jueves, 31 de marzo de 2016

Lecturas de la semana. Pulp antiguo y pulp moderno



La lectura siempre ha sido una afición y un entretenimiento. Y en estos casos, parece un poco raro querer buscar algo que sea sencillo, poco complicado o simplemente, que divierta. Salvo que, tras terminarse un libro de Thomas Ligotti, no viene mal buscar algo completamente opuesto: que sea movido, que sea imprevisible…vamos, lo más apartado que me venía a la mente eran las novelas pulp, sin que estas tuvieran que pertenecer necesariamente a una época o país determinado. 

 


Shiva Von Hassel. Ostfront. El doctor Von Hassel es un escritor muy poco conocido, de biografía un tanto enigmática (ha vivido en varios lugares y él mismo no duda en enriquecer sus orígenes con todo tipo de historias) y su novela ganó hace unos años el premio Molotov-Ribbentrop gracias a su narración donde mezcla una segunda guerra mundial digna de Hazañas bélicas, nigromantes, rabinos y muertos vivientes en el Frente Orienta.

En realidad esto era demasiado bueno para ser verdad, y la novela tiene una explicación tan prosaica como el ser un texto escrito a seis manos por quienes figuran como traductores y editores en la publicación original. Pero, como pasa con estas cosas donde  el sentido de lo maravilloso tiene un papel importante, mejor que quede ahí y cada uno se quede con la versión que más le guste.  Porque de esto a la historia no le falta, al atreverse a relatar el enfrentamiento entre Max Schreck y el rabino Loew durante la segunda guerra mundial, con todas las armas de las que disponen: muertos vivientes, criaturas monstruosas, homúnculos y como no podía faltar, un Golem.

El estilo es muy rápido, no da ni un minuto para crear ningún tipo de atmósfera específica ni personajes concretos..porque en realidad tampoco los necesita: al recurrir a nombres que son conocidos por el público, este tiene una idea previa de quienes son y lo que pueden hacer. Lo que da más espacio a la acción, que aquí es vertiginosa: no está terminando de relatarse una escena de batalla, o de la aparición de unos zombies, cuando al poco empieza otra. Pero en realidad, más que pulp, es una historia dieselpunk, donde se mezcla todo tipo de maquinarias con elementos fantásticos además de personajes históricos más o menos reconocibles.

El resultado, además de enloquecido, es muy divertido: no se queda en medias tintas, y lo importante es la acción, la velocidad y que cada vez salga un monstruo más impresionante. Pero, entre lo breve, y el ritmo tan acelerado, los intentos de incluir incisos donde la narración explica algo, o  donde se produce un salto temporal para explicar esta situación, resultan muy confusos. De todas formas, no pretende ser una novela extensa ni nada demasiado serio, y esta falta de ambición juega mucho en su favor: hay  novelas fantásticas de este estilo que se hacen mucho más pesadas al pretender ser más serias y más extensas de lo que deberían. Esta no es el caso. Es breve, divertida, y todo un homenaje al dieselpunk y a la suspensión de la credibilidad.

 


Jean Ray. El crucero de las sombras. Solo por las ciento setenta y algo novelitas de Harry Dickson, creo que  tengo Jean Ray para varios años. Y menos mal, porque  los relatos y novelas me los he terminado todos. Pero eso no evita que en alguna ocasión relea alguno de sus cuentos: al igual que a H. P. Lovecraft le tengo un gran cariño, y que al igual que este, aguantan, o más bien, son mejoradas por, una segunda lectura. Porque además de verlas como algo entrañable de hace años, se aprecia también toda la creatividad y aproximación muy particular al fantástico del autor.

El crucero de las sombras es una recopilación cuyos relatos no tienen ningún elemento en común. Salvo quizás, el perfil de los personajes y los escenarios: marineros en gran parte, y de moral reprochable, también en muchos casos, a los que lo sobrenatural se les presenta como una mezcla entre creencias populares, fantasmas tradicionales, e incluso elementos propios de la ciencia ficción como los seres de otras dimensiones, unos años antes de que Lovecraft planteara este tipo de terror. Muchos de estos se plantean como relatos de taberna, también escenarios muy comunes que sirven de lugar de reunión o como desenlace dramático.

Además de esta aproximación al fantástico, entre lo sobrenatural y el relato de aventuras, son estas lecturas posteriores las que aportan detalles nuevos: Ray nunca fue un escritor de estilo, sino un narrador de historias. Donde, precisamente por su afición a los ambientes portuarios o los escenarios propios del cuento de fantasmas inglés, no faltan anglicismos y germanismos en las frases, pese a que estas tuvieran un equivalente francés. Y, pese a su preferencia por resolver las tramas de una forma drástica, y tan alejada del terror como podría ser una pelea o un disparo, se nota cierta melancolía a la hora de describir las calles y barrios por las que se mueven sus personajes. Una forma de escribir muy curiosa y única, de esas que te gustan o no te gustan a primera vista. Y que en mi caso, no es la primera vez que releo. Ni tampoco será la última.

2 comentarios:

  1. No conozco a ninguno de los dos, pero a Shiva Von Hassel me parece que no me lo pierdo, eso de nigromantes y muertos vivientes suena demasiado bien xD

    Lo que no acabo de entender es por qué se considera a la literatura que entretiene como algo menor. ¡Ni que la literatura tuviera que ser aburrida!

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  2. El primero lo descubrí de casualidad en epublibre, a quien no es arriesgado mencionar en este caso porque la novela ha sido liberada y puede descargarse sin problema..Y sí, en los primeros párrafos donde cuentan como el malvado nigromante de las SS Max Schreck abre la puerta de un camión militar del que sale una horda de hambrientos muertos vivientes pensé que moría de felicidad XD.
    Jean ray es de mis favoritos, un escritor pulp europeo que en realidad, cumple la norma sobre la literatura de evasión: no busques un estilo pulido, ni grandes temas...es ante todo un narrador capaz de mezclar todo tipo de temas fantásticos y referencias mitológicas.
    (Y sí, esto de que la literatura no tiene que ser aburrida es algo que deberían tomar nota en los colegios).

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