jueves, 1 de febrero de 2018

Jumanji. Bienvenidos a la jungla (2017). Ya no hay videojuegos como los de antes


umanji fue una de las películas infantiles de los noventa más queridas y recordadas, y hoy todavia queda asociada a la imagen de Robin Williams intentando terminar un juego de mesa mientras todo tipo de animales de una selva imaginaria (incluido un cazador despiadado) aparecían con cada nuevo lanzamiento de dados. Tuvo, en cierto modo, una secuela con Zathura, que si bien la idea de continuar la historia enlazándola con un juego de mesa distinto tenía potencial, no terminó de convencerme por su reparto. Acabarían pasando 17 años para que Jumanji tuviera una secuela como tal. Y aunque se sabía que esta podría ser todavía más espectacular que su predecesora, las decisiones de reparto no podían ser más distintas respecto a la anterior. Nada menos que The Rock en el papel protagonista, y un trailer que prometía una selva todavía más grande...e incluso, un cambio de formato del juego.



Bienvenidos a la jungla comienza saltándose las primeras normas de la anterior. Bueno, no es que un juego de mesa con poderes mágicos tenga que seguir muchas reglas establecidas, así que si este ve que las fichas y los dados ya no atraen a los jugadores, hay que reconvertirse. En este caso, al juego como tal se le ve durante muy poco tiempo al transformarse por arte de magia, en una videoconsola que un joven, quizá poco tiempo después de que los protagonistas de la primera parte superaran el juego utiliza para desaparecer sin dejar rastro. Unos cuantos años más tarde, un grupo de chicos formado a partes iguales por los más populares del colegio y los más apocados, vuelven a encontrarlo, decidiendo que pasar un rato con un videojuego antiguo parece más divertido que limpiar un sótano como castigo escolar. Pero por muy poco tiempo el público volverá a ver a los nuevos protagonistas, ya que estos, tras elegir a sus personajes, son transportados al juego transformados en los que han elegido. Los cuales, no podrían ser más distintos de sus personalidades y apariencias reales. Ahora, con una serie de habilidades y debilidades muy concretas, deberán cumplir la misión para completar el juego si quieren regresar a casa.


La decisión que se tomó a la hora de rodar esta secuela es la de separarse de la trama y argumento de su predecesora. Si bien sigue manteniéndose Jumanji como eje central, la forma de aproximarse es muy distinta, algo que en un principio podía hacer temer que las decisiones no iban a salir bien (o que en el peor de los casos, resultara un sacacuartos con mucho cgi) pero que en realidad le da una mayor libertad a la hora del argumento. Y por qué no, de adaptarse mejor a los cambios en las aficiones e intereses del público: en el 95 aceptar un juego de mesa era tan sencillo como el que ahora los protagonistas centren su atención en un videojuego (aunque comenten con ironía que les parece muy antiguo). Un cambio de formato que se ha llevado a cabo de una forma muy hábil, incluyendo en el escenario de Jumanji muchos guiños al funcionamiento de las aventuras gráficas: situaciones un tanto simples comparadas con los juegos actuales, el contar con un numero limitado de “vidas” u oportunidades de seguir jugando (¡sin posibilidad de guardar la partida!) o el que los personajes que se mueven por el escenario cuenten unicamente con una serie de frases fijas, que en principio desconcierta a los protagonistas pero que muchos reconocerán como ese momento en el que era necesario seguir pulsando un botón hasta que estos dijeran algo importante para el juego.



Si el Jumanji original suponía que cada movimiento traía una parte de la selva al mundo real, la historia esta vez transcurre integramente en el mundo del juego. Quizá una decisión tomada de cara a que la película sea lo más espectacular posible, pero que también sirve para disfrutar un poco de una escenografía muy variada, especialmente cuando los personajes tienen que moverse por zonas pobladas. Que una selva sea impresionante y llena de peligros era de esperar, pero también pueden verse, aunque por desgracia, durante poco tiempo y a modo de decorado, personajes de lo más variopintos moviéndose por una de las ciudades que componen el juego.



Uno de los elementos que sí conservaron, y que en realidad hicieron de Jumanji una historia memorable, fue el trasfondo con el que esta contaba. Si el personaje de Robin Williams se basaba principalmente en aceptar las responsabilidades, en este caso, los nuevos protagonistas cuentan con una serie de defectos o miedos que sus versiones en el videojuego son una forma de superar. No es que esto se trate de una compleja enseñanza moral, sino que más bien se muestra de una forma bastante simple y adecuada al tono de historia de aventuras que en todo momento mantiene la película, mediante una forma muy sencilla: los más apocados son encarnados por The Rock y Karen Gillan, mientras que los más brillantes cuentan con unas versiones más cómicas y patosas como pueden ser Kevin Hart y Jack Black. Este último, uno de los más divertidos, siendo capaz de cogerle el punto a cómo se comportaría una niña de 14 años. Se echa en falta, en este caso, un poco más de trasfondo que la primera, aún sin mostrar por completo el mundo en que se desarrollaba, sí supo aprovechar: entonces, Van Pelt, el antagonista, era interpretado por el mismo actor que encarnaba al padre del protagonista. Ahora la idea del personaje se conserva como tal, pero limitado a un papel de malo genérico sin más aportación.

Con tantos años entre el Jumanji original y su secuela oficial, era fácil desconfiar de lo que podría salir. Pero por suerte, la película funciona bien aportando sus propias novedades y sin tener que seguir sin innovar el formato de la primera parte.

2 comentarios:

  1. Hola. Coincido con la argumentación de tu post. Tras el recuerdo y el subidón que produjeron Jumanji 1 el cambio de escenario y de las caracterśiticas del juego me parcieron bastante acertadas, y me quedo la impresión de una pelicula muy disfrutable, y que la experiancia no habia sido una pérdida de tiempo.
    Habiendo visto la uno el impacto emocional no podía ser el mismo, pero espero que los que no la hayan visto quedaran con el suficiente flipe mental como para guardarla como un tesoro, como hemos hecho los que vimos la 1 con la susodicha.

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  2. Como secuela, está a la altura, y mucho. Los cambios fueron un acierto. Quizá más espectacular, pero eso es algo que va con los tiempos, y yo también espero que quien se acerca a ella sin conocer la original también la disfrutará.

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