jueves, 17 de enero de 2019

Z Nation (2016-2018). Tú improvisa, que nosotros ponemos las temporadas


En diciembre llegó finalmente la cancelación de Z Nation, la apuesta por el género Zombie que lanzó el canal Syfy hace unos años. Teniendo en cuenta que ha llegado hasta ahora con cinco temporadas, más que una cancelación, podría considerársele una duración muy digna, y también muy inesperada.

Cuando comenzó su emisión, sobre 2014, las estimaciones más optimistas no le daban ni una temporada. La producción de Syfy con Asylum (marcas de calidad donde las haya) parecía un batiburrillo de argumentos de serie Z, mala infografía y personajes un tanto caricaturescos. Contaba, en cambio, con algo que a los pocos episodios consiguieron explotar y se convirtió en la baza de la serie: su sentido del humor y una falta de prejuicios mediante los cuales, se tomaban muy a broma aquel viaje a través de unos Estados Unidos apocalípticos en el que debían acompañar al único sujeto inmune al virus zombie a un laboratorio que, oportunamente, estaba en la otra punta del país. Al menos, este fue el hilo conductor de las dos primeras temporadas, donde aprovecharon para convertir su falta de medios en una virtud y convertir el paisaje en una herramienta de comedia. Los estereotipos de cada estado mezclados con unos zombies caracterizados con una cutrez propia de la película más pobre, y multiplicados con un tampón de clonar que se notaba a la legua, y un humor donde se mezclaba lo cutre, lo involuntario a veces, y unos cuantos chistes de porros, que no pueden faltar, definieron finalmente la serie a modo de comedia, quizá la que podría haber sido el proyecto televisivo de zombieland que no salió adelante, y donde había algo que estaba claro: aquello no había que tomárselo demasiado en serio. Y para muestra, sus protagonistas, que con unos rasgos muy de comic (Warren, la líder del grupo, Doc el médico hippie, Murphy el insufrible inmune al virus y una versión de saldo del bate Lucille acompañado por su propietaria), entraban y salían de la serie sin más duración que una temporada. No parecía haber un motivo narrativo concreto, salvo el cubrir a algún actor que no pudiera participar en ese momento o eliminarlo una vez terminada, o descartada, una trama.


Es un poco difícil hablar de “mejores temporadas” o “calidad de los argumentos” en una serie como Z Nation, salvo teniendo en cuenta sus características y que, probablemente al tercer capítulo, solo nos quedamos los cuatro frikis que conseguimos cogerle el punto. Pero si hubiera que elegir el mejor momento, sería esa segunda temporada donde quedaron más claras las intenciones de la producción y se establecieron los personajes favoritos del público: comedia, tono de broma, cliffhangers solucionados de forma arbitraria en la temporada siguiente y tres protagonistas que consiguieron sobrevivir hasta ese último episodio. Pero también, a partir de entonces, la serie se hizo un poco más errática. Quizá ni los guionistas contaban con poder continuar más de dos años, y empezó a notarse cierto tono de improvisación donde se olvidaban de las normas establecidas de una temporada a otra e incluso de la escritura de personajes. Murphy pasa de ser un antihéroe a una especie de dictador, Warren pasa a comportarse como una asesina despiadada, y el resto de protagonistas acaba separado en distintos escenarios por un motivo que huele a falta de presupuesto para contratarlos en todos los capítulos. Aparecen indicios de tramas que se olvidan al segundo episodio, los escenarios acaban convirtiéndose en descampados y desguaces, y comienzan a aparecer todo tipo de zombies propios de un videojuego para ser posteriormente olvidados ¿Qué llevamos dos episodios hablando del fin de la humanidad?  Bueno, ahora hay un cliffhanger donde aparece una comunidad floreciente ¿Qué aparecen unos zombies veloces e indestructibles? Vale, ahora no volveremos a verlos pero…¡oh, mira! ¡zombies que hablan!
 
 
La serie, conseguía más o menos, mantenerse, gracias a esa impresión de ser una comedia y no algo serio. Pero llegó un momento en que no era suficiente, y la falta de continuidad entre temporadas se hacía muy patente hasta la última entrega, donde mal que bien, consiguieron hacer una trama un poco extraña donde se mezclan las referencias políticas al mandato de Trump, las conspiraciones, un nuevo y brusco cambio en la actitud y personalidad de sus protagonistas y un personaje nuevo del que ahora quedarán las dudas sobre si hubiera sobrevivido a una sexta temporada. Y para el absurdo, porque en el fondo, esta última decena de episodios podría resumirse en “Roberta Warren y sus amigos buscan un suministro de galletas para evitar que los zombies parlantes se conviertan en asesinos sin alma”.
Z nation se despidió como apareció: de forma inesperada, a base de improvisaciones, y con un final feliz que se nota rodado en el último momento en que esta no fue renovada. Se despide también con cinco inesperados años de argumentos y comedia, a ratos rara y a ratos gruesa…De momento, más entretenimiento del que ha proporcionado Walking Dead en el último lustro.

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