jueves, 25 de enero de 2018

Lecturas de la semana. Una de zombies


Esta es la primera entrada sobre libros del año, y por lo que me fijo, en algunos meses. No faltaron lecturas, aunque quizá no tantas como me hubiera gustado. Y al menos durante las últimas semanas del año, recuperé uno de mis géneros favoritos. Porque a día de hoy de otra cosa podría quejarme, pero de falta de novelas de zombies, no.



Mira Grant. Feed. Cuando hay zombies de por medio, es más probable que el escenario pasado unos años incluya a los supervivientes disfrazados como extras de Mad Max o a algún tipo blandiendo por ahí un bate forrado en alambre de espino. El encontrarse una sociedad recuperada de la catástrofe y funcionando tan bien como podría hacerlo la actual es de momento una novedad. Y que sirve de punto de partida para la saga de Newsflesh. En este caso, han pasado unos veinte años desde el primer brote del virus zombie. La sociedad sigue funcionando y poco a poco, va ganando el terreno que previamente había pertenecido a los muertos vivientes. Pero lejos de haber supuesto un colapso, la tecnología e internet funcionan mejor que nunca, y el sector periodístico se encuentra en manos de distintos bloggers que difunden la información, y obtienen ingresos de una forma que, digamos, es muy similar a la del funcionamiento de los youtubers actuales. Son dos de ellos, Georgia y Shaun, los protagonistas a quienes uno de los candidatos a la presidencia contrata para cubrir su campaña. Aunque el viaje para cubrir la noticia acabe suponiendo un peligro, cuando alguien se ha propuesto asesinar al candidato por cualquier medio.

La mezcla entre novela de zombies y trama política es cuando menos curiosa, aunque esta última tiene muchísimo más peso que los muertos vivientes. Además es uno de esos casos en los que no se evita en ningún momento la palabra zombie e incluso se le hace un homenaje a Georgeo Romero, quien forma parte del transfondo del escenario (el haberlo leído el año en que falleció hace que lo sea todavía más) como una de las principales fuentes de información a la hora de tratar con los zombies como tales. Tampoco supone un problema el estilo, en primera persona y más que correcto a la hora de seguir una historia de entretenimiento. Y del que podría decirse que acaba ayudando a terminarla visto que la mezcla, un poco desigual, y el origen que dan a los zombies, no ha terminado de convencerme. Una de las cosas más difíciles es conseguir dar una explicación medianamente creíble al cliché del virus zombie, y aquí, con su mezcla mortífera entre el vírus modificado del resfriado común y una cura para el cancer, está bastante pillado por los pelos (además de incluir unos cuantos gatos fallecidos en un capítulo. Ningún felino debería correr peligro en una epidemia zombie). Se queda al menos, en una lectura simpática con ciertos tintes críticos sobre la sociedad de la información y el poder de los medios, pero es poco probable que siga con la serie.



James Crawford y Monique Happy. At Hell´s Gates. El hacer una antología con fines benéficos no es una idea nueva, y se ha llevado a cabo en distintos países Aunque, una de corte terrorífico ya es una idea más particular. En este caso, sus prologuistas explican que los fondos recaudados irán destinados a una asociación de ayuda a los veteranos de guerra (bueno, siempre he pensado que la mejor forma de ayudar a un soldado es directamente no mandarlo a la guerra, aunque apoyarlos a posteriori también es algo) y que en su mayor parte los relatos aportados son de temática zombie, aunque también hay sitio para otros géneros.

El conjunto es regular tirando a flojo: la mayoría de los cuentos son algún capítulo inicial, o bien spin offs de novelas escritas por autores muy amateurs, autopublicados en su mayoría, y que transitan por caminos vistos una y mil veces. Es difícil innovar con algo tan limitado como los zombies, y aunque sus lectores en la mayoría de los casos sabemos lo que nos vamos a encontrar y no pedimos mucho, pero da la impresión que hay antologías que con la misma limitación de páginas, ofrecen relatos mucho más elaborados o que al menos consiguen quedarse en la memoria más de diez minutos. Aunque por lo menos, una cosa hay que decir a favor de la edición del libro: la portada es una de las mejores ilustraciones que pude ver en todo el año pasado.

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