lunes, 11 de julio de 2016
La liga de los hombres extraordinarios (2003) ¿¡Qué le han hecho al comic!?
Alan Moore tiene muy mala suerte con las adapciones al cine. Y no por falta de presupuesto o de esfuerzo en filmar una película de primer nivel, sino porque siempre parecen no entender el material original. Estas se quedaban en algo muy simple, sin todos los matices principales, o directamente, algo completamente distinto a lo que narraba al principio. Moore no duda en echar pestes de todas ellas, hasta el punto de parecer un poco rancio el hombre...porque no todas han sido un desastre, y ahí está Watchmen, que siempre me pareció una adopción muy digna y mejor película. Pero cuando pasa lo mismo hasta con uno de sus guiones menos complejos, y con más potencial para la gran pantalla, hay que acabar reconociendo que algo de razón tiene. Solo hace falta comparar La liga de los hombres extraordinarios con el comic para confirmarlo.
Es el año 1899 y Europa se ve amenazada por una misteriosa figura conocida como El Fantasma, dueño de unas máquinas de guerra con un potencial destructivo nunca visto. En un intento por evitar que estas sean vendidas al mejor postor,k el gobierno inglés convoca a un grupo de hombres cuyas habilidades pueden hacer frente a un enemigo tan poco común. Personas tan sobresalientes como pueden serlo Allan Quatermain, Mina Harker, el Doctor Jekyll y otros que se hicieron un nombre en la Inglaterra victoriana y quienes no han sido olvidados todavía.
Como adopción, la película decepcionó a los fans del cómic. Los personajes, ya de dominio público, que Moore había utilizado, están ahí pero solo de nombre. La liga de los caballeros extraordinarios es un tebeo de aventura, con un trasfondo que se iba oscureciendo, sobre unos personajes un tanto crepusculares y una Inglaterra donde no se escondía la sordidez de la era victoriana. Quatermain pasaba sus días como opiómano, Nemo no escondía su odio a los llamados países civilizados y Mina Harker, pese a ser la líder indiscutible, convivía aún con las habladurías sobre su divorcio de Jonathan y lo sucedido con el conde Drácula. La liga de los hombres extraordinarios, es, en cambio, una cinta de aventuras para toda la familia, tan para todos los públicos que todos los elementos han sido limados y descafeinados hasta el absurdo, donde los personajes son héroes retirados dignamente, piratas nobles y donde la peor parte se la llevan Mina y el hombre invisible, convertida en una mujer fatal con poderes vampíricos y en un simpático ladrón muy alejado del pedazo sociópata que era el Hawley Griffin de Moore o del propio H. G. Wells.
Incluso considerándola como producción cinematográfica, sin compararla con el original, tampoco sale bien parada. Parece demasiado pensada como una cinta de acción para un público muy genérico e incluso muy timorato, que evita la más mínima controversia y donde la ambientación se queda en algo secundario, poco más que un gimmick para que personajes de dominio público se muevan por un escenario con efectos especiales. Novedades como Tom Sawyer, reconvertido a agente de EEUU y discípulo de Quatermain, sirven para que los espectadores tengan un héroe más cercano a su rango de edad, más reconocible y típico frente a la edad de Quatermain. Y Mina vuelve a ser víctima de esta reconversión, pegando mordiscos a diestro y siniestro, embutida en un traje más propio de los vampiros de Underworld. El cambio de su personaje a química, ahora viuda, sin motivo aparente, parece deberse a que en algún momento tenía que firmarse a alguien rodeado de botellas de cristal, que también son una cosa muy de hace dos siglos. Y probablemente, para evitar cualquier situación que pudiera resultar controvertida a la hora de caracterizarla.
El guión se queda también en una historia de aventura steampunk muy poco trabajada, donde se suceden las correspondientes presentaciones, peleas, giros inesperados y secuencias de acción donde se olvidan de lo más básico en favor de la espectacularidad: una cosa es querer mantener algo de sentido de la maravilla y del género de aventuras. Otra muy distinta es intentar hacer creer que un submarino puede navegar por los canales de Venecia ¿Profundidad? ¿Calado? ¿Qué es eso? Se salva en cambio, la estética, donde dedicaron más tiempo y presupuesto. Casi todas las escenas exteriores suceden de noche y los tonos, en la iluminación y el vestuario, son muy oscuros. Los excesos quedan para los interiores: bibliotecas recargadas, con escaleras imposibles y llenas de objetos y decoración enrevesada, de una forma que por un momento sí recordó a los dibujos del comic. Incluso la parte final, en un escenario tan improbable como una fortaleza en el medio de un paisaje nevado, llega a tener su gracia y no habría desmerecido en una historia steampunk algo mejor contada.
El reparto sufre bastante la pobreza del guión. Una Peta Wilson inexpresiva intentando a ratos hacer de mujer fatal, y a ratos haciendo exhibición de artes marciales. Stuart Towshend está igual de soso y el actor que interpreta a Nemo parece más disfrazado que caracterizado como su peresonaje. Se va salvando Jason Flemyng con un doctor Jekyll algo más digno, aunque su participación sea algo más breve y Richard Roxburgh hizo pleno esos dos años: M en esta, después saldría interpretando a Drácula en Van Helsing. Ponga un inglés haciendo de malo en sus producciones.
La liga de los Hombres extraordinarios fue todo un palo. Para los seguidores del comic y para el propio Sean Connery, que se había reservado el papel principal y que se encontró con una producción muy floja como cierre a su carrera. En todo caso, una decepción como adopción y como película de entretenimiento, aunque el tiempo le ha sentado algo mejor: más que nada, porque comparada con Van Helsing hasta tiene un pase.
Jajaja, yo esta peli la disfruto. Cierto es que ni es un peliculón (para nada) ni me he leído el cómic, pero me resulta entretenida y siempre que la pillo en la tele me quedo a verla.
ResponderEliminarAl pensar en el comic hace que muchos se nos salten las lágrimas, y no de alegría. Lo peor es esa insistencia con recurrir a cosas vistas o que el público tenga personajes con los que se identifique más, de ahí el trajecito Underworld de una Mina especialista en artes marciales, o ese Tom Sawyer sacado de la manga. En cambio, para peleas y tal, no ha quedado tan mal: es una peli muy de sofá y manta (o estos días, de sofá y ventilador).
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