Hasta hace poco pensaba que el cine danés que llegaba a salir del país era Lars Von Trier y poco más. Lo que no imaginaba es que también se animaran con la animación digital y una comedia que, anunciándose para todos los públicos, sea capaz de parodiar una estética y un tipo de historias destinadas a los más mayores como pueden ser la espada y brujería derivada de Robert E. Howard
En un principio, Ronal el Bárbaro es una historieta al uso con su protagonista desastre, sus compañeros, el viaje de superación y la amistad entre los protagonistas: Ronal es el bárbaro más tirillas de toda Metalonia (sí. También hay unos cuantos chistes sobre heavys), que, después de haber perdido a su tribu en la incursión de un malvado señor de la guerra, debe recuperar la espada de Crane, el dios bárbaro, y salvar a su pueblo. Sin mucho ánimo por su parte lo acompaña un bardo, más interesado en conocer macizas durante la aventura que en la espada, una guerrera y un explorador elfo. Al igual que en muchas historias fantásticas, deberá viajar a diversos lugares para conseguir mapas, indicaciones o la espada en cuestión, superar todos sus miedos y finalmente, enfrentarse valientemente al malvado señor de la guerra que pretende resucitar a un demonio, conseguir la inmortalidad y dominar el mundo.
El argumento está muy pensado para servir de parodia a todas las historias similares, y en el que no falta ni el prólogo explicando la mitología del reino, los encuentros con cada uno de los personajes, las dudas del protagonista y finalmente, el enfrentamiento épico final. Al tratarse de una parodia bastante simple, sin andar buscando guiños y referencias rebuscados, no necesita nada más para poder presentar el lado más absurdo de gran parte de las mitologías fantásticas: los trajes encuerados de los malos, la vena mística de los elfos, e incluso algunos escenarios que, salvando las distancias, por falta de presupuesto o ganas de bromear, recuerdan un montón a los personajes diseñados para la trilogía del Señor de los anillos, desde los edificios de la tierra de los elfos hasta algunos de las criaturas que aparecen en el ejército de los malos, con un sospechoso parecido con los orcos de Peter Jackson o las bestias que montaban los Nazgul. Aún así, a ese guión se le echa en falta un poco más de complejidad, porquen en varias ocasiones parece pensado para poder sacar adelante una historia que ya se sabe cómo va a terminar y aunque resulta divertido, no termina de emocionar sabiendo que todo se soluciona, y en algunos casos, de forma bastante atropellada.
La estética del metal épico y el heavy tampoco se salva, y es parte de muchas de las bromas de la película: las secuencias del prólogo parecen sacadas de un disco de Blind Guardian, el hechicero que aparece es un lich, disfrazado pero lich a fin de cuentas, y el bardo que acompaña al protagonista tiene el aspecto arquetípico de aficionado a la música heavy. Hay algunos chistes un poco peor llevados, de esos que no pueden fallar a la hora de hacer la película accesible para un público más general, que lo mismo van desde referencias a los teléfonos móviles hasta los cachas de gimnasio que son los bárbaros de la tribu de Ronal, pero en este último caso me resultó bastante gracioso todo lo de las pesas y las posturitas de culturista.
Ronal el bárbaro contra las amazonas. Diversión para toda la familia
A los diez minutos de película, lo que más salta a la vista es que, para estar presentada para todos los públicos, tiene un humor mucho más bruto del que me había acostumbrado en las producciones de este estilo. En el doblaje no solo hay unos cuantos tacos, sino también dobles sentidos bastante obvios y algunos chistes imposibles de imaginar en una película supuestamente familiar, como las bromas a costa del vestuario de los bárbaros o que al protagonista le quede una parte sin cubrir por loción de la invisibilidad y que, cuando entra a robar un mapa, lo único que se vea sea su paquete señalando su situación en cada momento (y recibiendo varios golpes). Esto tampoco me parece muy grave porque en el fondo, los niños tienen bastante mala leche y seguramente esto los divierta más que un chiste aprobado para todos los públicos, pero es tan directo que resulta chocante, al igual que el carácter del protagonista: aunque sea un personaje flacucho, no presenta al principio ningún rasgo positivo, sino que está amargado por su situación, no es especialmente brillante y el que su tribu sea secuestrada se debe a que no ha sido capaz de cumplir la tarea que le han impuesto (precisamente, por no ser capaz de escuchar a su familia), y aunque a lo largo de la película va mejorando, tiende a mantener ese carácter un poco desastre y que hace que la batalla final le resulte un poco más difícil que a un protagonista más tópico.
La calidad de la animación, en un principio, es bastante correcta, y de nuevo sorprende el encontrar una historia tan bruta a ratos cuando el diseño de los personajes es bastante redondito y recuerda más al de la animación infantil habitual. Aún así, se nota que no es una producción de primerísima categoría, porque hay varias secuencias que parecen peor rematadas, o con menor calidad infográfica, que otras que aparecen y que directamente están muy cuidadas. Aún así, el nivel sigue siendo superior al de cosas que se han visto el año anterior, como es el caso de Las aventuras de Tadeo Jones y que sí se hartaron de promocionar en todas partes.
Aunque el guión no haya resultado brillante, sí es resultón, la animación intenta mantener toda la calidad que le es posible, y el desconocer la existencia de esta película hasta ahora hace que Ronal el bárbaro sea una producción a la que sí vale darle una oportunidad…Por no hablar también de todas las bromas a costa del género fantástico y los cachas de gimnasio.
Me la apunto, que no la conocía :)
ResponderEliminarSi te gustan ya las de Conan (o el epic metal) es muy divertida.
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