto a acabar de la forma más sádica con todo lo que pueda hacerle frente. Además, es interesante el verlo enfrentado como líder a Rick, que no solo parece estar volviéndose loco sino que actúa como un personaje cada vez más autoritario y despiadado, capaz de hacer lo que sea por defender a su grupo.
¡¡solo es un rasguño!!
Tenía mis reservas, pero el actor, al que conocía de uno de los especiales del Doctor Who, resulta mucho más interesante y complejo que su versión en comic, un tipo con pinta de Danny Trejo al que solo se ve en las viñetas torturando y matando a todo lo que se mueve y que resulta muy poco creíble como líder carismático de una comunidad de supervivientes. Por no decir su momento “caballero negro” después de su encuentro con Michonne a la que se pasó unos cuatro o cinco números torturando sin piedad. Fue una situación demasiado de comic y exagerada para lo que le correspondía a una serie sobre supervivencia.
Cabeza de Viejo, Cuerpo de Joven y el Tío de la Ballesta
El Walking Dead de la AMC tiene un elemento muy propio, que es Daryl Dixon…y en esta temporada a su hermano Merle, al que le perdimos la pista y una mano al final de la primera. A mí me daba la impresión que aparecería de nuevo como mano derecha del gobernador y he acertado, porque ha tenido un papel bastante importante durante toda la temporada, además de, para lo poco que ha aparecido, una evolución muy interesante y un papel de antihéroe y superviviente nato, que lo mismo se adapta (relativamente, porque muchas habilidades sociales no se gasta. Además de una boquita..) con los de la feria que con los del mercado. Norman Reedus tendrá sus fangirls, pero el redneck cazurro y capaz de sobrevivir a lo que sea interpretado por Michael Rooker también ha sido de lo más divertido de la temporada.
A falta del final de temporada, hay una cuarta firmada, una alegría después de ver estos 15 capítulos hasta la fecha. La serie empezó con el apoyo de los fans por su temática zombie, pero de forma muy errática, con cambios de showrunner y sin saber muy bien que hacer. Por suerte, la brevedad de las temporadas hasta ahora le ha dado tiempo para encontrar su propia identidad y establecerse como la única serie de zombies (perdón. Caminantes) de la tv.