jueves, 24 de octubre de 2024

Let England Shake I. La hija de Robert Poste y los Infelices 30

 


Inglaterra está, a los ojos de sus vecinos continentales, ligada de forma inseparable a las historias de fantasmas clásicas, el humor fino y elegante, a l origen de la fantasía que sería canon años después e incluso a los primeros clásicos de la ciencia ficción. Pero también a las sombras, más que a las luces, de la época  victoriana, de las brutales políticas coloniales y el Tatcherismo. Y con ellos, su respuesta cultural: Londres  bajo la  vigilancia del Gran  Hermano,  bajo la felicidad  programada de Ford,  la máscara de  Guy Fawkes que amenaza  el régimen dictatorial que la mantiene unida…y también el estrafalario linaje de los Groan y lo vacío de sus tradiciones.  Su literatura refleja la historia de la misma forma en que lo hacen en el resto de países, pero quizá con esa mayor presencia derivada de ser el idioma  y cultura anglosajones  los que tienen  mayor peso en comparación al los demás. Y en el caso de Gran Bretaña, con esa particularidad suya de ser  europeos, pero no como el resto del continente, con esa sensación de saberse al margen de  gran parte de los conflictos que tuvieron lugar en tierra, y un poco, con cierta sensación de identidad propia, separada de los demás. Esta percepción  concentrada en lo propio, de cierto individualismo, se percibe también  en unos años en los que, mientras sus vecinos se preparaban para el próximo conflicto, el país se recuperaba de la Gran Depresión volviendo a una imagen idílica y un tanto cómica de los estereotipos locales.


Esta es la historia de Flora Poste, una huérfana que tras la pérdida de sus padres debe trasladarse al corazón de Inglaterra para instalarse con los Starkadder, propietarios de la granja de Cold confort. Estos, en deuda con la familia de  Flora por una afrenta sucedida hace años, parecen marcados por los secretos y la tragedia. La matriarca, Ada, vive encerrada en su habitación obsesionada con lo que presenció  siendo una niña. Su hija lleva una vida por y para sus hijos varones, obsesionados por la granja y  o por su desprecio a las mujeres. La más joven de la familia está abocada a un matrimonio acordado con un hombre  brutal que le dobla la edad…y si el lector estaba esperando un drama oscuro lleno de conflictos  psic9ológicos se va a llevar una sorpresa, porque lo que sucede en  Cold Confort tras la llegada de Flora  Poste está más cerca de las novelas de  Woodehouse que las de las Brönte.

El libro es el primero de la saga del mismo nombre que la granja,  del que solo se ha traducido este al castellano. Publicado en 1933, este tiene un componente muy sardónico, del que hace pensar  precisamente en el concepto de ironía inglesa y  humor británico. Este toma como punto de partida situaciones clásicas de la tradición narrativa  más oscura para darle la vuelta de una forma abiertamente paródica: Flora no es ninguna  jovencita desvalida  sino una mujer en la veintena  que tras varios intentos de  apalancarse  en la casa de distintos familiares 8quienes  le dan convenientemente el esquinazo) acaba  instalada en una granja con un nombre muy poco esperanzador. Los miembros de la familia  Starkadder llevan sus  obsesiones hasta el absurdo, con esa  cabeza de familia que solo se asoma pare decir ominosamente  p “solo era  una chiquilla, pero vi algo sucio en la leñera”,  una de los hijos va declamando su desprecio a las mujeres mientras que otro  de los residentes en la granja anuncia con el mismo dramatismo  su  próximo matrimonio con la más joven, mientras que otro de los hermanos atormenta a todo el que se le ponga a tiro con su fanatismo religioso. Un escenario tremebundo que sirve    que  la protagonista adivine, en las primeras páginas, que detrás  de este  entorno claustrofóbico  hay gente con aspiraciones tan corrientes y  anodinas como  adorar al cine, ser un buen administrador de la granja, o simplemente, necesitar  salir a que les de el aire y modernizarse un poco. Este descubrimiento de quienes son, y la misión de arreglar sus vidas, sea asumida por la  heroína que se ve a si misma como una suerte de figura  capaz de  poner orden, muy similar a los personajes de jane  Austen con quien también se compara de forma indirecta.


La intención  paródica no  queda solo en el tópico de la Inglaterra rural atormentada, sino que también  aparecen personajes urbanos         que siguen todo tipo de  creencias y actitudes modernas, que llegan al escenario buscando esa idea de la campiña bucólica y la sencillez de la vida rural. Bohemios, intelectuales de medio pelo más salidos que el pico de una plancha,  joven es de buenas familia claramente incómodos con su estancia en un lugar  que no sea Londres…van haciendo su aparición en los alrededores de la granja y en la vida diaria de  Flora. Esta tampoco se libra de esta visión acida. Es un personaje que se ve a sí misma como la protagonista de una situación literaria (el “síndrome del personaje principal” adelantado varias décadas) y que como tal, previere vivir algo que ella ha idealizado en lugar de tomar  una decisión realista. Aunque se precisamente su complejo de superioridad y eses afán por  mejorar la vida de sus parientes  de la manera que ella estima conveniente,  lo que consigue sacarlos del bucle en el que viven.  Aunque para ello recurra a herramientas actuales que tampoco  se salvan de ser pasados por el filtro del humor. Porque en este caso, no falta ni la referencia al psicoanálisis como situación a todo.

El tono, con la intención humorística establecida desde el principio, es muy ligero: todos los problemas se solucionan rápidamente y sin contratiempo, sin más actuación que la de la protagonista aplicando lo que ella considera sentido común, para finalmente, encontrar también su desenlace muy propio de la comedia romántica. Una trama que acaba haciéndose demasiado simple en favor de presentar el mayor número de personajes cómicos posibles, y que hoy puede resultar demasiado inocente o forzada, más del gusto  de quien disfrute  con los libros de Jeeves que  con otras novelas  más modernas. Aunque lo mejor es el desconcierto que el lector acaba compartiendo con su protagonista al quedarse sin saber qué es lo que había en la leñera. Y sobre todo, ¿ porqué los antepasados de los Poste se peleaban por una cabra?




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