Historias de terror (1.962). Tres por uno en relatos terroríficos
Cuando Roger Corman decidió sacar adelante una serie de películas de bajo presupuesto con la excusa de adaptar a uno de los autores macabros por excelencia, parecía difícil pensar que esas siete películas, con decorados prestados, rodadas en tiempo record y con una paleta de colores chillones se convertirían en las más recordadas dentro del fantástico. Pudo ser por la afortunada combinación de ingenio, guiones y elenco, un golpe de suerte o que se trataba del momento adecuado. Lo que está claro es que gracias a lo que se llamó “el ciclo Poe de Corman”, fue posible ver, a veces adaptado de una forma libre, a veces de una manera más fiel, los relatos más parecidos del escritor de Boston. Y en este caso, no uno, sino varios textos en un solo largometraje.
Estas historias de terror, o, siendo más fieles al título original, cuentos de terror, se componen de tres segmentos unidos no por una trama común, sino por un monólogo recitado por Vincent Price donde presentaba cada relato. Y es que el ciclo de Poe se caracterizaba, además de finalizar una película a velocidad de vértigo, por minimizar los costes y aprovechar los recursos disponibles. En este caso, la dicción de su actor principal. Que realizaba una introducción de cada narración adaptada, algunas de las piezas más conocidas de Poe, además de las más breves, compartiendo metraje Morella, El gato negro y El caso de M. Valdemar. Al menos, en su mayor parte y en lo que al título respecta.
El guión de Richard Matheson hace en realidad una mezcla en cada una de distintos cuentos: Morella no es Morella sino Morella, Lenora y Ligeia. El gato negro cuenta también con la presencia de un barril de amontillado, y Valdemar sería la adaptación más fiel salvo por desarrollar los personajes más allá de ser meros testigos e incluir una trama que no desentonaría en un comic de la EC, la del muerto vengativo. La decisión, además de servir para ampliar más la duración de cada guión, está muy bien matizada, ya que las historias fusionadas cuentan con elementos comunes entre sí, como es el caso de las esposas fantasmales de Morella y Ligeia, el cadáver emparedado en El gato negro y el barril de amontillado.
La película se caracteriza, como en todo el ciclo, por el reciclaje de vestuarios y escenarios de otras producciones, la brevedad del metraje, suplir la falta de efectos mediante la adaptación de relatos que no necesitan ser visualmente espectaculares para funcionar, y sobre todo, aprovechar al máximo el reparto con el que la saga de versiones cinematográficas de Poe contaba: la presencia de Vincent Price es contínua desde la introducción hasta la última historia, donde comparte pantalla con actores de la talla de Peter Lorre y Basil Rathbone, de modo que en muchos casos, esta parece una muestra de los registros que pueden ofrecerse: desde la interpretación más realista, sin un ápice de humor, del hombre arrastrado por la depresión de Morella, al exagerado duelo de catadores de vino que mantiene con Peter Lorre, donde el asesinato y la venganza se enfocan de una forma esperpéntica y llena de humor negro (y donde para mi tranquilidad, el Gato negro titular es un minino que, además de ser la cosa más mimosa que he visto desde Sabela y A´Tuin, es el que mejor parado sale), a la aparición casi anecdótica donde el peso de la trama recae sobre Rathbone como villano.
Las historias de terror, como filme antológico del ciclo de Poe, parecen una película un tanto menor, quizá por contar con unos guiones más breves y basarse en unos relatos que, aunque conocidos de sobra, se basaban en el golpe de efecto final. No lo es tanto si se tiene en cuenta lo que, bajo esta serie de películas, pudo llevarse a cabo: una buena realización, unas interpretaciones memorables y unos guiones firmados por Richard Matheson.
En esta, y El cuervo, lo mejor es poder disfrutar de Vincent Price y Peter Lorre. Todas las del ciclo fueron desarrolladas con mucha pericia, un poco de ese cine que sin ser un clásico de manual, se acaba quedando con uno.
Añadir presagios a la narración es otra forma estupenda de crear tensión y miedo en los lectores. Esta técnica es utilizada por escritores consagrados en el género y puede ser tan sencilla como un escalofrío que recorra la espina dorsal de tu personaje al pasar por una puerta cerrada, o una sensación de temor al caminar por un pasillo oscuro. esto es lo que mas se disfruta de las mejores historias de miedo
La verdad es que son todo unos clásicos con unas actuaciones memorables. Da gusto verlas.
ResponderEliminarUn abrazo.
En esta, y El cuervo, lo mejor es poder disfrutar de Vincent Price y Peter Lorre. Todas las del ciclo fueron desarrolladas con mucha pericia, un poco de ese cine que sin ser un clásico de manual, se acaba quedando con uno.
ResponderEliminarAñadir presagios a la narración es otra forma estupenda de crear tensión y miedo en los lectores. Esta técnica es utilizada por escritores consagrados en el género y puede ser tan sencilla como un escalofrío que recorra la espina dorsal de tu personaje al pasar por una puerta cerrada, o una sensación de temor al caminar por un pasillo oscuro. esto es lo que mas se disfruta de las mejores historias de miedo
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