Hay películas que tienen una llegada complicada a los cines, y eso si lo consiguen. Cambios de distribuidoras, quiebras, o en el peor de los casos, montajes nuevos, escenas añadidas y cambios tras los primeros pases es algo que puede suponer el fracaso de un estreno. Ahora, conseguir llegar a los cines después de dos años parada, de un cambio de titularidad de una de las franquicias más exitosas de lo audiovisual, y llegar a estrenarse durante el verano de una pandemia global que paralizó la industria del ocio cinematográfico, es toda una hazaña.
Los nuevos mutantes, una entrega más de la franquicia de X-Men, y la última antes de que Disney adquiriera sus derechos, tiene un punto de partida tan inesperado como el de su producción y estreno: tras perder a su familia durante una brutal tormenta, o algo que parecía serlo, Dani se despierta en una sala de hospital vacía y cerrada. Una médico, la única que parece encargarse de la instalación, le explica lo sucedido y le presenta a sus compañeros de cuarentena: un grupo de jóvenes, dotados de poderes que se manifestaron, igual que los suyos, de forma traumática. Estos, todavía incapaces de controlar sus habilidades de velocidad, pirokinesis o marcados por su vida pasada se encuentran bajo el cuidado de la doctora Reyes a la espera de superar una evaluación y poder formar parte de la organización para la que ella trabaja. Pero tras la llegada de Dani, algo parece moverse por el recinto. Algo capaz de conocer los miedos de cada uno.
Basada de una forma muy libre en una de las sagas de la Patrulla X, la película opta por una perspectiva más realista y poco espectacular, similar a la adoptada en Logan. Poderes y trasfondos adaptados a un entorno menos fantástico y quizá más dramatico, un escenario minimalista, compuesto por una serie de lugares vacíos, y uno de los repartos mas escasos que podría verse en una producción de superhéroes (un total de seis personas), hace que el enfoque dado para presentar a una nueva serie de mutantes dentro del mundo de los X Men sea, al menos, novedoso. Al igual que el tono elegido, que entraría dentro del terror y donde, dada la naturaleza del antagonista, abundan las secuencias marcadas por apariciones monstruosas y por el diseño de algunas criaturas que se convierten en una de las aportaciones más inquietantes. Y que llegan a tener su guiño referencial en las escenas de Buffy que aparecen de fondo, donde también anuncian, de forma indirecta, el romance entre las dos protagonistas.
Aunque el estilo la acerca más a Logan o a una visión tangencial de los superhéroes, esta parece querer huir de lo espectacular y llega a parecerse más a una película de terror de presupuesto limitado que a una entrega de la saga de los mutantes. Los tonos apagados, y un escenario compuesto por una serie de instalaciones vacías, con aspecto de formar parte de un complejo educativo vacío, pero cuyo estado de conservación y lo reducido del reparto produce una impresión un tanto irreal. Un reparto en el que pueden verse algunos rostros conocidos y que han demostrado con creces su capacidad para interpetar roles más complejos que el adolescente típico: Maisie Williams, Charlie Heaton o Anya Taylor-Joy. Quienes ,mientras el estreno se encontraba paralizado continuarían con papeles que los harían más conocidos. Y, aunque el protagonista y vinculación con la trama principal corresponda a Blu Hunt, son Williams y especialmente, Taylor-Joy quienes cuentan con personajes y trasfondos con mucho más potencial.
Al igual que el enfoque dado a la película es muy distinto al del género de superhéroes, también lo es la forma de tratar los poderes de sus protagonistas. Estos han sido modificados respecto del material original, y muy vinculados no solo a la entrada en la adolescencia sino a su psicología y eventos traumáticos en sus vidas. De este modo, es mucho más sencillo hacer que el guión se centre en un escenario más cerrado y donde lo importante sean los inicios y desarrollo de sus protagonistas. Que, aunque se desarrolla de forma efectiva, también es fácil suponer que esta no es una entrega de La patrulla X al uso. Después de todo, la doctora Reyes nunca llega a mencionar la escuela del profesor Xavier cuando habla de sus superiores.
Los nuevos mutantes constituye toda una rareza dentro del mundo de los superhéroes: la última película de mutantes antes de que estos derechos de Marvel fueran definitivamente adquiridos por Disney, uno de los primeros estrenos en un verano tan complicado como fue el 2020 y sobre todo, un enfoque tan lejos de lo heróico y tan cerca del terror que la hace más similar a Brightburn que a la franquicia a la que pertenece. Y, dada la mezcla de géneros, consigue lo que Venom pretendía y no fue capaz ni de acercarse: hacer del entorno de los superhéroes algo terrorífico.
Con todas sus irregularidades (para mí, la mayor, por paradójico que parezca siendo un cierre de etapa, es que parece estar todo el tiempo dejando información relevante para el futuro), la película me ha gustado bastante. La atmósfera gótica, la carencia de blandura (en lo que cabe, pero aun así muy superior a los primeros números del cómic original) y ese sano espíritu casi de serie B crean una atmósfera muy atractiva, y el resto lo ponen unos personajes interesantes.
ResponderEliminarMás que como cierre de etapa, la veía un poco como una historia de origen dada la cantidad de información que se dedican a distribuir. Y una que, después de casi diez años de producciones de superhéroes, agradezco que se narre de una forma distinta y tan minimalista. Desde luego lo último que me esperaba era La patrulla X en un reciento abandonado.
ResponderEliminarNo soy una seguidora habitual de los comics, aunque conozco la saga principal por haber leído la colección que planeta publicó seguida con el estreno en 2001 de la primera película. Gracias a ella puedo tener una idea general de algunos personajes que aparecen y debo decir que el enfoque que dan ahora a Ilyana Rasputin es mucho más inquietante que el trasfondo sobrenatural del comic original.