lunes, 28 de marzo de 2016
El imperio del fuego (2002) ¿Qué pasa cuando mezclamos dragones y ciencia ficción?
Películas postapocalípticas las hay de todo. Por rebelión de las máquinas, de zombies, porque el sol se apague o que unas plantas con mala virgen aprovechen una lluvia de meteoritos que ciega a la población (así escrito suena muy a serie B, pero El día de los trífidos es una gran novela). Cualquier excusa es buena para poner la sociedad patas arriba, aunque estas suelen venir de la ciencia ficción o del terror. Algo como un dragón era más propio de la fantasía y muy alejado de este tipo de cine. Y el mezclar a los dos en una sola película parecía al menos, curioso. Y suficiente para que me faltara tiempo en su estreno para ir a por una entrada.
El imperio del fuego transcurre 20 años después de despertar el primer dragón, dormido en los subsuelos de Londres. Ahora no quedan más que unos cuantos supervivientes, de los cuales Quinn, quien fue el primero en encontrarlo siendo niño, es un bombero. Este es el nombre que le dan a aquellos encargados de proteger a las poblaciones de los dragones que se han multiplicado en la última década. Y, cuando las comunicaciones con el resto del planeta hace mucho que resultan imposibles, un grupo de mercenarios del otro continente hace su aparición de forma inesperada. pero también afortunada: estos aseguran ser capaces de acabar de una vez con los dragones.
El punto de partida es todo un reclamo que por suerte, no se queda solo en eso. Bueno, también hace falta mucha suspensión de la credibilidad par poner en marcha un argumento así, y también complicidad, así como ganas del público para entrar en el mundo de la historia. Que en realidad va rápido: entre la primera aparición de los dragones y el punto de partida transcurre muy poco metraje, pero sí el suficiente para añadir esa simpatía para entrar en una situación tan improbable. Lo importante no es el como funcionan los dragones, sino lo que hacen los personajes y como se han adaptado. Secuencias como estos haciendo vida en los restos de un castillo son todo un guiño a la tradición de la que provienen los dragones. Otras, como un teatro donde representan para los niños una versión libre de La guerra de las galaxias, o una fiesta donde escuchan rock en vinilo sirven para olvidarse un poco de un aspecto serio que para este guión, quizá no hubiera funcionado bien.
La estética es otro elemento curioso: esta es una mezcla de tonos y vestuarios típicos del cine postapocalíptico, donde abundan las prendas gastadas, indumentarias militares y tecnología de apariencia gastada que hacen pensar en una época reciente, pero que podría haber sido cualquiera de las tres últimas décadas (lo de recurrir a trasmisores de radio analógicos fue todo un acierto. Y confirma esto de que antes las cosas duraban más). Los escenarios son despoblados, muy similares a los de cualquier guión sobre guerras nucleares, junto a refugios de cemento y piedra porque..¿qué es un dragón si no tiene un castillo a mano? Y una tonalidad muy gris que se mantiene durante toda la cinta, a la que se le da una explicación muy de acuerdo con el tema de la actividad de los dragones.
El reparto, sin ser entonces estrellas de primera, sí era ya reconocible al tener cierto renombre o una carrera más que aceptable. O que lo sería en años siguientes. Christian Bale, Matthew McConaughey y Gerard Butler, antes de enseñar abdominales digitales en 300. A los anteriores todavía les quedaba lejos la trilogía del Caballero Oscuro y True Detective, y resulta curioso verlos en una producción que hoy no parece muy recordada. Pero ambos le dan un buen carácter a sus personajes. Bale, en el papel de héroe un poco más envarado, y McConaughey, con uno que ofrece más potencial a la hora de excederse un poco con los registros: un militar un poco chuleta y de vuelta de todo, a ratos más dramático aunque por desgracia, con un final de esos que parece hecho porque no saben qué hacer con el personaje. Algo que se extiende a la última parte de la película, ya metidos de lleno en las secuencias de acción, donde las luchas entre humanos y criaturas son muy atropelladas y, pese a tratarse a fin de cuentas de una historia fantástica, un poco increíbles.
