Quizá fuera por el impacto que supusieron los temas y
enfoque de True Detective, o quizá porque resultaban interesantes por sí solos.
Por eso una película donde se volviera a los noventa y se trataran casos de víctimas
infantiles, cultos y ciudades con secreto resultaba igual de prometedora,
aunque recurriera de forma abierta a representar una historia de esas en las
que avisan que es “basada en hechos reales”. Algo que tratándose de una
producción de primera clase, no parecía un problema. Alejandro Amenabar dirige
a Ethan Hawke y Emma Watson con un guión de suspense y quizá algún toque
sobrenatural. Aparentemente, no podía salir mal.
Regresión recrea uno de los casos sucedidos en una pequeña
ciudad de Estados Unidos, durante una extraña ola de pánico donde, por algún
motivo, salían sectas satánicas hasta debajo de las piedras. Es a partir de la
denuncia de abusos por parte de una joven, quien su padre, alcohólico, no
parece recordar, cuando la policía comienza a emplear los servicios de un psicólogo
que, a través de distintas terapias de regresión en la familia, destapa una
realidad mucho peor. Estos parecen deberse a un culto satánico que ha operado
durante años en la casa familiar, y que el inspector encargado del caso, se
toma como algo personal. Pero, entre nuevos descubrimientos a través de los
recuerdos reprimidos de los personajes se filtran detalles un poco dudosos: el
libro escrito por la víctima de una de estas sectas es todo un best seller
entonces, y la policía no parece tener más pistas que los testimonios que los
afectados declaran bajo hipnosis.
La idea, en principio, tiene potencial si se sabe aprovechar
tanto la estética más gris de la época en la que se ambienta (1992) como los
matices del caso: lo grotesco de los testimonios y la ausencia en un principio
de pruebas físicas dan en todo momento lugar a una duda bastante razonable
sobre lo que puede suceder. Pero en realidad, nada de esto llega a aprovecharse
demasiado.
La ambientación es, como mucho, correcta: hay muchos tonos
grises, escenarios nublados y otros nocturnos, y estos mantienen un aspecto
bastante anodino y desvencijado que aporta atmósfera, pero no demasiada. Esta
no llega a resultar opresiva, sino una opción de realización adecuada, y muy
bien ejecutada, para el tipo de historia que quieren contar. No podría decirse
que es sosa, pero sí correcta, sin grandes logros.
Pero en realidad es el desarrollo de la historia el que más
sufre este estilo poco arriesgado. En todo momento da la impresión de que le
falta algo para que llegue a tener mayor interés, o que se pueda simpatizar con
los protagonistas. En el caso del inspector principal, no hay ningún motivo por
el que el personaje de Hawke se comporte así: en todo momento parece demasiado
severo y dispuesto a creerse cualquier testimonio sin una sola duda, unas
tendencias un poco paranoicas…y de golpe, cambia de opinión como de camisa para
volverse de nuevo un policía sesudo y
cabal. Su actitud desconcierta porque no hay
ningún trasfondo que pueda justificar su caracterización, ni esta se va
construyendo a medida que avanza la trama. El psicólogo que lo acompaña se
limita a hacerle terapias regresivas a todo lo que se mueva, sin que tampoco
haya una sola protesta hasta el desenlace, cuando este método se cuestiona de
forma muy inesperada. Y el papel de Emma Watson es poco menos que testimonial,
porque apenas hace otra cosa que aparecer de vez en cuando y poner cara de
pena.
Salvo por la realización profesional y el querer dar a la
historia algo más de personalidad, aunque esta queda bastante diluída, en el
fondo la historia podría ser perfectamente la de un telefilme de sobremesa en
Antena 3. Porque lo tiene todo: los hechos reales, la historia tirando a
tremendista y la resolución poco complicada. Si hubieran cambiado a los
protagonistas por actores desconocidos y le hubieran añadido al título “mortal”,
“fatal” o “letal”, no se habría notado la diferencia.
Regresión se queda como una película que parecía prometer
mucho y que se quedó en una zona muy neutra, sin más atractivo que el basarse
en ese caso real y más suspense que los giros de guión que acumulan en la última
parte de la película. Aunque, a su favor, es la cantidad de gaticos que
aparecen sin motivo aparente en varios de los escenarios. Para contar con unos
personajes sospechosos de satanismo, cuidan muy bien a sus mininos…
Estoy muy de acuerdo con lo que dices. Es como un telefilme de sobremesa de Antena 3 de gran presupuesto xD. La parte visula está muy bien, y el planteamiento inicial es atractivo, pero el desarrollo es un bluf que la convierte en una película anodina. Tampoco ayudó mucho que la vendieran como un regreso a los orígenes de Amenábar, como si fuera la nueva 'Tesis' o 'Abre los ojos'. Decpecionante.
ResponderEliminarLa principal impresión que provoca "Regresión" es que todo en ella es demasiado anodino como para dedicarle mucha atención, y de hecho confieso haber olvidado casi todo de esta película tan solo cuatro meses después de haberla vista. Es verdad que contiene elementos prometedores, aunque sea ver a Amenábar ante una trama y una atmósfera más propia de David Lynch pero sin incurrir en los delirios de este autor. Pero lo desaprovecha todo sin llegar en ningún momento a apuntar nada, y es triste que entre lo peor esté el pésimo dibujo de un protagonista interpretado por un Ethan Hawke muy adecuado para el papel. Eso sí, al contrario que otros títulos de Amenábar más irritantes, este al menos es probable que dentro de un tiempo permita que se le eche una nueva ojeada y tal vez entonces encontremos algo que ahora se nos ha escapado... entre bostezo y bostezo.
ResponderEliminarSí, tiene una estética interesante que según avanza, se diluye en un estilo más soso. Y que me pareció muy lejos de las películas de suspense que lo caracterizaron hace unos años.
ResponderEliminarJosé Miguel García de Fórmica-Corsi: el personaje de Hawke fue uno de los mayores fallos. Ni termino de entender su actitud, ni esa paranoia en aumento ni..bueno, nada de como lo intentan caracterizar. En un principio sí parece una ambientación tirando a opresiva, pero sin llegar en el surrealismo (probablemente, si la hubiera potenciado algo más, sí que sería un elemento que salvara la película). El resto, me costó muchísimo seguirla, y en más de una ocasión seguía la pantalla mientras pensaba "¿Falta mucho? ¿Falta mucho? ¿Falta mucho?". Igual en unos años parece distinta pero yo creo que no le daría otra oportunidad.