Después de ver unas cuantas películas de zombies, o, bueno,
bastantes. Muchas, si cuento las anteriores a empezar el blog, he comprobado
una cosa: los muertos vivientes lo ponen todo hecho un desastre. La mayoría de
los comics, libros o películas, cuando pueden, se ponen en el peor escenario
posible, haciendo que la civilización sea solo un recuerdo y que la vida de los
supervivientes sea más parecida a lo que se ve en los comics de The Walking
Dead que a otra opción más optimista. Esta última es mucho más rara de
encontrar, quizá porque la primera siempre resulta más sencilla que el integrar
a los zombies en una situación cotidiana. Aunque la mayoría de los casos, esta
última se queda en un descanso antes de que los zombies vuelvan a suponer una
catástrofes, pero al menos, es una variación de agradecer en un género donde
siempre es un poco difícil ofrecer novedades.
Generación Z (The Last Rezort en inglés. Porque en el título
no pueden faltar las zetas, no vaya a ser que el público se despiste) presenta
un mundo donde el virus que crea a los zombies ha sido identificado y aislado,
convirtiéndose en una de tantas pandemias que sufrió la sociedad a lo largo de
los últimos treinta años. Pero la apariencia de normalidad es tan relativa como
la derivada de una guerra: mucha gente ha perdido a sus seres queridos durante
la pandemia, el estrés post traumático es algo habitual así como los grupos de
ayuda para las víctimas. Y los refugiados, así como su asentamiento, son un
problema atendido escasamente por unas pocas organizaciones. Pero para una
empresa esto ha supuesto una manera de ganar dinero, ofreciendo una isla
poblada por muertos vivientes donde los turistas pueden desquitarse haciendo tiro
al blanco. El negocio atrae desde aficionados a los videojuegos como a gente
que ve en ello una forma de enfrentarse a sus miedos de forma segura. Después
de todo, las medidas de seguridad son suficientes para mantener a los zombies
alejados de sus clientes. Pero quizá no tanto como para evitar un fallo
informático que puede poner en peligro a todos e incluso desencadenar otra
epidemia.
Aunque el nivel de producción es bastante bueno, y en ningún momento da la impresión de ir escaso de presupuesto, las intenciones de la película recuerdan mucho a la serie B. La mayor parte de la trama transcurre en un espacio limitado, hay un numero relativamente amplio de personajes en el que hay bajas hasta quedar reducido a los protagonistas, un objetivo tan concreto como el salir de la isla en un tiempo determinado antes de que esta sea bombardeada, e incluso cierta cantidad de crítica social, pero como podía verse en la trilogía de Romero, o quizá, en Están Vivos de Carpenter o The Purge 2. Las empresas, pase lo que pase, van a esconder un negocio poco ético. Y las referencias a los refugiados y su situación son bastante reconocibles. Pero ese estilo de serie B es algo muy positivo, porque como historia, es muy rápida y concreta. Va al grano, divierte mucho y solo por el tiempo que dedican a sentar las bases de la historia despierta interés.
Incluso los personajes, son, al menos, correctos. Los
actores no destacan gran cosa y en algunos casos, se ve por ahí alguna cara
palo, pero desempeñan los papeles que les han dado de forma adecuada.
Resumiendo, hay una protagonista, un traidor, un personaje silencioso con
recursos y un amago de alivios cómicos que por suerte, acaban por no ir por ese
camino. Cuando al principio la pareja de gamers gritones parecía pedir con ganas
ser asesinados a la primera, se convierten en secundarios más tranquilos y que,
aunque no se les llegue a coger simpatía (porque no hay material bastante como
para que ninguno caiga bien), no molestan ni llegan a protagonizar situaciones
absurdas. En realidad, no se trata tanto de los personajes como de la historia
que se quiere contar con ellos. Que aunque sea ir del punto A al B, funciona
muy bien.
Al principio el trailer sirvió para que se calificara como
“un Parque jurásico con zombies”. Y sí, la película no inventa nada. Es
imposible que no se reconozca un escenario que marcó una década como el de
Spielberg, y otros elementos también se han visto antes. El disparar a los
muertos como diversión y no como supervivencia era una parte importante del desenlace
de La noche de los muertos vivientes, especialmente en el remake del 89. Hasta
los edificios abandonados que se ven, y el truco de sembrar por ahí unos
plásticos, recuerda mucho a los escenarios de Zombie 3…aunque esto último es
exagerado: primero porque era una película que provocaba risa, y después,
porque todos los edificios ruinosos se parecen. Pero, aunque vistos, se
integran bien en el guión, y dan una sensación de ser conocidos y no
originales, pero no de ser copia de algo que se haya visto.
Generación Z es una película que engaña un poco. Su
argumento hace pensar en ese parque jurásico y ponerse en lo peor, o como
mucho, en algo para ir viendo entre siesta y siesta. Lo que viene después es
una producción muy competente y divertida. Y de la que podrían aprender algunos
estrenos que llegan al cine.
Ains, y a mí que los zombis me tiran mucho para atrás. No sé, son feos, tontos... No me llaman nada. XD
ResponderEliminarA mi me pasa al revés: me encantan...Es más, creo que si tuviera que elegir tres cosas serían gaticos, zombies y el Doctor Who XD. Y me pasa como con los Mitos de Cthulhu: a lo mejor echo unos meses sin acordarme, y después encadeno sobre el tema dos o tres libros, o películas, seguidas.
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