El imperio del fuego es hoy una producción que no resultan demasiado memorables. Se estrenan en el cine, funcionan más o menos y se las olvida. Quizá por no ser una película redonda, sino que hay haciertos y otras partes que no funcionan demasiado. O que en su parte final, entra en el terreno de lo pasado de vueltas. Pero que, en con junto, es toda una curiosidad, una producción menos que por lo original de su idea y por alguno de sus aciertos, se acaba recordando con cariño.
En los primeros dos mil hubo unas cuantas películas de dragones, supongo que por el tema CGI. Estaba ésta, pero también 'Dragones y mazmorras' y algunas más que incluían dragones en la trama. Aunque para mí la más mítica es una de los noventa, 'Dragonheart'. Eso sí, no sé qué tal habrá envejecido, porque hace muchos años que no la veo. De 'El imperio del fuego' no recuerdo nada, pese a haberla visto en el cine. De 'Dragones y mazmorras', que también la vi en el cine, sólo recuerdo reírme por lo mala que era (pero mala, mala...).
ResponderEliminarEs cierto, a finales de los noventa hubo Dragonheart y Dragonworld. La primera era una historia de fantasía épica y tenía la curiosidad de que en España al bicho lo doblaba Paco Rabal. La otra es de dragones en la época moderna, pero ambas se quedaron hoy muy olvidadas..Y es como si en la época los productores dijeran "Tenemos dinero ¡¡Vamos a sacar dragones!!". Vitas hoy, estas dos son infinitamente mejores que esa versión de Dragones y Mazmorras con uno de los hermanos Wayans poniendo caras raras.
ResponderEliminarAhora, de ocurrírsele mezclar dragones con fin del mundo, solo conozco esta. Y la verdad que en su día me gustó mucho.
En la ¿película? de 'Dragones y mazmorras'... ¡estuvo Jeremy Irons! Lo que tuvo que sufrir el pobre xD Es verdad que la premisa de 'El imperio del fuego' es original, no me suene haber visto nada parecido, ni anterior ni posterior. Una pena que sea tan desconocida, porque es muy entretenida.
ResponderEliminar"El imperio del fuego" ya en su momento era una película de agradable clase media: con presupuesto suficiente para no ser una serie B pero con cierto freno que impedía considerarla una gran superproducción. Esa modestia creo que le sentaba bien, y mi recuerdo (ya lejano) es que era una película entretenida que no dejaba especial huella pero que por eso ahora mismo no me importaría volver a ver. Eso sí, es curioso cómo cambia nuestra estima por unos actores: en aquella época Bale me gustaba bastante (hoy, pese a aparecer en varias películas estupendas, me parece un actor antipático que abusa de ese registro de perpetua hosquedad) y a McConaughey no lo soportaba (y ahora, después de True Detective e Interstellar me parece excelente: una de dos, o ha mejorado mucho... o le tomé manía a que lo quisieran colar como el nuevo Paul Newman).
ResponderEliminarAnacrusa: es verdad, lo que tuvo que hacer el pobre hombre para pagar las facturas XD. Ahora dicen que se está pensando el volver a sacar otra película de la franquicia (probablemente, con la expectación que ha generado Warcraft entre el mismo público objetivo). Fijo que les saldrá mucho mejor aunque eso no es muy difícil...¡hasta una producción con mis gatas haciendo de paladina y hechicera le da mil vueltas a la del 2000!
ResponderEliminarJosé Miguel García de Fórmica-Corsi: es verdad, recuerdo todo finales de los noventa donde era imposible abrir cualquier revista de cine mayoritaria sin que se mencionara a McConaughey como "el próximo Paul Newman". Entonces, ni me gustaba ni me disgustaba: no me parecía de los actores más insufribles pero su filmografía no era el tipo de cine que me gustaba. Bale entonces tenía una carrera bastante más interesante. Ahora parece que se ha quedado un poco estancado en un perfil determinado mientras que el anterior se ha resarcido mucho en los últimos papeles que ha elegido.
Y El imperio del fuego, en su momento, era tal cual como la describías: tenía un presupuesto bastante holgado, pero el desparpajo y la originalidad de una película alejada de un blockbuster. Y creo que también, por esa modestia, hoy ha envejecido mucho mejor de lo que por ejemplo, lo hizo La momia.