Las películas sobre posesiones terminan cuando se expulsa al
demonio. El sacerdote gana la batalla de fé, el policía, si los hay por ahí,
descubre la existencia de lo sobrenatural, se salva a la sufrida víctima y ahí
queda la cosa si no hay secuela de por medio, y esta, u otra, es acechada por
el mismo demonio en la siguiente entrega. Lo que no cuentan es lo que pasa
mientras: ¿Cómo de incómodas pueden resultar las reuniones sociales una vez se ha
sido visto profiriendo obscenidades?
¿Alguien se acordó de solicitar la baja laboral durante la posesión? Y
sobre todo, ¿Quién se ocupa de los desperfectos y daños a terceros?
Ava´s Possessions se encarga de cubrir este espacio contando
la que sería una historia vista antes desde el final: empieza, nada menos, con
el exorcismo de la protagonista, quien fue poseída durante un mes por una
entidad demoníaca que sembró el caos por las calles y entre su familia. Por
suerte para ella, no recuerda nada de esos días, o quizá no: sus padres se
niegan a hablar del incidente, los desconocidos huyen de ella y su actuación ha
tenido consecuencias con la justicia. O bien debe ir a la cárcel, o bien
ingresar en un grupo destinado a rehabilitar víctimas de posesiones. Algo con lo que no está muy contenta, pero es
la única forma de mantener a raya a un demonio que continúa atormentándola.
Pero que, cuando no se dispone del más mínimo indicio de lo que ha pasado y una
de las obligaciones de su terapia es encontrar a quienes se cruzaron con ella
durante la posesión, tal vez no sea el peor enemigo que se encuentre. Y, como
una de sus compañeras de sesión le aconseja en un momento dado, estos pueden
ser de ayuda si se les ve como la parte oscura de uno mismo y no como un adversario.
El guión podría ser perfectamente el argumento de una
película de terror más tradicional si no fuera por el enfoque humorístico.
Aunque en realidad no se trata de una comedia, como podía serlo What we do in
the Shadows, pese a que esta también se centre en la parte más anodina de lo
sobrenatural. Más bien una comedia negra, pero con un humor mucho más sutil y soterrado. Este
proviene de plantear cómo afectarían a elementos cotidianos como las relaciones
familiares, laborales y los trámites burocráticos un elemento fantástico como
es el de las posesiones. Y, en menor medida, de enfocar esta de una manera que
recuerda mucho a las consecuencias de un proceso de desintoxicación o a una
borrachera bastante mala. Los principales momentos humorísticos se concentran
en todo lo relativo a las reuniones de la protagonista en el grupo de ayuda,
donde entre las actividades se incluyen presentarse uno mismo y su demonio,
control de la ira..o intentar salir de
una posesión por uno mismo. Algo parecido a cualquier grupo de terapia pero con
sombras menos metafóricas.
Estos aspectos cómicos son una forma de enfocar la historia
y no el fin de la misma, porque en realidad la trama gira entorno a lo sucedido
a su protagonista: por qué le ha pasado, quien puede aclarar lo que ha sucedido
durante esos días y quizá evitar un hecho posterior. Algo que resulta muy bien
planificado a través de todas las herramientas que ofrece la situación: el
motivo del personaje para seguir es, tanto la terapia, como su propia curiosidad,
y cierta cabezonería ante su familia, a la que se la caracteriza de una forma
muy opuesta a la suya. Todas las pistas pueden provenir de sus esfuerzos, o en
varias ocasiones, de símbolos y alucinaciones derivados de su condición, pero a
los que el espectador le resulta muy fácil prestar atención e ir atando cabos
(algo que quienes no solemos pillar las cosas al vuelo agradecemos mucho), e
incluso el par de giros finales resultan un cierre bastante curioso. En cambio,
la resolución de esta trama y algunos elementos que introduce no terminan de
funcionar: si bien en uno de los casos los indicios sobre un personaje, que se
va presentando como alguien que resultan un poco desagradable, sí resultan
acertados, la forma de ponerlos en marcha, no tanto. Tanto el interés
romántico, al que sacan de la segunda mitad de la película de un plumazo y no
se vuelve a saber de él, como una explicación un tanto peregrina sobre asesinos
a sueldo y galerías de arte camufladas resultan bastante absurdas, y metidas
con calzador. Incluso en una película que parte de un grupo de ayuda para
endemoniados.
Además del guión, un detalle a favor es la ambientación y la
estética: muy urbana, desvencijada y llena de neones y tonos rojos que
recuerdan mucho al noir y al cine que reflejaba las ciudades de una forma muy
violenta y poco amable. Algo también ligado a una banda sonora formada
principalmente por canciones, no orquestal, que además de resultar muy adecuada
para la historia y escenarios, me gustó lo bastante como para fijarme en ella.
Si Ava´s Possessions hubiera sido una película más seria, o
más tradicional, se habría quedado como una historia entretenida, de las que no
hay queja pero que se olvidan pronto. En cambio, su enfoque más centrado en la
preocupación por lo anodino, y también una estética algo más llamativa, pero no
bonita, hace que se convierta, además de en un argumento entretenido, en una
producción original y menos olvidable.
De todas las películas sobre posesiones que han llegado a los cines estos últimos años me quedo con 'The Atticus Institute' y 'Deliver Us From Evil', que sin ser tampoco gran cosa me entretuvieron bastante. Me apunto esta peli que reseñas, el enfoque que describes —que no sea otro'El exorcista'— me interesa.
ResponderEliminarAtticus no la conocía, Deliver us from Evil la ví y me pareció una buena película, aún sin gustarme demasiado por cuestión de intereses. Esta tiende mucho más al humor negro y a lo absurdo de una historia terrorífica en un entorno realista: lo de la protagonista apareciendo en todas las cámaras de vigilancia de la ciudad mientras comete tropelías en plena posesión es de lo más divertido.
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