lunes, 4 de julio de 2016

Generación Z (2015). Un parque temático con zombies no podía salir bien


Después de ver unas cuantas películas de zombies, o, bueno, bastantes. Muchas, si cuento las anteriores a empezar el blog, he comprobado una cosa: los muertos vivientes lo ponen todo hecho un desastre. La mayoría de los comics, libros o películas, cuando pueden, se ponen en el peor escenario posible, haciendo que la civilización sea solo un recuerdo y que la vida de los supervivientes sea más parecida a lo que se ve en los comics de The Walking Dead que a otra opción más optimista. Esta última es mucho más rara de encontrar, quizá porque la primera siempre resulta más sencilla que el integrar a los zombies en una situación cotidiana. Aunque la mayoría de los casos, esta última se queda en un descanso antes de que los zombies vuelvan a suponer una catástrofes, pero al menos, es una variación de agradecer en un género donde siempre es un poco difícil ofrecer novedades.

 


Generación Z (The Last Rezort en inglés. Porque en el título no pueden faltar las zetas, no vaya a ser que el público se despiste) presenta un mundo donde el virus que crea a los zombies ha sido identificado y aislado, convirtiéndose en una de tantas pandemias que sufrió la sociedad a lo largo de los últimos treinta años. Pero la apariencia de normalidad es tan relativa como la derivada de una guerra: mucha gente ha perdido a sus seres queridos durante la pandemia, el estrés post traumático es algo habitual así como los grupos de ayuda para las víctimas. Y los refugiados, así como su asentamiento, son un problema atendido escasamente por unas pocas organizaciones. Pero para una empresa esto ha supuesto una manera de ganar dinero, ofreciendo una isla poblada por muertos vivientes donde los turistas pueden desquitarse haciendo tiro al blanco. El negocio atrae desde aficionados a los videojuegos como a gente que ve en ello una forma de enfrentarse a sus miedos de forma segura. Después de todo, las medidas de seguridad son suficientes para mantener a los zombies alejados de sus clientes. Pero quizá no tanto como para evitar un fallo informático que puede poner en peligro a todos e incluso desencadenar otra epidemia.

 



Aunque el nivel de producción es bastante bueno, y en ningún momento da la impresión de ir escaso de presupuesto, las intenciones de la película recuerdan mucho a la serie B. La mayor parte de la trama transcurre en un espacio limitado, hay un numero relativamente amplio de personajes en el que hay bajas hasta quedar reducido a los protagonistas, un objetivo tan concreto como el salir de la isla en un tiempo determinado antes de que esta sea bombardeada, e incluso cierta cantidad de crítica social, pero como podía verse en la trilogía de Romero, o quizá, en Están Vivos de Carpenter o The Purge 2. Las empresas, pase lo que pase, van a esconder un negocio poco ético. Y las referencias a los refugiados y su situación son bastante reconocibles. Pero ese estilo de serie B es algo muy positivo, porque como historia, es muy rápida y concreta. Va al grano, divierte mucho y solo por el tiempo que dedican a sentar las bases de la historia despierta interés.

 


Incluso los personajes, son, al menos, correctos. Los actores no destacan gran cosa y en algunos casos, se ve por ahí alguna cara palo, pero desempeñan los papeles que les han dado de forma adecuada. Resumiendo, hay una protagonista, un traidor, un personaje silencioso con recursos y un amago de alivios cómicos que por suerte, acaban por no ir por ese camino. Cuando al principio la pareja de gamers gritones parecía pedir con ganas ser asesinados a la primera, se convierten en secundarios más tranquilos y que, aunque no se les llegue a coger simpatía (porque no hay material bastante como para que ninguno caiga bien), no molestan ni llegan a protagonizar situaciones absurdas. En realidad, no se trata tanto de los personajes como de la historia que se quiere contar con ellos. Que aunque sea ir del punto A al B, funciona muy bien.

 

Al principio el trailer sirvió para que se calificara como “un Parque jurásico con zombies”. Y sí, la película no inventa nada. Es imposible que no se reconozca un escenario que marcó una década como el de Spielberg, y otros elementos también se han visto antes. El disparar a los muertos como diversión y no como supervivencia era una parte importante del desenlace de La noche de los muertos vivientes, especialmente en el remake del 89. Hasta los edificios abandonados que se ven, y el truco de sembrar por ahí unos plásticos, recuerda mucho a los escenarios de Zombie 3…aunque esto último es exagerado: primero porque era una película que provocaba risa, y después, porque todos los edificios ruinosos se parecen. Pero, aunque vistos, se integran bien en el guión, y dan una sensación de ser conocidos y no originales, pero no de ser copia de algo que se haya visto.

Generación Z es una película que engaña un poco. Su argumento hace pensar en ese parque jurásico y ponerse en lo peor, o como mucho, en algo para ir viendo entre siesta y siesta. Lo que viene después es una producción muy competente y divertida. Y de la que podrían aprender algunos estrenos que llegan al cine.

2 comentarios:

  1. Ains, y a mí que los zombis me tiran mucho para atrás. No sé, son feos, tontos... No me llaman nada. XD

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  2. A mi me pasa al revés: me encantan...Es más, creo que si tuviera que elegir tres cosas serían gaticos, zombies y el Doctor Who XD. Y me pasa como con los Mitos de Cthulhu: a lo mejor echo unos meses sin acordarme, y después encadeno sobre el tema dos o tres libros, o películas, seguidas.

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