Aunque la tele se haya quedado como ese aparato enchufado al
dvd, y como mucho, en la encargada de hacer ruido de fondo mientras hago otras cosas, el verano
juega a su favor: terminada la programación regular, la emisión de cine es una
alternativa bastante útil. Y el que emiten no son estrenos ni mucho menos, pero
lo fueron por estas fechas. Producciones que hace 10, o incluso 15 años,
movieron al público a las salas, o que lo intentaron. Que en su mayoría también
ví durante esos años, me entretuvieron, o me decepcionaron, y de las que no me
volví a acordar hasta que me encontré con los créditos de entrada durante el
prime time de cualquier semana de julio.
La Momia fue uno de esos casos: la película de Stephen
Sommers era una cinta de corte fantástico y aventuras, donde se aprovechaban al
máximo unos efectos digitales que se convertirían en norma años después. Una
mezcla de escenarios pulp, humor muy blanco, acción y despliegue de medios que
fue un éxito, quizá por la novedad de estos últimos, y que dio lugar bastante
rápido, a una secuela: dos años más tarde, El regreso de la momia continuaba
con las aventuras del aventurero Rick y la bibliotecaria Evelyn, para los que haberse
enfrentado a la maldición que pesaba sobre una momia egipcia ha supuesto un
cambio en sus vidas: no solo se han casado y formado una familia, sino que se
han convertido en una pareja de arqueólogos muy similares a Indiana Jones. En
sus expediciones no faltan saqueadores de tumbas, cultos egipcios e incluso el
propio sacerdote Im Ho Tep, su antiguo enemigo. Que como buena momia, no se
está quieta en el sarcófago, sigue buscando a la reencarnación de la mujer que
ama, y de paso, un ejército perdido en el desierto egipcio que le servirá para
dominar el mundo.
La primera parte, aunque muy simple, funcionaba por la falta
de pretensiones: era una historieta de aventuras, con unos personajes tan
sencillos que recordaban a las aventuras de siempre, y donde se mantenía el
equilibrio entre la acción y la narración. La secuela, en cambio, lo pierde
para caerse del lado de la acción sin motivo: el ritmo es muy trepidante, y no
van a faltar las persecuciones por tierra, mar y aire, las peleas a puñetazos,
los duelos a sable, ni las secuencias donde muestran todo lo que puede hacer un
ordenador. Pero se olvidaron del guión, que se limita a ser un poco una excusa
para repetir el viaje de la anterior entrega: se busca, además de la momia, un
objetivo nuevo al que los héroes y los villanos deben llegar a contrarreloj,
una trama que resulta demasiado parecida a la original, visitando lugares muy
parecidos, giros que se han visto antes, y situaciones que inevitablemente
recuerdan a lo que había funcionado en la anterior. No hay una historia nueva,
ni una evolución, solo se limitan a transitar por un camino que conocían y que
les va a llevar a blockbuster de éxito que pretendían.
En realidad, esa sensación de contar algo muy parecido no es
el mayor problema del guión, sino la falta de coherencia respecto de su
predecesora: su trama giraba en torno a la protagonista, quien resultaba ser la
reencarnación de la amante de un sacerdote egipcio. Algo bastante importante
que contradicen al sacarse de la manga una nueva villana que acompaña a la
Momia, que, salvo su papel como reencarnación, se desaprovecha mucho al
desconocerse cualquier otro trasfondo sobre ella, al igual que todas las
secuencias en Londres, cuyo potencial para enriquecer la historia en los
primeros momentos, con un grupo de sectarios moviéndose tranquilamente por el
museo de Londres, se limita a ser otra excusa para que los personajes corran,
salten, y se enfrenten a momias generadas por ordenador. Es más, las
reencarnaciones parecían estar de oferta en la secuela, porque es un recurso
que emplean durante toda la película, haga falta o no: la protagonista sigue
reencarnada, pero en una princesa egipcia distinta, y su marido también tuvo
sus pinitos en otra vida como jefe de la guardia, pero habría sido más útil el
intentar mantener una coherencia con la historia anterior que el intentar
establecer una conexión tan vaga.
Los personajes también han sufrido una pérdida de carácter
importante por este desequilibrio entre el guión y los efectos. Simplemente, no
hay química. Ni empatía, ni conexión entre ellos. Los Evelyn y Rick que
aparecieron anteriormente tenían su punto entrañable por su simpleza, pero aquí
no son capaces de mostrar demasiada preocupación por ellos mismos o por su
familia, hasta el punto de que la pérdida de un ser querido no llegue a parecer
un golpe para ellos, ni un momento dramático para el espectador, sino un par de
diálogos, con bastante desgana, donde se limitan a comentar que alguien ha
muerto. Tampoco se les puede culpar teniendo en cuenta que el personaje del
hijo de ambos es uno de los mayores niños repelentes que se han visto en la
última década: metomentodo, resabiado, y con una actitud que parece más propia
de Macaulay Culkin en solo en casa que en una de aventuras de época. Quizá la idea
fuera que este se encargara del alivio cómico que hasta entonces había llevado
John Hanna, en el papel de hermano de la protagonista, pero sin la poquita
gracia que este tenía.
El regreso de la Momia más que una secuela es un duplicado:
de escenarios, de tramas y hasta de personajes. Quisieron ir por lo seguro,
ofrecer más espectáculo que historia, y se olvidaron que esta es importante.
Aunque, con todo, lo primero funciona, y las escenas de acción son lo más
divertido de la película e incluso ha conseguido que me quedara a verla después
de varios años. Claro que ponerse exigente con una película que encuentras por
casualidad en la tele es bastante difícil.
La primera me gustó, esta segunda, pues bueno, más de lo mismo y peor, pero pasable. Con la que ya no pude fue con la tercera, 'La tumba del emperador dragón'. Y menos mal que no sigueron estirando el chicle, que en la siguiente ya les veía con el niño repelente en Chichén Itzá xD.
ResponderEliminarLa primera la llegué a ver alguna tarde no hace mucho y pensé "ah, bueno, tampoco estaba tan mal. Sigue siendo divertida". La segunda envejeció mucho peor, y si ya esos personajes cómicos eran difíciles, quince años después chirrían...¡Nos han convertido a Imhotep en un coco para los niños! La tercera no llegué ni a verla, aunque pensándolo bien..habría sido divertidísimo ver una cuarta titulada "La familia O´Connell contra las momias de Guanajuato" XD.
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